Me levanté de la cama con la misma pesadez que todos los últimos días este mes. Hice mí rutina de la mañana como solía hacer y evité a toda costa entablar conversación con mí madre o cualquier otro individuo. Me subí a la bicicleta con los auriculares puestos y luego de darle play al casette inicié mí recorrido a la escuela con la mente entre melodía y no pensamientos.
En el camino el frío comenzó a sentirse más frío, sabía que se acercaba las temporadas de invierno y yo las últimas semanas me había encargado de evitar las invitaciones al río o cualquier otro entretenimiento que requiera ver a Hyunjin o cualquiera de mis amigos.
Aunque, incluso queriendo huir constantemente de ellos, al llegar a la escuela lo primero que vieron mis ojos fue a Chris con Jeongin hablando como de costumbre al lado de la puerta de entrada. No voy a mentir, traté de pasar desapercibido viendo el suelo y tapando con mí corto cabello mí rostro, pero una voz por parte de Jeongin me detuvo. Maldije en voz baja.
—Hey, Lix. —Habló el menor, obligandome a detener mí escape casi perfecto.
—Hola.—Solté en un suspiro acomodando la mochila en mí espalda, me sentía extremadamente nervioso.
—¿Estás bien? —Preguntó el mayor del grupo, giré mí rostro y asentí con el, tratando de transmitir mí poca seguridad con aquel gesto.
—Lo estoy.—Afirmé.
—Oye, yo quería preguntarte sobre el viernes...—Jeongin comenzó a hablar con preocupación en su voz, pero se detuvo justo cuando sus ojos se posaron en un poco más allá de mí espalda.—Hola, Hyunjin.
Mí corazón dejó de latir, sabía que se notaría a kilómetros pero mí cuerpo ya no funcionaba con normalidad. Me quedé en mí lugar congelado, sintiendo como la respiración subía y bajaba en mis pulmones, además de notar que Jeongin iba a preguntar sobre mí abandono a mitad de la obra solo por la misma persona que estaba detrás mío. Quería huir, quería irme urgentemente.
—Innie.—Soltó Hyunjin, su voz hizo eco en mí cabeza y mí piel se erizó de solo pensar que su mirada estaría clavada en mí espalda.
—Yo tengo que irme. —Hablé rápidamente, girando mí cuerpo para huir, pero me detuve cuando mí ojos se encontraron con los de Hyunjin.
—¿Podemos hablar? —Preguntó en un hilo de voz apenas audible, mis ojos viajaron por cada esquina de su rostro y mí corazón comenzó a latir con velocidad rápida.
—No es el momento. —Aseguré, cerrando mí boca de golpe para evitar que mí labio inferior tiemble. Giré mí cabeza y me dispuse a seguir mí camino, Hyunjin no pensó de la misma forma, pues su mano sujetó mí brazo con fuerza para evitar que continuará caminando.
—Pecas. —Susurró, mí piel se erizó y mí respiración se cortó de golpe, mí pulmones no recibían oxígeno y mis ojos comenzaban a picar.
Su agarré, su boca pronunciando ese apodo tan indefenso y cada pensamiento en mí cabeza en constante guerra con los sentimientos en mí pecho, fueron la principal razón de porque estaba tan nervioso incluso con ese débil acto.
—Lo siento.—Pronuncié. Realmente lo sentía, pero me era imposible hacérselo ver.
Continúe caminando por los pasillos hasta detenerme en mí casillero y esconderme entre esas paredes de chapa. Pasé mis manos por mí rostro deseando estar en cualquier lugar menos ahí. Hacía solo unos meses amaba la escuela y ahora detesto cada segundo en ese maldito edificio. Tomé los libros con las manos aún temblando y los metí en la mochila dispuesto a estudiar e irme de ese lugar.
Pero cuando iba a cerrar el casillero, mis ojos se posaron en la castaña que recogía su cabello con su dedo índice mientras un chico a solo centímetros de su rostro le decía algo inaudible. Mí cuerpo se tensó y por algún razón, no me causo tanto dolor como esperaba. No éramos nada serio, estaba claro, pero, ¿Hacía falta hacerlo frente a mis ojos y encima en la escuela? Joder, definitivamente era lo más reemplazable que existía.
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Con amor, un Homofobico - [Hyunlix] [✓]
FanfictionFelix y Hyunjin crecieron juntos, su amistad abarcaba fronteras enteras y su supuesta rivalidad en todos los temas de la vida, los llevaron a tomar las diferencias como una necesidad del polo opuesto. Pero eran tan solo unos niños conociendo el mun...