Luego de una noche eterna casi pasada en vela, marcada por las interminables reflexiones y creación de expectativas, Harry finalmente abre los ojos para dar paso al último día del mes. Y esto solo significa una cosa: El Fashion Week ha llegado.
Bastan un par de segundos de lucidez para que el rizado sienta su corazón acelerarse al caer en cuenta de ello, y en consecuencia para que su sistema nuevamente vuelva a aquella sensación de permanente nerviosismo que lo ha atacado la última semana con más fuerza que nunca. A raíz de ello ha bajado con creces su apetito, sueño y ganas de recrearse en otras actividades, tal como si estuviese decaído por un reciente resfrío; pero no, es simplemente la presión metida hasta sus entrañas ordenándole a su organismo que el evento próximo debe ser la única prioridad, y por supuesto, debe ser exitosa.
Al fin y al cabo se está jugando una nominación para el Modelo del Año, no es menor.
Bota una gran bocanada de aire para darse ánimos a sí mismo, se levanta de su cama y se dirige al baño del departamento con el fin de darse una ducha prolongada, de alguna manera esperando que esta sea capaz de limpiarlo de todas sus inseguridades y miedos, y por supuesto para liberarse de esa somnolencia causada por su corto descanso.
Y se encuentra sin ninguna prenda encima, a punto de abrir la llave de la regadera, cuando siente que golpean su puerta.
—Tiene que ser una broma.—Bufa para sí mismo, ya fastidiado con el hecho de que su día acaba de dejar de ser perfecto.
Precisamente lo último que necesita ahora es al estúpido funcionario del edificio que viene cada fin de mes a entregar las cuentas a pagar, o a veces a fastidiarlo con alguna información, que sea la que sea no le será relevante en lo absoluto en un día como este. Resignado y solo para que el hombre no siga golpeando su puerta de forma insistente y molesta, Harry de un tirón descuelga una toalla, la amarra en su cintura y se dirige hacia la puerta maldiciendo por lo bajo. Hoy su tan característica amabilidad no existe, así que está más que determinado a espantar al pobre empleado que sólo intenta hacer su trabajo a penas le vea la cara, incluso a insultarlo si es necesario.
—Escúcheme bien... —Comienza en tono para nada amigable, tirando del manojo de la puerta.
—¡Buenos días!
—¿Louis... qué mierda?—Pregunta en un tono para nada hospitalario al ver a un huésped, por primera vez deseando que lo haya visitado el hombre de las cuentas.
No, no porque no quiera la presencia de Louis, está claro que la adora, pero hoy simplemente no necesita más nerviosismo en su cuerpo que la cuota que le deposita el Fashion Week; y ese es precisamente el efecto que causa el castaño en él -entre muchos otros-, sobre todo cuando este se presenta a su departamento de repente y él solo está envuelto en una toalla.
Y Louis ignora el hecho de que Harry le acaba de hablar de mala forma, pues de pronto está demasiado ocupado viendo que el torso del mismo se encuentra al desnudo, dándole una vista privilegiada a su abdomen y brazos marcados, ambos llenos de tatuajes. No fue intencional, eso está claro, pero simplemente no pudo evitarlo.
¿Pero por qué de pronto le es tan difícil apartar la vista?
—No... —Balbucea a penas se da cuenta de lo que acaba de hacer, muy desconcertado, obligándose a sí mismo a volver sus ojos al rostro del rizado.—Vine porque te tengo una sorpresa... y no puedes decir que no.—Logra articular finalmente, volviendo a su trato casual de siempre.
—Louis hoy enserio no necesito que me jodas ni me vengas con tus bromas, ¿sí? Nos vemos en la tarde.—Dice comenzando a cerrar la puerta sin siquiera pensarlo.
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GUCCI & ADIDAS | Larry Stylinson
FanfictionCon el fin de incrementar las ganancias y la publicidad de sus respectivas líneas, Gucci y Adidas se combinan en un solo proyecto: "Catalyst", una campaña colaborativa que se encarga de juntar a los dos mejores rostros de las prestigiosas marcas de...