Divorcio

118 14 0
                                    


(19) Divorcio.

Busco, busco, busco y busco alguna respuesta y nada sale. Sigo apoyada sobre el bote de basura y me acerco hasta una de las esterillas. Me siento sobre una y Verónica me ve, expectante.

Entonces lo recuerdo. Mi menstruación tenía que haber llegado hace unos días. No tengo bien la cuenta, pero debe de tener unos cuatro días de retraso.

Desparece de mi vista y treinta minutos después aparece con una prueba de embarazo en la mano.

-¿Fuiste a comprar una prueba?- pregunto.

-Si.- dice obvia.

No dejo de pensar en las posibilidades; si da positivo no sé qué hare. La idea de tener  un pequeño bebe entre mis brazos me calienta el pecho, pero no estoy para eso justo ahora. Si da negativo, pues todo bien.

Entramos y mientras subo las escaleras termino con lo que quedaban de mis uñas.

-Iremos a la manicurista luego, estas mal de uñas.- intenta aligerar el ambiente.

Entro a la habitación y me entrega la prueba. Voy directo al baño y orino sobre el aparatito. Le pongo la tapa y lo volteo dejándolo sobre el lavabo. Tocan la puerta y la abro, me siento sobre el váter y juego nerviosamente con algunos mechones de mi cabello.

Empiezo a pensar en la última vez que tuve relaciones con Vladimir. Siempre se corre dentro de mí, pero tomo mi anticonceptivo al pie de la letra. Hago cabeza y la última vez que me acosté con él, fue camino hacia Italia y ¡no me tome la pastilla!

Verónica toma el aparato.

-Ya pasaron cinco minutos.- no se lo piensa dos veces y lo voltea.

-Dilo.- susurro, presa del pánico.

-Dos rayas positivo, una raya negativo.- dice y no aguanto más la espera-. Tiene dos rayas.

Me descompongo al escucharla y tomo mi cara entre mis manos. Niego una y otra vez, intentando convencerme.

-Podemos ir al hospital del comando por una prueba de sangre, estos aparatos pueden fallar. –intenta tranquilizarme.

Asiento varias veces y me visto con un simple pantalón negro y una camisa a juego, tomo unos tenis negros de Verónica y me los calzo. Salgo de la habitación y la castaña me espera en el pasillo. Bajamos juntas y entramos en su auto.

No tengo palabras, realmente no tengo nada que decir. El miedo de que realmente este embarazada me paraliza y me siento como ocho años atrás cuando solo era una adolecente.

-En el caso de que si sea positivo... ¿Qué harás?- pregunta.

-Tenerlo.- fijo mi vista en la ventanilla mientras salimos de la residencia.

-Sabes que puedes abortarlo, ¿no?- pregunta sin cautela.

-Sí.- tiempo después llegamos al hospital militar y nos dejan pasar.

Me jode que todo lo que tenga que ver con el FASG tenga que estar lejos por cuestiones de seguridad.

Solicito una prueba de embarazo y la enfermera de turno me guía hasta una camilla. Rezo porque mi madre no quiera atender a nadie hoy. Si me la encuentro aquí no sé dónde voy a meter la cabeza.

Me siento sobre una camilla y ponen una banda elástica por encima de mi codo. Extraen la muestra de sangre y Verónica se mantiene a mi lado.

-¿No podrían hacerle un eco y ya?- pregunta esta.

-No se apreciaría bien la imagen, así que no. – Se disculpa la enfermera-. Los resultados pueden venir a retirarlos dentro de una hora o se le pueden enviar por la página si gusta.

Lilith, reina del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora