Capítulo 24

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Pov Anastasia.

Es sábado en la mañana, estamos todas desayunando, la tía nos preparó una deliciosa jalea de fresa para comer con pan tostado. Nos preparamos desde bien temprano, hoy iremos al gym, mis amigas practican mucho deporte, cosa que dejé de hacer luego de renunciar a mis sueños de ser bailarina. Irina se unió a nosotras puesto que propuso ir al gym donde van los chicos, le avisó a Flavio, como siempre hace y nos está esperando junto a Dani y Mateo. Óscar y Dante están en el trabajo. No voy a negar que, si, quería verlo, pero, comprendo que en estos momentos su trabajo es su prioridad, además, no tengo ni idea de como actuar cerca de él.

— Vamos Irina, termina con tu café — le pide Estefany mientras realiza unos ejercicios de estiramiento. El tío Ronald la ve mientras bebe de su propia tasa y lee el periódico, siempre ha dicho que mis amigas están locas. Será que no conoce la hija que tiene.

— Mmmm, ya va, necesito tener energías. Flavio dijo que me haría sudar. — el tío escupe su café y todas damos gritos ahogados. Araceli rompe a carcajadas igual que la tia Antonella. — Papá,  ¿qué te ocurre?

— Me parece que no son comentarios cómodos para un padre Irina. — le dice mientras limpia el desorden que ocasionó.

— A ver papá, no dije nada malo. Es obvio que si vamos al gimnasio voy a sudar. — se encoje de hombros. — Además, no soy virgen, y eso ya deberías saberlo por Dios.

Mi tío está rojo como tomate, las chicas ríen, Emy e Irina chocan los cinco, y mi tía, bueno, ella solo ríe a carcajadas y niega con la cabeza en dirección a su princesa. Según he escuchado, Irina es la fiel copia de su madre, no solo físicamente, también en carácter, son como dos gotas de agua, en fin, no sé de qué se queja el tío.

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— Ana. — me llama Emy — Joder, no me gusta llamarte así. Amo tu nombre real.

— Habla bajo, por lo que más quieras — observo a los lados, gracias a Dios Mateo está muy ocupado derritiendo a mi amiga mientras carga pesas, y Flavio les da unas clases de gimnasia a Dani, Estefa y su novia.

— Perdona. Ok, ¿recuerdas los ejercicios de calentamiento? — cómo olvidarlos, los hacía a diario.

— claro — sonrío.

— Hagámoslo.

Así comenzamos con ejercicios de estiramiento y flexibilidad. Relajación de los músculos, entonces, mi mente viaja. Llego a esos tiempos en los que pasábamos horas en el salón de baile de la casa de Estefany ensayando, calentando, aprendiendo. Amábamos bailar todas juntas, Araceli siempre fue buena creando coreografías, le encantaba lo sincronizadas que llegábamos a ser, pero ya son tiempos pasados.
Me sujeto de una barra y Emy me ayuda a elevar mi pie en línea recta hasta posicionarlo junto al lateral de mi cabeza. Duele un poco por la falta de práctica, pero aún lo tengo.

— Sigues igual de flexible. — me dice con orgullo.

— Si, pues, lo que bien se aprende nunca se olvida. O al menos eso dicen.

— Wow — se acerca Dani — Ojalá yo pudiera hacer eso. — realmente se ve asombrada.

— Era de las mejores de la clase. — le comenta mi amiga mientras me observa repetir el ejercicio una y otra vez. Estoy en puntillas de pie, duele, las zapatillas deportivas que traigo no ayudan, y la lesión de mis tobillos dejó secuelas, pero aun así, sigo intentando.

— Que cool saber bailar. Yo no sé – Daniela hace un puchero. — Cuando era pequeña y viajamos a Argentina, Dante y yo tomamos clases de tango, pero jamás se me dio. Dante si, ese idiota no hay nada que no pueda hacer bien  — imaginar a Dante bailando tango me hace sucumbir al pecado, eso sería, muy sexi.

La nueva Anastasia Collins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora