Elogios acerca de su despampanante aspecto o su exquisita personalidad acompañaron a Harry desde el arranque de su crecer, siendo recibidos por su par de mejillas sonrosadas y su brillante sonrisa. Desde luego se sentía avergonzado, sobre todo cuando su madre comenzaba a presumir que su hijo era el tesoro más bello del mundo -en todo sentido de la palabra- con sus amigas, para que luego todas se le unieran y atacaran a su excesiva humildad sin piedad. No era su actividad favorita el ser alabado, muchos menos la incorporó como vital en su día a día, pero es innegable el hecho de que aquella le ayudó a tener una buena imagen de sí mismo desde pequeño. La costumbre fue forjada en base a algo, ¿por qué la gente diría todas esas cosas en vano? Un grado de verdad debían de tener, incluso de lógica.Y así, eventualmente el rizado empezó a creer el discurso de su entorno, acogiendo un par de elementos a su concepción personal, y por supuesto eliminando los que rayaban en la exageración a su parecer. Lo justo y necesario, sin brindarse una sobredosis de ego ni desabastecerse injustamente de amor propio.
Eso hasta que llegó aquel año.
El inicio a una avasalladora plaga que prosperó por malas experiencias con ciertas personas que desearía olvidar, contaminando toda cosecha en la que había trabajado hasta ese entonces. Harry desarrolló un patrón de comportamiento en el cual se le hizo costumbre disminuirse, intentar quitarse importancia, o derechamente declinar la supuesta grandeza con la que el resto lo pintaba desde pequeño. ¿Realmente él era para tanto o todo había sido obra de un falso engrandecimiento? Se fue marchitando, dejando caer pétalo a pétalo, hasta quedar solo en espinas.
Pasó a ser algo intrínseco de sí mismo el no absorber cumplidos o aceptar cosas buenas con facilidad, inquietándole que estas pudiesen sucederle a él cuando perfectamente podrían sucederle a alguien más en su lugar. Le pasó cuando aquel caza talentos le ofreció llevarlo al estrellato del modelaje a sus 20 años, le pasó cuando lo consideraron en Catalyst, le pasó cuando le mencionaron la posibilidad de su nominación y por supuesto cuando tuvo el flamante premio hoy en sus manos.
Parece irónico al considerar el rubro en el que Harry se desenvuelve, condenado a la eterna atención y opinión del resto, la cual muchas veces busca enaltecerlo a un nivel que honestamente no cree alcanzar. Empero, el problema no recae en su físico, él es consciente de lo que fue dotado; y tampoco en su habilidad escénica, él sabe que tiene madera para desenvolverse en este universo. Es más, esos dos elementos suelen evocarle su autodenominación positiva inalterable que tuvo en algún momento.
Es sólo que a veces deja de disfrutarlo cuando se pregunta qué sería de él si se dedicara a algo más, si parte importante de su validación no estuviese en manos de otros, si su éxito no tuviese que ver con lo netamente externo. Le aterra pensar que no habría absolutamente nada de lo que sentirse orgulloso, pues si aquel brillo no era puesto en él por el resto, no sería puesto por nadie.
Y de alguna forma u otra aquello escaló sin punto de tope, ramificándose a tal nivel de cuestionarse la razón por la que las personas se le acercan en primer lugar, sobre todo desde que entró al mundo escandaloso del ojo público. ¿Sus amigos serían sus amigos de no tener aquel renombre? ¿La gente se fijaría en él o sentiría un interés amoroso de no ser por su aspecto físico? Aunque... ¿había algo más que eso para ofrecerles de todos modos? No está seguro.
Entonces no, jamás fue ciego con respecto a la forma en la que Louis lo trataba, simplemente esos pensares de base siempre estuvieron desestabilizándolo, haciéndolo retroceder dos pasos cada que avanzaba uno. Si eso no hubiese estado, jamás hubiese sido tan difícil admitir que podía haber algo más entre ellos, que efectivamente alguien podía interesarse en él más allá de lo normal. Y precisamente el único momento de lucidez en el que pudo dejar esto de lado, pudo confesarle su atracción hacia él.
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GUCCI & ADIDAS | Larry Stylinson
FanficCon el fin de incrementar las ganancias y la publicidad de sus respectivas líneas, Gucci y Adidas se combinan en un solo proyecto: "Catalyst", una campaña colaborativa que se encarga de juntar a los dos mejores rostros de las prestigiosas marcas de...