Lilith, reina del infierno

Prólogo

Una mujer traída del cielo con nombre del infierno, traída para pecar. La tentación hecha persona contorneaba sus caderas mientas caminaba a paso seguro por los pasillos del comando. Dejando un rastro de su exquisita fragancia con cada paso que daba. Se aferraba a su cartera con fuerza, dirigiéndose hacia la oficina de su amado prometido. Ojos lujuriosos se posaban sobre ella, atrayendo miradas lascivas y ella lo sabía, era segura de sí misma, fuerte, poderosa y con un ego que muy pocos toleraban.

Algunas mujeres le tenían envidia, no soportaban que los ojos de las personas se fijaran en la increíble mujer de cabello negro y no en ellas. Si, bien no eran para nada feas, pero se acomplejaban al comparárseles. Otras simplemente la veneraban y le tenían respeto, pues la mujer de la que tanto se hablaba cerraba bocas con una simple mirada.

Se acercó al mostrador de la secretaria que reposaba a las afuera del despacho de su prometido, era la primera vez que se encaminaba por estos pasillos, así que, con una sonrisa amistosa se acercó a una rubia que se escondida detrás de la pantalla de su portátil mientras contestaba algunas llamadas. La sombra de la pelinegra oculto con su figura la luz natural que entraba por los increíbles ventanales, haciendo que la secretaria subiera la mirada con el entrecejo fruncido, estaba por reclamarle a la interruptora de su trabajo, pero quedo muda al ver fijamente a la mujer que se alzaba frente a ella.

Carajo, pensó.

­-¿Pue-edo ayudarla?- se sintió estúpida al oírse tartamudear gracias a la presencia de la mujer.

-Vengo a ver al comandante- hablo con voz suave. Si antes aquella rubia se encontraba embelesada, ahora lo estaría aún más.

-Deme un segundo- subió un dedo índice, pidiéndole que esperara mientras con dedos temblorosos marcaba hacia la oficina del comandante. -. Una mujer solicita verlo- hablo a través de la línea.

Subió la mirada nuevamente y con voz un poco aguda logro preguntarle a la mujer:-¿Cuál es su nombre?

-Lilith- respondió-, Lilith Kumari.