All this love

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(10) All this love.

Mis ojos se empañan nuevamente y miro hacia el cielo estrellado, obligándome a tragarme las lágrimas.

No voy a llorar, me niego a hacerlo.

La cálida brisa me golpea, llevándose mi cabello hacia atrás. Mis brazos reposan contra el barandal del balcón mientras mi vista se pierde entre las preciosas calles de Verona. Mi mirada se dirige hacia abajo y desde donde estoy puedo ver a Vladimir entrando a la camioneta.

Él realmente se ira de nuestra luna de miel, solo porque algo surgió. Seguramente del trabajo, siempre me ha dejado claro que el trabajo va primero sin importar que. La camioneta se pierde entre las calles y mi mirada con ella. No tenemos ni veinte y cuatro horas desde que nos casamos y ya me dejo aquí. No iba a ir detrás de él y no disfrutar de estar en Italia.

A veces me pregunto si soy la culpable de su comportamiento.

Regreso a la cama cuando siento mis dedos congelados y me envuelvo entre las sabanas. Mañana será otro día y me obligare a disfrutar mis días aquí. Los ojos me pesan y sin importar que en Miami ya esté amaneciendo, me quedo dormida. El cambio de horario es una mierda, pero estoy muy cansada.

La mañana llega y la luz se filtra por las puertas del balcón que deje abiertas a noche. Me quedo con la mirada fija en el techo. Tengo quince minutos en la misma posición y he ignorado mi teléfono que desde que me levante a estado sonando. Suelto un suspiro resignado y me obligo a levantarme de la cama, si Vladimir va a poner cualquier cosa sobre nuestro matrimonio, no pienso quedarme a llorar en una cama.

Camino en dirección al baño y me despojo del pijama, quedando frente al espejo de cuerpo completo, desnuda. Tengo como tarea importante ir a una de las playas de Miami y retomar mi bronceado. Mi cabello cae sobre mis hombros, tapando mis senos. Pongo a llenar la tina con agua caliente, colocando un par de velas aromatizantes alrededor. Salgo del baño y vuelvo a la habitación, tomo mi celular encontrándome con mensajes de las chicas, lean, e incluso Liam. Abro la página del comando donde tengo notificaciones también y ruedo los ojos al ver las fotos. Esto parece más bien una página de farándula. En la foto se ve a Vladimir bajando del jet junto con Cristian.

¿¡Cristian!? Se llevó a Cristian.

Lanzo el celular sobre la cama, tomo una almohada y lo aviento contra la puerta. Seguido escucho como la tocan suavemente y la persona detrás de esta dice que es el servicio a la habitación. Miro hacia abajo y contemplo mi cuerpo desnudo. Tomo una de las batas que ofrece el hotel y la paso por mis brazos, amarrándola en mi cintura. Abro la puerta y un botones entra con un carrito con diferentes charolas plateadas arriba de este.

-Buenos días.- murmura el chico con voz suave.

-Buenos días.- respondo, amable.

-Desayuno a la habitación para- se detiene cuando no ve a nadie más- dos... personas.- dice lo último con duda.

-Si.- respondo un poco tosca.

Me doy la vuelta dejándolo ahí y entro al baño. Pongo la lista de reproducción de mi celular en aleatorio, All this love, suena por los altavoces. Entro al agua, dejando que las pequeñas burbujas se adhieran a mi piel. Tomo la esponja de baño y la paso por todo mi cuerpo, lavo mi cabello y termino por meterme bajo la lluvia artificial, sacando todo el jabón de mi cuerpo, me envuelvo en una toalla y cepillo mi cabello. Al salir del baño veo la cama tendida y el desayuno a un lado.

Me siento sobre la cama aun en toalla y abro una de las charolas viendo un tarro de fresas.

Mi celular sigue sonando y muevo la cabeza de un lado a otro mientras me como las fresas. Abro el siguiente charol y un plato lleno de panqueques me recibe. Los unto en miel y mantequilla y degusto de ellos. Termino todo con un jugo de naranja y me paro satisfecha de la cama. Abro mi maleta y saco un vestido blanco floreado, junto con mis zapatillas. Tomo mis bragas y paso el vestido por mis brazos. No necesito sujetador para esto. Me maquillo un poco y salgo de la habitación con mis lentes solares sobre mi nariz, mi celular y mi cartera.

Lilith, reina del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora