Solo meses

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(6) Solo meses.

Nuestro último día en Rusia. Las dos semanas pasaron volando desde la fiesta de compromiso. Recorrimos muchos lugares de Rusia y todos me dejaron enamorada.

Paseamos por Moscow, St. Petersburg y Chita. En todo el viaje el recuerdo de un par de ojos grises no me abandonaba por más que trataba de ignorarlo y todas las veces que estuve con Vladimir, me imaginaba que era el quien me tocaba.

Soñaba con él estando despierta y dormida.

Mi cabeza no dejaba de repetirme la noche de nuestro suceso y para mi desgracia, solo pensarlo me excitaba.

Nos encontramos en el aeropuerto, despidiéndonos de los padres de Vlad. Jenica me abraza y tengo que aceptar que nuestra relación mejoro un poco. No es la mejor suegra, pero llegue a suponer que solo quiere lo mejor para su hijo, al igual que cualquier madre. Si, su actitud conmigo era algo tosca, juntas trabajamos en mejorarla.

Si supiera que me acosté con otro, estaría de camino a la horca.

Luka también me abraza y a pesar de ser un hombre frio, en toda mi estadía aquí se mostró muy hogareño con su familia.

-Quiero nietos, muchos nietos- nos dice Jenica.

-Madre. – Vlad intenta frenarla.

-Nos vemos dentro de unos meses y, si necesitas ayuda con cualquier detalle sobre la boda no dudes en llamarme. –me apunta.

-Por supuesto que lo hare.

Una voz sale por los parlantes del aeropuerto y miro a Vladimir esperando que me traduzca.

-Nuestro vuelo ya saldrá, tenemos que irnos. – me dice.

Nos despedimos una vez más y caminamos hasta el área de abordaje. Chequean nuestro pasaporte y esta vez  no llevo maleta de mano.  Me lanzo sobre el mullido asiento y me obligo a dormir las siguientes horas de vuelo, no pienso pasar otro susto.

La luz del día pega contra mis ojos y halo la cortinilla de la ventana. Me relajo sobre mi asiento mientras el avión despega y después me dejo llevar por los brazos de Morfeo.                                                                

Horas más tarde me despierto al sentir unas caricias en mi brazo.

-Llegamos, bonita- murmuran.

Abro mis ojos y veo que estoy en el avión, me desabrocho el cinturón de seguridad y extiendo mis brazos a ambos lados de mi cuerpo.

Veo por las ventanillas que el atardecer empieza a ponerse. ¿Cuántas horas dormí?

-Dormiste casi doce horas- me dice como si leyera mis pensamientos. 

Dejo un beso en sus labios y sin decir palabra alguna, bajamos del avión. Éramos los últimos en desabordar. Una camioneta negra nos espera a la salida del aeropuerto  y veo como montan nuestras maletas en la maletera del auto.

Entro seguida de Vladimir y me recuesto en su hombro el resto del viaje a casa.

Enciendo mi teléfono y un centenar de mensajes por parte de mis amigos me recibe.

Los ignoro y decido mirar por la ventana el resto del camino.

                                             ***

-No te imaginas lo enfadado que estoy contigo- me acusa lean.

Ruedo los ojos y lo miro con un atisbo de ruego.

Lilith, reina del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora