Me desperté el sábado por la mañana a causa de un rayo solar que entró sin permiso por la ventana. Me giré sobre mí propio cuerpo y miré la hora en el reloj de la habitación. Eran las nueve de la mañana y estaba totalmente seguro de que si intentaba volverme a dormir, el sueño no aparecería. Así que no tuve más opción que levantarme de la cama a duras penas y dirigirme a la cocina con el fin de empezar la mañana con un desayuno que hiciera valer totalmente la madrugada.
Y así fue, me senté en la mesa de la cocina con una taza blanca en mis manos llena de café y la mirada fija en la casa del frente. Casa que le pertenecía a mí mejor amigo. Mejor amigo con el que no había hablado hacía dos días y había visto ayer en la feria. Feria a dónde había ido con Ophelia y nos habíamos encontrado con Changbin. Changbin quien es abiertamente gay.
Pasé las manos frustrado por mí rostro y dirigí la mirada a la ventana de Hyunjin, desde la cocina solo se veía el borde de ella ya que daba al costado de la casa y a un enorme patio verde. Pero aún así, mí mirada no estaba ahí porque el patio era bonito; estaba ahí porque el cuerpo de Hyunjin estaba saliendo lentamente por la ventana con un abrigo en sus manos y un pequeño gorro marrón en la cabeza.
Se veía cansado, como si hubiese pasado la noche entre pensamientos y no entre sábanas. Y quizás así había sido, realmente poco sabia sobre él últimamente.
Y creo que esa fue la razón por la que tomé la taza, la dejé en la bacha de la cocina, tomé el primer abrigo que encontré en el camino y salí rápidamente de casa sintiendo una fría brisa golpearme el cuerpo. Si, había un sol espléndido en el cielo, pero el aire soplaba más fuerte.
Me coloqué el abrigo con la mirada puesta en el Hyunjin que cruzaba la valla que separaba su terreno con el del vecino. Donde, cabía recalcar, no había ninguna casa sino un simple campo abandonado y descuidado.
Me acerqué a la valla y, colocando un pie en la madera, la cruze de la misma forma que HyunJin lo había hecho segundos antes.Una enorme colina se encontraba a menos de un kilómetro de distancia y Hyunjin ya estaba caminando hacia ella. Yo le seguí por detrás en completo silencio y procurando no llamar la atención. Lo último que quería era que HyunJin se enojara por estarlo siguiendo, aunque, lógicamente, es exactamente lo que estaba haciendo.
Hyunjin se detuvo un segundo a recoger una flor blanca del suelo y sacando uno por uno sus pétalos, continúo caminando colina arriba hasta llegar al final del terreno y cruzando la otra valla marrón. Ahora se encontraba en terreno público y sin dominio. Lugar que muy pocas veces había visitado.
Le seguí, haciendo exactamente lo mismo que el, pero salteandome la parte donde recogía una flor.Hyunjin se detuvo justo donde un enorme Arce hacía presencia. Tenía las ramas expandidas por todos lados, se veía demasiado antiguo y grande. Las hojas estaban teñidas en un tono entre rojo y naranja y la mayoría caía en el suelo incluso si era primavera. Hyunjin se acercó lentamente al árbol y se sentó en la parte de abajo de este completamente concentrado en sacar el libro que llevaba bajo el brazo y comenzando a leerlo sin notar siquiera la presencia mía a solo metros de el.
Me acerqué lentamente por detrás, asomandome y tratando de leer lo que tenía en manos pero apenas intenté asomar la cabeza para mirar, una hoja del suelo crujió delatando mí espiada y dejando en evidencia mí molesto seguimiento al pelinegro.
Hyunjin se dió la vuelta completamente asustado, al fin y al cabo, como dije una vez, el era muy asustadizo. Una media sonrisa pareció en mí rostro a medida que HyunJin cambiaba su cara de sorpresa a una llena de confusión.
—¿Pecas? ¿Me seguiste? —Su rostro se veía demasiado indignado como si aquello fuera un insulto. Una mueca se escapó de mis labios y tomé asiento justo a su lado, apoyando la cabeza en el tronco del árbol y mirando las hojas esparcidas en el suelo.
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Con amor, un Homofobico - [Hyunlix] [✓]
FanfictionFelix y Hyunjin crecieron juntos, su amistad abarcaba fronteras enteras y su supuesta rivalidad en todos los temas de la vida, los llevaron a tomar las diferencias como una necesidad del polo opuesto. Pero eran tan solo unos niños conociendo el mun...