Capítulo 20

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Pov Anastasia

Es embriagador su aroma, cada rincón, espacio, partícula de aire, todo lo que se encierra en esta habitación, es como tenerlo a él ahora, justo aquí, frente a mi. Está en penumbras, pero la oscuridad me abraza y me siento en casa. Soy curiosa, camino y mis manos tocan, explorando, tratando de conocer mucho más sobre él. Perfecto orden deleitan mis pupilas, la moderna decoración regala a la vista placer y sofisticación.

Me acerco a la cama, hoy vestida por sábanas negras y me siento sobre ella. Demasiado cómoda, ¿cómo sería dormir en ella entre sus brazos? Pensar en eso me hace ser pícara, mis dedos tocan mis labios al recordar el último beso que les fue concebido.

Flashback

— No soy un hombre que se abra fácilmente Anastasia.— su pesada respiración cae sobre mis labios mientras nuestras frentes permanecen unidas — Sentir para mi está sobrevalorado, pero, tampoco soy ciego, sé perfectamente que entre nosotros hay una fuerte atracción.

— Dante... — suspiro y cierro mis ojos.

— Nuestros polos se atraen involuntariamente. Tal vez para todos, a simple vista se repelen, pero esta conexión demuestra lo contrario.

Si no supiera de física justo en este momento estaría completamente perdida, sin saber a que se refiere, pero la referencia que usa en sus palabras me hacen sonreír a sabiendas.

— Nunca pensé que sintieras la mínima atracción por mi. — confieso.

— Hay que ser de piedra o asintomático para no sentir nada por ti Anastasia. Eres el puto sueño de cualquier mortal.

Sus palabras le dan un cálido abrazo a mi autoestima aún en recuperación. Que un hombre tan cerrado y calculador como Dante, sea capaz de ver esas cosas en ti y expresarlas, es un fuerte choque de energía que estimula hasta a el peor de los moribundos.

— Creo que creeré en tus palabras — Digo riendo. Él aparta el cabello de mi rostro.

—Serías muy tonta si no lo hicieras así. — Ríe él. Ve mis labios y lame los suyos. —Justo ahora tengo un enorme problema. — me pongo rígida. ¿Le pasará algo con su herida?

— ¿Te sientes mal? ¿Quieres que llame a una enfermera? — intento alejarme, pero él me acerca aún mas, nuestros pechos presionados.

—El único problema que me atormenta justo ahora, es que no quiero hacer nada mas que besarte.

Y lo hace, lo hacemos. Les juro que esto se siente increíble. Me da miedo el explote de sensaciones y emociones que sufre mi cuerpo siempre que él está cerca, y peor aún, es evidente la muerte de neuronas en mi cuando Dante me besa. No pienso claramente, solo es mi cuerpo material el que está aquí, mi espíritu se libera de mi carne y yace en el alma de este hombre.
Seguimos el beso, cada vez más apasionante, más exigente. Estamos de pie, en un movimiento rápido estoy contra la pared del cuarto de hospital y el enorme cuerpo de Dante presionando el mío. Sus manos aprietan mis caderas mientras mis dedos se deleitan con su musculosa espalda desnuda. La sensualidad del juego burlón de nuestros labios me está poniendo, y mucho, olvidaba lo que se sentia desear a alguien.

Llamenme tonta, pero agradezco al señor el momento en el que la puerta de la habitación se abre abruptamente.

—Anastasia todos estamos esperan... — las palabras de Mateo se quedan en el aire cuando Dante y yo nos separamos de golpe. Sus ojos se ven perdidos, se alternan de uno al otro hasta que en sus labios dibujan una sonrisa. —Espero no interrumpir nada — Dante pone los ojos en blanco.

—Eres muy oportuno. — Ese fue Dante siendo sarcástico. Retengo las ganas de reír. Él se aleja y ya mi cuerpo extraña la sensación.

— Estamos esperando por la señorita acá presente. Digo, a no ser que cambiaras de opinión y si deseas compañía esta noche — Su voz es sugerente, mis mejillas se tornan color rosa, sé perfectamente a qué se refiere.

La nueva Anastasia Collins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora