Extra I

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3 SEMANAS DESPUES.

La central de Miami no era la misma. Lilith se había ganado miles de corazones con esa hermosa sonrisa y extraño carácter. Había otra persona en el área de psicología. La desaparición de lilith le siguió siendo culpada a Joss Carstn. Las amigas de lilith muy poco concurrían el comando, solo venían a los entrenamientos de los soldados y cumplían con su trabajo de capitanes. Vladimir les imponía presión ya que cada día era normal perder a un compañero en la vida militar, pero eso no les restaba pesar. Los padres de lilith no dieron ni una palabra a la prensa, kiran no salía de su habitación y los señores Kumari se lamentaban por eso.

Le exigieron a Vladimir encontrar a lilith. Estuvieron las primeras dos semanas moviendo ellos mismos a su gente porque dejaron de fiarse de Vladimir al verlo tan tranquilo sobre el tema. Buscaron por todo Miami. No la encontraron. Tenían una semana de haberse rendido. Hicieron un funeral en donde enterraron una urna con algunas cosas  que  hacían recordarles a ella. Había sido duro. Había sido demasiado duro.

Mientras las personas se dispersaban en lo que había sido su funeral, la madre de Lilith se encontraba furiosa al no ver la presencia de su yerno por ninguna parte, hasta los señores Kozlov estaban aquí y él no.

Kiran se mantenía bajo un árbol, lejos de todas esas personas. Aún seguía buscando a su hermana, a pesar de todas las veces que le dijeron que se rindiera, él seguía. Sabía que lilith estaba por ahí, podía sentirlo y se negaba rotundamente a no hacer nada.

Luka y Jenica Kozlov tenían gesto de pesar. Cierto era que lilith no era de su agrado al principio, pero después de que ella fue a Rusia se ganó su aprobación. Les dolía el que su hijo la haya perdido un mes y un poco más desde su boda. La huida del mafioso les complicó las cosas.

Verónica era la que más alejada se mantuvo de todos, no paro de buscar a lilith ni un segundo y era otra más que se negaba a creerla muerta...pero ella lo sabía.

Tenía la duda, no tenía pruebas, pero estaba segura.

Lilith estaba viva.

Verónica había realizado una llamada una semana después de la desaparición de lilith. Llamada que no habían devuelto y por eso dudaba.

Ella tenía que estar bien.

Vladimir estaba sentado detrás de su escritorio. Ángela había salido ayer por la noche en un ataque de histeria porque Vladimir aún se negaba a hacer algo con las cosas de lilith. En un principio tenía claro que iba a quemarlas, pero no lo hizo, después de la confesión de lilith no sabe qué hacer.

Su hijo está muerto y probablemente ella también. No pudo contactar más al reclusorio donde la había dejado. De todas manera, ya no había caso, lo que le importaba murió.

Se sirvió una copa de whisky y se la bebió de un trago, deambulo por la casa aun sintiendo que lilith estaba allí. Que no la llevo a ese lugar, que no la drogo y que mucho menos la destruyo.

Era un hipócrita.

Aun sentía que podía escucharla tarareando cualquiera de sus raras canciones o soltando las suaves melodías de alguna de las canciones que le gustaba tocar con el violín. Se sobresaltó por un segundo al escuchar suaves toques sobre la puerta. Increíblemente, pensó que era ella, había tocado igual de suave a como lo hacía lilith, pero no lo era.

Al abrir la puerta miro hacia ambos lados y no vio nada, estuvo a punto de cerrar la puerta, pero un pequeño tirón en su pantalón de chándal lo detuvo.

Bajó la mirada poco a poco hasta encontrarse con una larga cabellera negra recogida en un moño alto. Aun, con todo y eso, el cabello le tocaba el inicio de sus pequeñas caderas. Tenía grandes ojos azules y una piel sumamente pálida y algo sonrosada por el sol. Llevaba un papel en su mano izquierda y un peluche de una pantera albina en su otra mano, sobre sus hombros descansaba un morral.

Vladimir no podía quitarle la mirada de encima. Había algo extraño en su iris derecho y el parecido al de lilith era increíble. La niña debía rondar los ocho años de edad.

El rubio frunció el ceño cuando la niña le pidió permiso y paso por un lado de sus piernas. Aquella niña miro todos con ojos calculadores, era muy inteligente, pero las ganas de preguntar la tenían atorada. Se giró hacia Vladimir y con voz dulce y suave le pregunto.

-¿Dónde está mi madre?- Vladimir aún se encontraba embobado por su hermosa presencia. Esa niña parecía un ángel.

La ojiazul se sentó sobre uno de los sofás y saco de su mochila unas gotas para lentes de contacto y un envase. Vladimir se sentó a unos metros de ella y la volvió a escuchar.

-Espero no te moleste, pero a veces me molesta mucho.- se encogió de hombros.

-¿Qué te molesta?- le pregunto con voz suave. Aun no sabía quién era la niña y creía estar seguro de que se había equivocado de puerta, pero la siguiente casa estaba a kilómetros de esta, no tenía vecinos.

La niña se bañó el dedo en esa agua y con un pequeño espejo que tenía en su bolso se vio el ojo derecho mientras empezaba a tocárselo. De un momento a otro en la punta de su dedo índice estaba un lente de contacto, lo guardo en su respectivo envase y espero paciente a que Vladimir le respondiera lo que había preguntado anteriormente.

Vladimir subió la mirada hasta sus ojos y quedo petrificado cuando vio sus orbes. Tenía un ojo azul, tan azul como el cielo y otro negro, tan negro como el carbón.

Se aclaró la garganta antes de hablar.

-¿Quién es tu madre?- logro hablar.

-Lilith, lilith Kumari, es mi madre.

Fácilmente, pudo haberse desmayado, pero parpadeo varias veces intentando procesar lo que había dicho la niña.

Lilith era su madre.

Conoció a lilith cuando tenía los veinte y desde allí habían empezado la relación.

-¿Cuántos años tienes?

-Ocho.- contesto con simpleza.

Empezó a contar y maldijo por lo bajo. Si lo que decía la niña era cierto, lilith la había tenido a los diecinueve.

Mascullo por lo bajo una maldición en ruso y se sorprendió al escucharla responder en el mismo idioma.

-¿Cómo...?

-Hablo polaco, ruso e inglés.

Vladimir se tomó la cabeza con ambas manos aun sin creerse esto.

-No tengo mucho tiempo.- le dijo la niña, en voz baja-. Necesito sabes dónde está mi madre, ¿ella está aquí?

-No.

Lilith, reina del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora