El tiempo pasaba demasiado rápido, tanto que a la mañana siguiente Shisui y Minari empezarían a asistir a la academia, estando cada vez más cerca de su sueño de ser ninjas. Eran las ocho de la noche cuando Madara decidió irse a acostar pues tendría que salir a una misión a las nueve de la mañana, sin embargo la misión sería muy tardada y debía de descansar lo más que pudiera para poder tener un mejor rendimiento. Antes de que Madara entrara a su cuarto su hija lo detuvo.
- Papá - hablo la pelinegra con seguridad, ambos estaban ya en pijama, la niña mostrando sus hebras rojas esparcidas por toda su cabellera.
- ¿Qué quieres? - respondió tosco.
- Bueno, es que mañana empiezo la academia y como de costumbre se hará la ceremonia de entrada, y me gustaría mucho que fueras - habló emocionada, con una esperanza de que su padre aceptara.
- No tengo tiempo para eso, debo salir a una misión temprano y eso solo me retrasaría - al oír su respuesta Minari cambio su rostro notablemente, arrugando su entrecejo demostrando que estaba enojada.
- Si no quieres ir solo dímelo, bien se que tu misión es una hora después de la ceremonia - reclamó enojada por los estúpidos pretextos de su padre.
- No me hables en ese tono escuincla, yo soy tu padre - demandó.
- Pues no actúas como tal, solo me evitas - refunfuñó.
- No intentes manipularme, no voy a ir, y punto -
- No pensaba manipularte, tampoco es como que te necesitara en la ceremonia - dijo desafiante en sus palabras, aunque lo que dijo no fuera cierto, pues realmente quería a su padre con ella en la ceremonia, pero Minari, al igual que su padre tenía un orgullo bastante alto, como para rogarle que la acompañara. Sin mencionar que si no lo lograba el carácter de los dos surgiría y eso no era bueno.
- No le hables así a tu padre, si no quieres que te enseñe a comportarte - respondió enojado por el comportamiento de su hija.
- Da igual lo que hagas, dejaste de comportante como un padre desde hace tiempo - rezongó, cosa que solo enojó mas a Madara, quien le propinó un buen golpe en la mejilla, provocando que Minari cayera al suelo por le impacto, pues no lo esperaba en ese momento.
- No me digas como comportarme niña malcriada - acusó dándole una patada en el estomago.
- Malcriada eh - repitió Minari - Si soy una malcriada es por que tú me criaste Madara - parecía que ambos podían con la situación, pero no era así, a los dos les dolía decir un insulto como recibirlo por parte de la persona que mas amaban en el mundo. sin embargo una característica de los Uchiha es que no muestran sentimientos, pues no lo consideran necesario. Madara al escuchar la forma tan descarada en que lo llamó su hija la agarro de los cabellos obligándola a pararse, pues esta aún seguía en el suelo.
- Padre para ti, por que eso es lo que soy, soy tu padre -
- Madara, padre, papá, ¿Cuál es la diferencia?, siguen siendo las mismas personas, crueles, despiadadas y sin sentimientos, ya no importa como te diga, no cambia nada - dijo haciendo un esfuerzo por zafar su cabello de las manos de su padre. Madara aun sosteniendo en un puño el cabello de su hija tomó fuerza y la aventó sin el más mínimo cuidado. a sabiendas que su hija estaba en lo cierto. Pero era necesario para poder mantenerla a salvo.
- Me voy a dormir y espero mañana mi desayuno en la mesa, espero lo hagas mejor esta vez - finalizó la discusión y se encerró a su cuarto como si nada hubiera pasado, sin embargo el enojo seguía presente y parecía no querer irse.
A duras penas había pasado la noche, dando paso a la fresca mañana , eran las seis cuando Minari ya estaba fuera de su cama, comenzó a preparar sus cosas para poder ducharse, cuando terminó se limpió algunas heridas que tenía gracias a su cariñoso padre. Se aseguró de ocultar los moretones para evitar explicaciones que ella consideraba innecesarias. Cepilló su cabello asegurándose de deshacer los nudos que tenía y se lo amarró en una coleta alta, cerciorándose de ocultar perfectamente bien las hebras rojas de su cabello para evitar llamar la atención y como diría su padre, por protección. Cuándo estuvo lista bajo a la cocina de su casa a preparar su desayuno y el de su padre. Desayunó sin prisa alguna, pues todavía faltaban veinte minutos para que la ceremonia de la academia comenzara. Salió de su casa con una mochila sobre los hombros, su paso era lento, no le importaba en lo más mínimo que llegara tarde, pues la ceremonia tardaría aproximadamente treinta minutos y como ella no tenía quien la acompañara a la dichosa bienvenida, no le importaba llegar temprano.
Llegó a la academia unos cuantos minutos tarde, para su suerte la ceremonia no duró mucho, uno de los encargados le dio la orden a los niños que fueran a su salón correspondiente. Minari obedeció de inmediato, pues lo último que quería ver era a los padres presumiendo que sus hijos serían los mejores de su clase. Al llagar a un salón que tenía un letrero en la puerta que decía B-6 entro, pues era el aula que le correspondía, al entrar pudo ver a su amigo pelinegro sentado en una mesa cerca de la ventana mirando hacia la puerta como si la estuviera esperando. Minari de inmediato sonrió y se acercó a él .
- Shisui - exclamó - que bueno que llegaste.
- Pensé que tardarías más en llegar, llevo tiempo esperándote - se quejó Shisui mientras abrazaba a su mejor amiga en forma de saludo.
- No me interesaba llegar temprano - respondió con una mueca de disgusto en el rostro.
- Entonces decidió no venir - dijo Shisui como afirmación más para él, que para ella. - Ven siéntate con migo - dijo mientras le hacia un espacio a Minari.
- Gracias - respondió y ambos se sentaron a platicar en lo que llegaba su sensei. No pasó mucho tiempo para que el sensei hiciera acto de presencia.
- Buenos días chicos - hablo un hombre de unos veintitrés años, algo alto, de tez morena, llenito y con marcas en las mejillas, dando a entender que es del clan Akimichi. - Yo soy Taro Akimichi y seré su sensei, como es el primer día vamos a conocernos, los voy a ir señalando y se presentaran con sus compañeros - avisó con voz gentil, realmente tenía el don de tratar a los niños. Empezaron a pasar todos los niños de la clase, quedando hasta el último los únicos Uchihas del salón. - Vas tú, el chico pelinegro y después tu compañera - habló el sensei llamando la atención de los dos azabaches.
- Yo me llamo Uchiha Shisui - dijo en tono formal y con una sonrisa en el rostro, en cuanto las niñas lo vieron no tardaron en caer bajo los hechizos de Shisui y su encantadora sonrisa, igual que los halagos y murmullos sobre el chico. las chicas diciendo lo lindo que era y los chicos teniéndole envidia al Uchiha. El chico se sentó después de presentarse, a la vez que Minari hacia una mueca al ver que no había pasado una hora y Shisui ya tenía un club de fans, - que jamás han visto a un chico Uchiha - pensó para sus adentros la niña.
- Yo me llamo Uchiha Akemi - habló segura Minari, pero ¿por que se puso Akemi en lugar de decir su verdadero nombre?, pues por una razón muy sencilla que a su padre lo tenía muy obsesionado. Protección. Su padre obligó a todos los que conocen a Minari a que no la llamaran por su nombre cuando estuvieran en algún lugar público, si no que la llamaran Akemi, y bueno con el tiempo ella se fue acostumbrando igual que sus conocidos.
Cuándo se sentó, Shisui hizo lo mismo que ella hace unos momentos cuando las niñas lo admiraban, pues ahora los chicos admiraban la belleza de la Uchiha y las niñas la envidiaban. Pero, eso era algo típico de un Uchiha cada que llega a algún lugar, la gente lo admira. Por que simplemente los genes de los Uchihas siempre han sido buenos.
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La Princesa de los Cuervos |Shisui Y Tú
Fanfic✨ Shisui y Minari, amigos inseparables que se conocieron desde niños. Puede que de una manera rara, Pero desde ese entonces ambos estuvieron juntos. Conocían los peores demonios del otro, sin embargo siempre estaban juntos. Por que una promesa es pa...