XXVIII

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×HYUNJIN×

Solté los tallos de las flores sin pétalos y los tiré en la tierra seca. Había jurado no volver a arrancarlas del césped, pero por alguna razón, había agarrado un hábito de destrucción solo para dejar ir con aquellos pétalos mis más profundos deseos. Cómo si fueran a cumplirse, como si aún fuera ese niño que cree en la magia.

Apoyé mí espalda en el tronco del Arce, miré el paisaje unos segundos más antes de dirigirme a las oscuridades de mí cuarto y volver a perderme entre mis sábanas. Bajé la colina con cierta libertad de tiempo, aprovechando cada paso que hacía para despejar la mente y decirme a mí mismo que estaba bien, que poco a poco podría avanzar. Podría quererme de nuevo.

Abrí la ventana de mí habitación, viendo la bicicleta tirada a un costado. Un recuerdo vagó por mí mente, las tardes donde esa bicicleta estaba en la entrada al río y lo primero que pensé fue que hacía semanas no iba a pasar un rato a ese lugar. Pronto lo haría, necesitaba un poco de la calma que me daba ese lugar.

Entré a mí habitación en silencio, tirandome en mí cama a ver el simple techo que decoraba la parte superior de mí cuarto. Miré cada esquina y pensé que en unos minutos mis padres me llamarían a comer y yo tendría que aceptar que el día ya había acabado.

Me senté en mí cama, apoyando mis manos en mis piernas y estirando mí cuello, pero mí mirada se detuvo a la mitad cuando un sobre de papel se cayó al suelo por el fuerte viento que entró por la ventana. Me levanté de mí lugar con dirección a la abertura y cerré ambas ventanas para dejar la habitación en completo silencio y oscuridad. Me acerqué al interrumptor y encendí la luz para luego agacharme debajo de la cama y tomar el sobre.

Lo inspeccioné por afuera, supuse que era algo de mis padres o alguna otra cosa sin sentido. La abrí con cuidado, procurando no romper mucho la envoltura, me gustaba demasiado como para romperla. Adentro había una carta escrita a mano y que estaba doblada en varios lados.

La abrí, mí corazón se detuvo cuando el aroma que desprendió invadió mis pulmones y sentí cada parte de mí cuerpo tensarse al reconocer esa prolija letra. Abrí la boca para soltar un suspiro y mis manos comenzaron a temblar. ¿Felix?

Aparte la carta de mí vista en cuanto leí la primera frase "Estoy perdido". No sé si estaba listo para leer eso, ni siquiera sabía cómo había llegado a mí habitación o si eso arruinaría todo lo que había estado construyendo está última semana. No quería caer, no de nuevo.
Respiré hondo, cerré los ojos y apreté la carta contra mí pecho, necesitaba mentalizarme o acabaría llorando en el baño una vez más y no, no lo haría cuando me lo había jurado a mí mismo.

Acerqué la carta a mí vista y comencé a leerla en voz baja. Cada palabra golpeaba mí pecho y hacia eco en su llegada. Una tinta invisible escribía las frases en mí cabeza y cada punto era la respiración perfecta para dejarme invadir de dolor y ganas de llorar.
Las lágrimas no tardaron en llegar, caían en las mangas de mis brazos, no iba a dejar que la carta se viera afectada. Tuve que hacer varias pausas solo para calmar mí llanto y mis manos se cerraban de golpe con enojo. Mí boca tembló y cada parte de mí cuerpo dejó de responder a mí cabeza, estaba completamente invadido de dolor y por alguna razón, saber que Felix estaba sintiendo cosas por mí, no causaba lo que creí. Estaba emocionado y malditamente roto por eso, porque sabía que incluso si el lo aceptaba en esta carta, era probable que en voz alta jamás me lo dijera.

Se llamaba a si mismo cobarde y tenía razón, pero no podía juzgarlo, había odiado a la gente asi toda su vida y debía ser muy duro ahora tener que aceptar que formaba parte de todo ese odio. Felix había abierto los ojos, pero mí corazón se estaba partiendo en dos. Dije que no lloraría por el, pero viene y me escribe está maldita carta para volver a romperme en ocho pedazos.

Con amor, un Homofobico - [Hyunlix] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora