capítulo 43

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Pov Anastasia

— Despierta Aihnoa. Ey, bebé — escucho a Brandon mientras acaricia mi brazo con suavidad. Abro los ojos. — Hola hermosa.

Me sonríe tan tranquilamente que puedo asegurar que verlo comportarse así me puede llega incluso a asustar mucho más que en uno de sus ataques.
Intento moverme cuando me doy cuenta que estoy acostada sobre una cama. Mis manos y piernas atadas a a las extremidades de la cama y mi boca amordazada. Me desespero y me retuerzo.

— Ey, ey, con calma que te haces daño princesa. — acaricia mi frente. Está sentado a mi lado.

Su vista va bajando a mi cuerpo, un extraño escalofrío me recorre cuando mis ojos siguen el camino de su mirada. Pánico se instala en mi vientre y puedo jurar que estoy temblando. Estoy en ropa interior y su enferma mirada me dice lo que quiere. Si no tuviera a mi bebé dentro de mi, si no tuviera en realidad nada a lo que aferrarme, buscaría una vía para acabar de una vez con mi vida. Lo siento por mis padres ya que una vez les prometí que jamás volvería a tener pensamientos así o siquiera volver a atentar contra mi vida, pero justo ahora, es la única solución que está a la mano para acabar con toda esta espantosa situación.
Libera mi boca y sonríe.

— ¿Qué me hiciste? — pregunto con miedo.

— Aún no hemos echo nada. Aunque no lo creas tengo un poco de dignidad, si te voy a follar quiero que estés conciente.

Comienzo a llorar. Quiero suplicar pero se que será en vano.

— Brandon, no lo hagas.

— Sssshhh. Lo estoy haciendo por ti, por tu bien. Ok, estás embarazada, pero, hagamos que ese bebé sea mío. — ¡Dios Santo! Está mal de la cabeza. — Te haré mía para que ese niño me pertenezca.

— Él ya tiene un padre. — demando.

—Si, un padre que dentro de poco estará muerto y dejará de existir. Dios, cuanto odio a ese imbecil. Enserio Aihnoa, ¿qué le ves?

—¿Enserio me preguntas eso? — creo que no debí decir eso. Su cara se contrae de enojo.

—¿Me quieres provocar cierto? Maldita zorra.

Se pone de pie y se aleja de mi.

—¿A dónde vas? — pregunto enseguida. No quiero que me deje aquí así.

— Tranquila mi amor. — sonríe con emoción. — No te asustes, no voy a ninguna parte. Solo haré un ambiente más romántico para los dos.

Desaparece tras unas puertas. Mis ojos duelen ya de tanto llorar. Me comienzo a mover y a forzar los amarres para intentar salir de ellos. Odio mi vida, odio todo lo que me ha tocado vivir enserio. Si hubiera sabido que por unos momentos de felicidad que he tenido me iba a tocar sufrir tanto para compensar, jamás hubiera aceptado ser feliz, de hecho, jamás hubiera aceptado nacer.

Ha pasado un tiempo, estoy sintiendo frío. Tengo hambre y sed, necesito hacer pis, son tantas cosas que me siento demasiado incómoda. La tarde va llegando. No tengo noción del tiempo, pero deben de ser cerca de las 4:00 pm. Hay tanta tranquilidad en este lugar desde que Brandon abandonó la habitación, que por un momento puedo cerrar los ojos y pensar.
Pienso en mi familia, ¿estarán preocupados por mi? Es obvio. Mis amigas, mis tíos, no quiero que se sientan culpables, es cierto que estaba viviendo con ellos pero no son responsables por mi, soy mayor de edad y además, ellos no tienen culpa que mi ex novio se haya creído el cuento de que vivieron felices por siempre y comieron perdices. Puta ironía, desde niña soñaba con mi príncipe azul, cuando comencé a salir con Brandon creí que él sería ese príncipe, solo que el mío me salió azul celeste, de esos que se destiñen y pierden color una vez que los lavas. Mi relación fue un anuncio de televisión. Me dejé llevar por la imagen editada y perfecta que nos muestran, y el producto era completamente lo opuesto a lo que esperaba, menudo fiasco me he llevado.

La nueva Anastasia Collins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora