capítulo 31

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Pov Dante

Lo tenemos, joder, lo tenemos. Donald Mateo True está en nuestras manos, estamos un paso más cerca de la mafia rusa.
Llegamos a la oficina, el personal está de aquí para allá, con papeles en mano. Y si, en la noche de navidad la oficina sigue funcionando, además, estadísticamente en los días festivos es cuando más delitos se llegan a cometer.

— Dante — se acerca Daria — Lo voy a interrogar yo. — me detengo en seco. La miro.

—¿Estás loca? A penas llegaste ayer y ya quieres adueñarte de casos y dar órdenes aquí.

— Yo dirigí la exitosa captura mientras tú jugabas a la familia feliz con tus amigos y la frívola de tu novia en tu departamento.  — me dice con enojo y alzando la voz.

— Eso no es asunto tuyo Daria. Esta es mi oficina, todos aquí están bajo mis órdenes, si yo digo que no, métete en la puta cabeza que es ¡No!

Me mira y puedo notar la rabia contrayéndose en su rostro. Muerde su labio inferior por la frustración y luego se toma de los cabellos.
Le doy la espalda y camino junto a Mateo y Flavio hacia el salón de interrogatorios. Cecilia nos guía hacia la sala N⁰ 16. Nos detenemos ante las puertas de hierro donde dos oficiales custodian.

— Entraré solo.

— Ni loco te dejo a solas con ese hombre. — me contesta de inmediato Flavio.

— Puedo manejarlo. — le digo viéndolo directamente a los ojos.

— Si claro. Dante, este tipo no va a querer colaborar. Nadie mejor que él conoce los métodos que utilizan los rusos con los traidores. Te conozco, vas a perder los papeles. — me agarra de los hombros.

— Flavio yo...

— Entrará contigo Dante.— demanda Mateo.

Me quejo pero no tengo de otra, no me dejarán entrar solo. Le hago señas a uno de los oficiales y abre la puerta para nosotros. Entramos Flavio y yo, Mateo se encamina a la cabina de la sala del espejo donde observará todo el interrogatorio.

Ahí está él. La forma chulesca y despreocupada en la que está sentado ya me cabrea de entrada. Tamborea con los dedos sobre la mesa ignorando las esposas que las inmovilizan. Nos ignora todo el rato y aparece una sonrisa burlona en sus labios cuando me siento frente a él.
Flavio me entrega los papeles de la ficha del detenido.

— Donald Mateo True. — leo su nombre y sonrío — Llevas el nombre de mi amigo— ironía. — Bien Donald, nos diste trabajo compañero.

Lo miro a la cara y él me está observando detalladamente.

— No, no me culpe por su incompetencia agente.— su comentario me molesta. Flavio aprieta mi hombro para tranquilizarme.

— Muy gracioso. — subo mis pies sobre la mesa y me relajo, aunque en el fondo no lo estoy. 

—No entiendo qué hago aquí — y tiene el descaro. — ¿Bajo qué acusación me retienen? Es algo que aún no tengo claro.

— Veamos si esto te aclara la mente. — lanzo los papeles sobre la mesa y me siento derecho. — Tráfico y venta ilegal de drogas, posesión de armas de alto riesgo en zonas pobladas, manicheo directo con la mafia rusa. Por ahora, solo de eso se te acusa.

— Pruebas sustentables no tienen, solo suposiciones. — se burla.

— Uno de tus hombres te delató, que por cierto, algo más para tu lista, el asesinato de Hugo Cass.

—¿Quién es ese? — aprieto los puños.

— El chico de 18 años que mandaste a acuchillar. ¿Me vas a decir que no sabes?

La nueva Anastasia Collins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora