Con amor, un Homofobico - [Hyunlix] [✓]

XIII

El dolor en mí cabeza era la mayor prueba de que la noche anterior no fue la mejor del año. Que los errores me perseguirán hasta el día en el que me encuentre bajo tierra mientras miles de gusanos comen mí cuerpo y mí alma descansa intranquila en el infierno. Bueno, el dolor y los horribles recuerdos que desbordaban de mí mente.

Me senté en la cama apoyando mis manos a los costados y mirando un punto fijo de la habitación. En mí cabeza estaba repasando mentalmente cada uno de los sucesos de la noche anterior, paso por paso, recuerdo por recuerdo.

Empecé cuando apenas llegamos, hasta ahí iba todo bien. Recuerdo haber buscado a Ophelia pero no la encontré. Hyunjin y yo fuimos hasta la mesa con los demás miembros del grupo, Jisung aún no me miraba y parecía haber bebido demasiado. Hyunjin ya se encontraba algo incómodo rodeado de tanta gente pero no parecía querer demostrarlo mucho. ¿Porque me fijé tanto en eso?

Mí cabeza vagó un poco más, Mínho baila con una chica rubia, Jisung se levanta de la mesa y se acerca a un grupo de chicas totalmente borracho, Mínho vuelve a la mesa. ¿Porque su rostro se ve...? Mínho se levanta, camina hasta el castaño totalmente decidido y firme, toma el rostro de Jisung entre sus manos y...

-Mierda. -Me levanté de la cama tapando mí boca con mis manos y recordando con detalle como no podía quitar la mirada de Mínho y Jisung.

Por supuesto que recordaría eso, aún ni siquiera había tomado una sola gota de alcohol y fue ahí donde inicio el problema.
Recorrí la habitación para ayudar a mí cerebro a seguir recordando.

Me acerqué a la barra, empecé a tomar. Todo se vuelve algo borroso realmente no sabia muy bien que ocurrió en ese periodo de tiempo pero luego me encuentré en mis recuerdos bailando con Ophelia. Bueno, al final si la encontré. Mis manos tomaron su cintura, la atraje a mí cuerpo y, por alguna razón, alejo mí rostro para evitar que me bese.

-¿Felix, que carajos contigo? -Me pregunté a mí mismo en voz alta, esperando que el Felix de la noche anterior me diera las respuestas que me faltaban.

Pasé mis manos por mí rostro totalmente frustrado siguiendo con mí análisis. Pero me detuve de golpe cuando mis pies me detuvieron en la ventana de mí cuarto que da directo a la casa de Hyunjin. Mis ojos viajaron a su ventana abierta y por alguna razón, el hueco que faltaba en mí cabeza se llenó de golpe. Hyunjin estaba detrás de Ophelia, su rostro tenía una sonrisa que se desvaneció en cuanto los colocó encima de mí mirada. Había cierta intranquilidad en ellos y una ola de tristeza que me invadió cada esquina de mí cuerpo. Me alejé por el. Evité el beso de Ophelia porque no quería que HyunJin lo viera.

Abrí la boca con sorpresa, no me estaba entendiendo a mí mismo. Me dí la vuelta en la ventana, no quería seguir recordando que paso esa noche porque algo dentro mío me decía que sería una tortura. Pero ahí estaba mí cerebro, mostrando imágenes de como recorría todo el lugar buscando a Hyunjin cuando lo perdí de vista. Mostrando como caminaba hasta los baños, ignorando los llamados de mis amigos. Cómo tocaba la puerta con desespero y la imagen de Hyunjin llorando aparecía de nuevo en mí vista.

-Basta. -Pedí, rogando que se detuvieran los recuerdos ahí.

Pero mí pedido se quedó en la nada en cuanto la imagen de mí empujando sin disimulo a Hyunjin hasta la pared del fondo del baño y entrando para cerrar la puerta detrás mío, apareció de golpe. Siguió recordando, como me acerqué a Hyunjin como si aquello estuviera de alguna manera bien o aceptado por el mundo.

-¿Que fue lo que hice? -Susurré, volviendo a mirar la casa de Hyunjin al frente mío y deseando con todo mí corazón que nada de lo que había pasado fuera cierto.

Pero me congelé a mi mismo, sintiendo asco con todo lo que me rodeaba y unas enormes ganas de vomitar cuando mis labios, en los recuerdos, pedían a escasos centímetros de Hyunjin que me besara. Pero no se detuvo ahí, y tuve que agarrarme de la pared para no caer encima del peso de mis propios actos, cuando la imagen de Hyunjin empujando mí cuerpo y besándome sin piedad, aparecía en mí cabeza.