Capitulo 8

1.5K 177 29
                                    

Pov Dante

Mi cabeza quiere estallar. 16 putos muertos y 11 heridos, esto no puede estar pasando. Este definitivamente no ha sido el mejor mes de trabajo. Son casos y más casos y muchas incógnitas. ¿Qué la gente no tiene algo mejor que hacer que joderle la vida a los demás? Amo mi trabajo, enserio, pero simplemente no me cabe en la cabeza como las personas pueden ser así de crueles.

— Señor — es Mateo. Lo miro para que prosiga. — Encontramos un cadáver en el edificio del frente del antro. Según testigos los disparos llegaban justo de ahí. Parece que el tipo se suicidó luego de intentar acabar con toda la fila de entrada. — la sangre hierve en mis venas.

— ¿Se conoce algo de él? — mi voz sale fría.

— Antonio Laso, 27 años, origen mexicano. Llevaba cerca de 6 años residiendo en el país. Su familia vive en México, solo su padre vivía acá en Houston pero murió hace un año de un coma alcohólico. — me explica mostrándome el informe en la tableta que le enviaron de las oficinas. Nuestro equipo realmente es rápido.

— ¿Por qué se suicidó? — pregunto con cansancio.

— Bueno, las causas se desconocen. Según Flavio puede ser un tipo de homofobia producto a homosexualidad reprimida. El chico odiaba a los gays. Según sus vecinos siempre maltrataba a un chico del edificio por ser homosexual, pero se especula que mantenían secretamente una relación y pues, se dio a la luz.

— Maldito cobarde. — gruño.

— Y para su suerte o mala, viví justo frente de un antro gay. La rabia pudo con él — me dice.

—Maldito hijo de puta — lanzo una patada al aire — Acabó con la vida de 16 personas. Tenemos 11 heridos y 4 de ellos reportados de grave.

— Calmate Dante — ahora me está hablando Mateo el amigo y no el agente.

— Sabes que no puedo. Tengo la cabeza a punto de reventar con tantos problemas. ¿QUÉ MIERDA LE IMPORTABA A ESE TIPO LA VIDA DE ESAS PERSONAS? —grito.

— Solo era un marica reprimido. El machismo no lo dejaba ver más allá de eso — Mateo tiene razón, pero joder, la vida de 16 personas perdidas.

— Chicos — se acerca Flavio — Óscar llamó, le hablaron del hospital, hubieron dos muertos más — lo que faltaba.

La rabia burbujea en mi. Golpeo el capó del auto con fuerza. Golpe tras golpe.

—¡Ya Dante, ya! — Mateo me sostiene. — No hay nada que hacer.

Realmente a veces pienso que soy algo débil en mi trabajo. Todos los casos me afectan directamente y eso está mal. Tengo que ser frío, no dejarme llevar por mis emociones, pero es difícil.

Observo a mi alrededor, estamos justo en la calle, hay sangre por todos lados a la entrada del antro. Cuerpos envueltos en bolsas negras, los peritos haciendo su trabajo, mi equipo en función de recopilar todas las pruebas y evidencias que nos regala la escena del crimen. Pero ¿de qué vale todo? Ese bastardo se mató, no habrá justicia para esas personas. Cuanto hubiera querido tener el placer de hacerle pagar por su acto macabro y retorcido. Me importa un carajo si va en contra de las reglas, no me rijo por pautas para controlar mi temperamento. Soy un hombre de acción, emocional, mi cuerpo responde antes que mi mente.

A veces me pregunto, ¿cómo con tan solo 25 años puedo provocar que los criminales más peligrosos de mi ciudad bajen la cabeza ante mi? Eso me demuestra que escogí el trabajo correcto, amo lo que hago, aunque cada día el chico joven que soy, se convierte en un hombre calculador y sin corazón.

La nueva Anastasia Collins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora