(1) ¿Me aceptaron?Lilith Kumari
-¿No estás nerviosa?- me habla Leandro.
Me acompañaba a la oficina del área psicológica a buscar mi prueba, ya hace dos meses que termine mi posgrado y me decidí por este comando para terminar de instalarme en el área.
Leandro, mi mejor amigo desde la infancia empieza con sus preguntas.
-¿Debería de estarlo?- murmuro con tranquilidad. No estaba nerviosa, más bien diría que ansiosa por ver los resultados. Un nudo se forma en mi estómago y maldigo a Leonardo por comentar lo del nerviosismo. No creo que me rechacen, soy muy buena en lo que hago.
Entro en el despacho del área psicológica encontrándome con la señora Rosario.
-Lilith cariño- me saluda-, tus pruebas están listas.
Me entrega un sobre amarillo que aún está cerrado. Al tomarlo me quedo viéndolo, con la duda carcomiéndome la cabeza. ¿Qué pasara si no me aceptan? Resoplo para mis adentros y decido por abrir el sobre de una vez. La señora Rosario me ve con una sonrisa inmensa a la vez que adentro una mano en el sobre sacando los papeles que decidirán mi estadía en esta central. Mis ojos se pasean por las líneas impresas en tinta negra y una sonrisa surca en mis labios. Me han aceptado.
Me lanzo a los brazos de lean y este me alza mientras una risita brota de mi garganta.
-Lo logre, tarado- golpeo su hombro amistosamente.
-Sabía que lo harías- me envuelve entre sus brazos con fuerza y entierro mi cabeza en su cuello. Nos separamos cuando un carraspeo se hace presente. Subo la mirada por encima de su hombro encontrándome con Vladimir. Le regalo una gigante sonrisa y salgo del agarre de Leonardo.
-Comandante- lean alza una mano, haciendo su debido saludo militar.
-Capitán- contesta. -. Preferiría que mantuviera sus manos lejos de mi mujer.
- Sabes que prefiero el lado opuesto- le sonríe con coquetería y una risa amenaza con brotar de mi garganta-, y aun no se casa con Lilith, así que es su casi mujer.
Vladimir junta sus cejas a la vez que cruza ambos brazos por encima de su pecho. Veo como los músculos de sus brazos se tensan y tomo una de sus manos.
-Me aceptaron- le muestro los papeles.
-Sabía que lo harían, bonita- sus facciones se relajan y deja un beso en mi frente. Sus ojos azules se posan detrás de mí y veo a lean con una sonrisa en el rostro.
-Permiso para retirarme, mi comandante.
-Concedido, capitán.
Lean se da media vuelta y se va por el pasillo contrario, miro otra vez a Vladimir y dejo un casto beso en su mandíbula.
-Tengo que irme- aviso -, saldré con las chicas por unas copas. Frunce el entrecejo nuevamente y suelta un suspiro agotador.
-Con cuidado- es lo único que dice antes de irse por el mismo pasillo por el que se fue lean minutos atrás.
Una gigante sonrisa se adueña de mi cara nuevamente y hago un bailecito interior. Sabía que lo lograría, para algo estudie tan duro todos esos años.
Saco mi celular del bolsillo de mi pantalón y le marco a mis padres, van a volverse locos con la noticia. Luego de decirles que pasare por casa en media hora, les envió un mensaje a las chicas para vernos en un club a unos cuantos minutos de la central.
Conduzco a casa y mis dedos tamborean en el volante mientras acelero por la avenida. Tarareo una canción mientras muevo la cabeza de un lado a otro. Minutos más tarde llego a casa de mis padres y los portones negros de la entrada me dan la bienvenida, le hago una señal al guardia y al reconocerme abre las rejas dándome paso. La casa de dos pisos blanca con bloques rojos me da la bienvenida, junto con el jardín donde diviso a Kiran, mi hermano menor, practicando tiro libre. Sonrió para mis adentros y saco las llaves del contacto. Me acerco a el que se centra en disparar al blanco y no se da cuenta de mi llegada, le pellizco la cintura, haciendo que de un respingo y me apunte a mí. Con un hábil movimiento lo tengo en el piso con el arma apuntando directo a su cabeza.
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Lilith, reina del infierno
General FictionTres años comprometida en un mundo envuelto de mentiras. La ninfa de ojos negros se alza sobre los demás para descubrir la verdad sobre lo que oculta su prometido y encontrar aquello que tanto busco. Engaños, lugares cerrados, mentiras y alborotos n...