XXIX

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Mí cuerpo pesaba, había llegado a un punto dónde quizás ni yo mismo me controloba. No me conocía y hacia días que no me atrevía a mirarme a un espejo, necesitaba un soporte, sabía que estaba en pleno desmoronamiento y no iba a durar mucho antes del último impacto. Quizás si esa mañana mí madre no me hubiese preguntado por HyunJin, yo no estaría en estos momentos apoyando mis manos en mis ojos para evitar que las lágrimas me delataran.

—¿Lix? ¿Amor, estás bien? —Preguntó suavemente, parandose de su silla para inspeccionar lo que sucedía conmigo.

Si tan solo supiera, si tan solo pudiera decirle "Si, lo estoy". Ni siquiera sabía que ocurría en mí cabeza o en mí pecho y porque me sentía tan alejado de mí propia realidad. ¿Donde estaba parado? ¿Hacía dónde debía ir? Joder, Felix, ¿Quien carajo eres?

Los brazos de mí madre giraron mí cuerpo apoyando sus manos en mis hombros y me abrazo fuertemente. Apoyé mí cara en su revoltoso cabello y me deje llevar por esa sensación de amor y cariño, ese refugio improvisado que tenía en mis peores momentos y que por muchos años creí no necesitar.

—Esta bien, respira. —Pidió suavemente, apoyando su mano en mí espalda y haciendo movimientos circulares. Seguí su petición, respiré hondo y calmé mí llanto luego de unos segundos.

—Lo siento. No sé que me ocurre. —Admití, alejándome de su abrazo y mirándola con una mueca en mí rostro. Ella acarició mí mejilla y un puchero se hizo presente en sus labios.

—No tienes que pedir disculpas, Lix. ¿Quién dijo que romperse es malo? Somos humanos, mí vida. —Sus palabras caían en mí corazón con mucha paz. Paz que necesitaba últimamente.

—Ultimamente estoy un poco estresado. Quizás sea eso. —Mentí, apoyando mí espalda en la mesada de la cocina y mirando directo al suelo.

—Las lágrimas son la demostración más viva de que guardarte las cosas puede ser muy malo. —Habló girando su cuerpo para volver a tomar asiento en la silla de madera que descansaba detrás. La miré con confusión.—No te digo que te abras, Lix, pero llorar libera un analgésico natural, química de tu cuerpo, que aliviará sorpresivamente tu dolor y estrés. Házlo de vez en cuando si te sientes mejor así.

Mí barbilla tembló, quizás llorar en esos momentos ya no era suficiente, no era lo que necesitaba de todas formas. Asentí con mí cabeza, siendo incapaz de soltar alguna palabra más, mí corazón cargaba mucho que si llegaba a abrir una pequeña rejilla, todo saldría a mares por ese agujero.
Había oído incontables veces en la escuela que los niños no lloraban, que eso debía guardarse en el pecho, supongo que ahora me doy cuenta que eso es una idiotez. ¿Por qué no podría llorar? ¿Por qué debo cargar con ese dolor? ¿Me veo débil? Joder, soy débil. ¿Hay algún problema con eso?

Miré al suelo, ese pensamiento no me correspondía, al menos no al Felix de hacía meses atrás. Había muchas cosas que estaban cambiando y no sé si me sentía del todo cómodo con esta realidad repentina. Quizás me estaba comenzando a arrepentir de mis impulsos, como por ejemplo, haberle dicho lo que le dije a Jisung. ¿Eso estaba bien? ¿Yo estaba mal? ¿Era un hipócrita?

Ese día, luego de huir básicamente de la cocina con la excusa de que pronto estaría mejor y que la escuela me esperaba, salí de mí casa tratando de ni siquiera fijarme que HyunJin ya había salido hacía rato. Bueno, quizás si me fijé en eso.
Me subí a mí bicicleta y traté de hacer el camino hasta el establecimiento lo más largo posible, me frenaba en los pozos, juntaba alguna que otra rama pérdida en el suelo y miraba como mis pies iban en un bucle rutinario en los pedales como todas las mañanas.

Hacía días que le había dado la carta a Hyunjin, hacía días desde nuestra última charla, hacía días que me prometí superarlo, no llorar, dormir bien, despejar mí mente. Hacía días, se convirtió en eternidad. Quizás nunca logré sacar al pelinegro que ahora hablaba animadamente con Changbin y Seungmin de mí cabeza. Aunque, ¿Seungmin?

Con amor, un Homofobico - [Hyunlix] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora