Capítulo 23

1.4K 143 17
                                    

Pov Anastasia.

No puedo creer que Dante se comportara de esa manera, es que, ¿qué diablos hace aquí? Luego de echarme de esa forma tan horrible, ¿tiene el descaro de acercarse a mi y peor aún, ser un completo idiota? Estoy enojada, enserio muy enojada.
AAAARRCHHH , quiero tanto golpearlo. No voy a negar que fui algo tonta e inmadura siguiéndole el juego a ese chico del trago, pero, bien, no sé por qué lo hice.

《Querías darle celos》

¿Celos? No, solo quería que me dejara en paz.

《Mientete que te gusta , porque a mi no me engañas en lo absoluto》

Conciencia, vas ahora mismo en mood: off.

Entro a un salón que desconozco que es. Este club es demasiado grande. Huir de Dante y de los ojos de cada chico al cual le pasaba por el lado, es algo difícil, así que no tenía muchas opciones a no ser entrar en la primera puerta que vi. Me siento algo incómoda en este traje de baño, Irina siempre logra corromper mi mente, aunque tengo que aceptar que Araceli tuvo gran culpa esta vez.
El aire acondicionado del salón pone mi piel de gallina, Dios. Escucho a lo lejos a las personas gritando eufóricas siempre que el equipo de Houston anota. Bien, acepté venir acá porque mis amigas insistieron, solo estarán aquí hasta el martes. Cuando supe que vendrían mi corazón casi se sale, estamos todas juntas una vez más, esto es tan increíble.

Tomo asiento en un sillón de cuero marrón, mi corazón sigue desvocado. Al final tengo que aceptar que mi conciencia tiene razón todo el rato, me estoy engañando. Verlo aquí me puso nerviosa, tenerlo cerca me puso aún más nerviosa. Él, Dios, él es tan guapo, tan, él. Me molesta la forma en la que quise saltar sobre él y que me besara, fue difícil querer ser indiferente cuando me gusta que esté cerca. Cierro los ojos y me recuesto en el mueble. Pero, a mi mente solo llega una persona.

—¿pensabas esconderte aquí? — me sobresalto al escuchar su voz. Me siento derecha.

—La idea era alejarme de ti — digo con mal humor. Él se ríe. — Siempre ves lo gracioso donde no lo hay.

— Es que... — se tira a mi lado en el sillón,  salto involuntariamente por su peso, y como la idiota que soy me sostengo de su antebrazo. — Es divertido verte enojada. No sabía que eso podría llegar a ser un hobbie.

— ¿Estas diciendo que te gusta hacerme enojar? — esto es inaudito. Imbecil.

—Realemte, lo que me gusta es lo hermosa que te ves enojada. — me guiña el ojo.

Luego de un silencio prolongado, donde estábamos en una guerra de miradas, la cual no tenía planeada perder, pero, teniendo en cuenta la forma en la que me mira y como sus ojos comenzaban a bajar al escote de mi traje de baño, pues, me vi en la penosa necesidad de hablar.

— Estás loco ¿sabes? — como siempre, lo encontró divertido. — Desde que nos conocemos solo sabes despistarme, no te entiendo Dante, te lo juro. — vuelvo a recostarme. Ya no me importa la manera en la que está recorriendo todo mi cuerpo, de hecho, para que mentirme, me gusta.

— ¿Qué es lo que no entiendes de mi Anastasia?— su mirada en mi rostro es intensa. 

— Cuando nos conocimos, solo me ignorabas, cuando me hablabas era para intimidarme...

— No te intimidaba por Dios.

— Claro que si. — rebato. — Siempre que me hablabas era para hacerme creer que me analizaba como si yo fuera sospechosa de algo, o simplemente  me decías cosas feas — ¿por qué me molestaba como me trataba?

— Bueno, sinceramente si era algo brusco contigo. — me sorprendo cuando lo admite.

—¿Lo estas aceptando? ¿Así sin más? — lo miro directamente a los ojos. Él me sonríe.

La nueva Anastasia Collins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora