Capítulo 17

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A la memoria de mi perrito hermoso Luffy que hace ya 2 días dejo de estar con nosotros. Mi bebé de solo 3 meses... te amo. Extraño que me ladre cuando no te hacía caso por escribir.

Pov Dante.

Sus palabras me arden, no lo voy a negar. 《Repugnancia 》 , esa palabra no ha abandonado mi cabeza desde que me subí en silencio al auto para llevarla a su casa. Esta chica no es nadie para atacar mis pensamientos así. Me odio, me detesto porque aún sabiendo y escuchando de su boca el rechazo hacia la idea de un beso de mi parte, mi mente solo me hace pensar en cómo se sentirá besarla, qué tanto efecto puede causar en mi o en ella el impacto de muertos labios.

Ella va callada y mirando por la ventana del asiento del copiloto. Sus manos juegan nerviosas y de vez en cuando saca el cabello de su cara y puedo ver como sus dedos tiemblan.

Se que fui algo brusco y gilipollas hace un rato cuando le hablé. Me siento culpable porque me hace mal, muy mal cuando ella llora, cuando es más vulnerable de lo que siempre es. Me siento tan canalla como el idiota que la hizo ser la chica sin vida que es ahora. Pero aún en mi pecho se aviva esa chispa de enojo por sus palabras, por su falta de deseo.

Ya lo acepté, no es que me guste o sienta algo más por ella, es solo que la deseo joder, soy hombre, Ana es una mujer hermosa, su aura de inocencia me pone demasiado. No quiero sonar pervertido pero verla reír me prende, oírla hablar, hasta saber que respira hace estragos en mi. ¿Qué me estás haciendo Anastasia?
Pero no voy a dejar que derribe mis paredes, antes de que eso suceda, derribo yo las suyas.

Cuando llegamos la casa de sus tíos se baja del auto sin siquiera mirar al lado. Camina apresuradamente, pero mi lado rebelde y aún enojado quiere más adrenalina. Me bajo también y tiro la puerta, se que ella sabe que la sigo, sus hombros están rígidos. Puedo ver en una de sus muñecas descubiertas las marcas de las cortadas, eso me enoja más, me enoja porque por más mal que te lleve la vida, prescindir de ella nunca es una opción.

Me atrevo a voltearla.

— Dejame en paz Dan...

Pero jamás termina. Hago lo que he querido hacer desde aquella tarde en que irrumpió en el baño de hombres de Karel's. Luego de verla en ese vestido ridículamente sexy la noche en la que fuimos de antro. Cuando pude apreciar su cuerpo desnudo mientras tuve que retirar la prenda de ropa, juré que la vi con inocencia puesto que estaba inconsciente, pero no nos engañemos, mi lado de chico estaba ahí, apreciando y memorizando cada curva, cada detalle, y fue lo peor que pude hacer. Se quedó grabada en mi mente jodiendomela y haciéndome adicto a su presencia. Verla dormir en mi cama es algo que guardo como un recuerdo preciado, parecía un verdadero angel, me sentí un maldito demonio indigno para una alma tan pura, lo confieso, esa noche no dormí, era más importante apreciar su inocencia que malgastar ese instante en unas horas de sueño.

Sus labios me hacen borrar todo el historial de otros que han estado en su lugar. Ahora sí le doy sentido a la frase "los caballeros no tienen memoria", lo afirmo y re afirmo, después de este beso, no queda pizca de otras memorias en mi mente. No quiero recordar, tampoco creo que pueda.  Me siento como cuando tenía 12 años y moría por besar a la mucama de mi padre, mis jodidas fantasías sexuales de la adolescencia fue por esa mujer, pero cada imagen que creaba mi mente joven jamás podrá ser comparadas por las que estoy pensando ahora, lo único que veo a través de mis ojos, son las llaves al paraíso.

No quiero dejarla de besar nunca. La acerco más a mi, demando más, tomo más partida, me burlo de sus labios, de su boca, mi lengua hace estragos. Ella me da acceso, no se rehúsa, se está entregando.

La nueva Anastasia Collins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora