Capítulo 26

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El par no lleva más de diez minutos en el restaurante y se podría decir que no tendrían que trabajar nunca más en sus vidas si les hubiesen pagado por cada vistazo que les ha dedicado un trabajador o consumidor del local hasta ahora. Miradas emocionadas, miradas sorprendidas, miradas confundidas; y cuál de todas menos disimulada.

Es realmente perturbador, pero ¿quién puede culparlos? No todos los días se puede avistar a Harry Styles almorzando junto a Louis Tomlinson.

—Puedes decirlo.—El ojiazul murmura fastidiado, mirando hacia el ventanal mientras le da un trago a su cerveza.

La sonrisa de uno se extiende de oreja a oreja al atestiguar la tan anhelada rendición que vio venir desde el momento en el que pusieron un pie en el lugar. Era cosa de tiempo, tarde o temprano debía admitirlo.

—Te lo dije.—Harry canta gustoso, cortando su lasaña de verduras mientras mueve la cabeza.

—¿Y por qué tienes tan buen humor?—Louis lo mira arqueando una ceja.—Debería joderte que te haya empujado a venir aquí y ahora seamos la exhibición de este lugar... sin mencionar que probablemente estemos por todo Twitter.

—Porque tenía la razón y te pude decir "te lo dije".—Se alza de hombros, limpiando sus labios con una servilleta.—Además, no es la gran cosa Louis, somos figuras públicas. Y no me obligaste a nada, acepté, estamos juntos celebrando y esta lasaña está para morirse. En fin, no tengo motivos para no estar feliz.

Louis se queda contemplándolo unos momentos, relamiendo los vestigios de la espuma de cerveza restantes en sus labios, mientras entrecierra los ojos de forma pensativa. Se da unos segundos para acabar de procesar su idea antes de cortar el silencio.

—Enserio eres demasiado amable.—Una boba sonrisa se asoma en medio de esa frase.—¿Te lo han dicho?

—Soy normal, lo que pasa es  que tú eres demasiado gruñón.

—No soy gruñón.—Responde inmediatamente, a la defensiva.

—¿Enserio?—Suelta una pequeña risa.—¿Y ese ceño fruncido qué es?

La reacción inmediata de Louis es relajar el entrecejo, sin haberse dado cuenta que estaba arrugado anteriormente. Es un gesto tan frecuente que jamás es consciente de cuándo lo hace o no, es involuntario.

—Eso creí.—Los hoyuelos del rizado se marcan pronunciadamente.—Pero no te preocupes, me gustas así, gruñón y todo.

Louis intenta mantenerse firme, sin embargo le es imposible al percibir su estado de cohibición estorbando de por medio. Probablemente aquello le dejará de pasar cuando se acostumbre a recibir ese tipo de cumplidos de Harry, pero por el momento le es malditamente inevitable tener esas reacciones aunque a él mismo le avergüence su propia actitud.

Él lo debilita por completo.

—¿Alguna vez te he hecho sentir realmente enojado?—Louis se atreve a preguntar, intentando guiar la conversación hacia un rumbo improvisado.

Jamás meditó demasiado acerca de aquella pregunta, pero de repente se le hizo sumamente intrigante conocer la respuesta. Sabe más que de sobra que fue el autor y maestro de muchas sensaciones negativas en Harry, tales como tristeza, incertidumbre, desconcierto... y probablemente muchas más.

Pero rabia, disgusto como tal, ganas de insultarlo o zamarrearlo hasta ordenarle las ideas... ¿Habría tenido en su contra?

—Una vez.—Confiesa el rizado, dejando súbitamente el interés por alimentarse de lado. Su mirada decae, es imposible no advertirlo.

Las cejas de Louis se alzan levemente con interés, sin embargo no rayan en la exageración al saber internamente que aquello puede implicar una respuesta que no le guste o le traiga malos recuerdos.

GUCCI & ADIDAS | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora