1.- Shisui

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Ya era invierno, la época más fría del año, era el velorio de la madre de una pequeña pelinegra.

El cementerio estaba casi vacío, sólo hacían acto de presencia un señor que sujetaba de la mano a una pequeña de apenas cuatro años. Tenía una apariencia muy fría, que sólo demostraba odio y crueldad, claro que así era el interfecto, pero con su esposa e hija era completamente diferente.
Con ellas se mostraba frágil, amoroso, cálido, bueno ahora sólo con su hija pues la noticia de que su esposa había muerto durante una misión le cayó como un balde de agua fría, pero esa no era la peor parte para él, si no el problema era su hija, pues cómo le explicas a una niña de cuatro años  que su madre había muerto en el cumplimiento de su deber como kunoichi.

Cuándo su hija se enteró no reaccionó de la forma en la que su padre esperaba, ya que el creía que su reacción sólo traería llanto, dolor y miseria, pero no fue así, pues la pequeña al estar llena de inocencia y pureza, como cualquier otro niño de su edad no supo como tomar la situación.
Por una parte se sentía felíz, por que creía que su madre había ido a un lugar donde la necesitaban, pues eso había entendido de las palabras de su padre, pero por otro lado se sentía triste pues pasaría mucho tiempo para que ella volviera a ver a su madre.

- Papá - dijo la menor llamando la atención de el adulto - Te espero en las bancas de allá - prosiguió señalando unas bancas que estaban cerca de la entrada del cementerio, a lo que su padre respondió un un    -si-

El día se tornaba triste, pues había comenzado a nevar como si estuvieran acompañando el sentimiento que la pequeña familia estaba experimentando ante una pérdida.

La pequeña se sentó en la banca y observó la nieve por un rato. No podía ser más triste el día según su pensamiento.

- La nieve es hermosa ¿no es así? - preguntó un niño ligeramente más alto que ella mientras se sentaba a su lado.

- Sí es hermosa - respondió en un murmullo.

- ¿Vienes a ver a alguien? - volvió a preguntar con voz suave.

- Yo diría que vine a dejar a alguien - respondió.

- ¡oh! ¿alguien de tu familia murió? - le azabache sólo asintió antes de hablar.

- mi mamá - le hizo saber al chico de ojos onix sentado a su lado.

- Yo vine a ver a mi papá, el murió antes de que yo naciera - informó haciéndole saber el motivo de por que estaba ahí. - Me gustaría tener un papá - siguió hablando el pequeño - Mi mamá es todo lo que me queda.

- Yo tengo dos papás - soltó la joven que se encontraba mirando al chico como si quisiera estudiarlo.

Soltó una pequeña risa al ver la cara de confusión de este.

- Bueno tengo a mi padre y a mí tío, él es cómo un segundo padre para mí, siempre es muy amable conmigo -

- Ah ya veo, por cierto soy Uchiha - la de mirada oscura no se sorprendió en lo absoluto, pues la persona sentada a su lado tenía varios rasgos que delataban su pertenencia y origen del clan uchiha.

- Soy Uchiha Shisui - completó, tendiendole la mano a su nueva y primer amiga.

- Yo soy Uchiha Minari - respondió llevando su mano a la de Shisui que se encontraba en el aire.

- ¿Enserio eres Uchiha? - murmuró sorprendido, pues el jamás había visto a un Uchiha con hebras rojas exparcidas por toda su cabellera.

- Es por mí cabello ¿cierto? - dijo Minari  mirándoselo. A lo que Shisui sólo asintió.

- Bueno es por mí descendencia sólo eso - explicó restandole importancia.

- Se te ve hermoso - recitó Shisui con un leve sonrojo en sus mejillas.

Minari  no estaba acostumbrada a recibir cumplidos que no fueran de su padre, trayendo cómo consecuencia que su cara se pusiera roja por el alago. 

- Gracias - logró decir con la voz temblorosa.

Se escuchó un grito dirigido al Uchiha diciéndole que ya era hora de irse.

- Me tengo que ir, ¿te voy a ver luego? - preguntó ansioso el chico azabache pues realmente le había agradado la chica.

- Claro, normalmente voy al parque del distrito  los lunes y jueves.

- Entonces te veo luego, adiós - respondió contento mientras se alejaba de la banca con una sonrisa en el rostro y haciendo un movimiento con la mano en forma de despedida.

Una vez que el risueño azabache desapareció del campo de visión de la pequeña Minari sonrió calidamente, pues el haberlo conocido había alegrado su día.
Devolvió su mirada a donde anteriormente estaba su padre, llevándose la sorpresa de que se encontraba parado justo frente a ella.

- Vámonos hija - ordenó suavemente mientras la tomaba de la mano. - ¿Quién era el niño con él hablabas? - preguntó celoso.

- Es mi nuevo nuevo amigo, se llama Shisui, también es un Uchiha - contaba emocionada a su padre.

El al notar la alegría de su hija dejo los celos de lado, pues era la primera persona a la que ella le llamaba amigo. Además de que le reconfortava saber que a pesar de la muerte de su madre su sonrisa seguía igual. Aunque había algo que le preocupaba es que no despertó el sharingan, y aunque sabía que pocas mujeres podían hacerlo, ella por genética debía hacerlo.

Sabía que en cuánto el clan se enterara de la muerte de su madre y sin ningún rastro del doujutsu empezarían a sospechar de su descendencia. Otra razón por la que no avisó a nadie del funeral.

- Que bueno, espero y lo vuelvas a ver - dijo intentando suprimir los celos paternos que comenzaba a sentir. Minari observó a su padre y soltó una pequeña risa llamando su atención.

- No seas celoso papá, yo solo te amo a tí y a mi tío - anunció con una voz tierna mientras abrazaba a su padre.

- Hmp, eso espero Minari -

☆ ☆ ☆ ☆

-Oye tío conocí a un niño de mí edad, es muy agradable y quedamos en vernos mañana en el parque del distrito - informó a su tío para que el la llevará con él.

- ¿Y qué quieres que haga? - dijo el mayor sin mirarla.

- Quiero que me lleves con él - dijo haciendo un puchero.

- Sabes en los problemas que nos meteríamos si tu padre se entera de que fuiste a ver a tú amigo ¿verdad princesa? - dijo su tío haciéndola entrar en razón.

- Sí, pero no me importa, el debe de dejar sus celos de lados, además tiene una misión y no regresará hasta mañana - contraataco para convencer a su tío, esté por fin volteó a verle y le dedicó una sonrisa arrogante y llena de satisfacción.

- ¿así que no te importa eh?, mh me agradas princesa, ya veo por que eres mi sobrina favorita - sus palabras estaban llenas de satisfacción, pues solo él y la difunta esposa de su hermano se atrevían a desobedecerlo.
Para el azabache era un gran orgullo que su sobrina no le temiera a su padre, aunque jamás imagino que lo desobedecería a tan temprana edad y aún más que el motivo sea ver a un niño que conoció en el cementerio.

Raro ¿no?

- Soy tú única sobrina - Minari tenía una sonrisa de satisfacción, pues aunque no era caprichosa sabía manipular a la gente sin que se dieran cuenta. Rara vez lo hacía pero eso sí, nunca fallaba.

La Princesa de los Cuervos |Shisui Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora