¿Lo amas?

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(7) ¿Lo amas?

Llego el gran día, el día que toda mujer espera, el día más felices de sus vidas, el día con el que vienen soñando desde que son pequeñas y se leyeron un libro cliché.

Hoy me voy a casar.

Los nervios deberían estar consumiéndome, pero no. No estoy nerviosa, pero tampoco estoy calmada.

He pasado el día entero en el spa, consintiéndome a mí misma. Logre escapar de las chicas y Ness, con algo de esfuerzo, pero lo logre.

Un masajista da pequeños golpecitos en mi espalda mientras vierte un aceite sobre esta. Masajea a lo largo de mi espalda y mi cara demuestra satisfacción total.

Necesitaba esto.

Me hacen las uñas, me lavan el cabello y aplican diferentes tipos de cremas por toda mi piel, dejándola tan suave.

Salgo del spa con una sonrisa maravillada y me dirijo al estudio de Ness.

Al llegar, ella y las chicas me acuchillan con los ojos y empiezan a hacer preguntas. Paso de todas ellas y me centro en lo importante.

-¿No tenemos que ir ya al hotel?- les pregunto.

-¡Si!- contestan todas.

-Entonces, ¿qué hacemos aquí?- reviso mi teléfono y las notificaciones de Instagram predominan en la barra.

-Eso no lo pensaste cuando andabas pululando por todo Miami- me riñe Ness.

-Estaba en el spa- me indigno-. Merecía unas horas de relajación.

-¿Ves la hora, nena?

-Si...

-Te vas a casar dentro de tres horas- pone los brazos en jarra.

Escucho como tocan la puerta del estudio y unas diez personas trajeadas entran.

Empiezan a llevar los vestidos hacia afuera y Ness me hace seguirla.

-Nos vamos al hotel- informa.

Nos montamos en una Range Rover negra, y partimos rumbo al hotel.

Dentro de la camioneta todo es una locura, empiezan a ver los cambios que podrían hacer en el maquillaje y en el cabello.

Dirijo mi mirada a través del cristal, fijándome en las miles de personas que caminan por las aceras. La playa entra en mi campo de visión y quedo embobada con la vista que me proporciona. Las olas se rompen entre sí, llegando hasta la arena.

Como me hubiese gustado casarme en la playa, pero esta vez no se pudo. Tampoco creo que tenga otra oportunidad, no es como si me fuera a casar dos veces.

Las únicas que concordaron conmigo fueron las chicas, pero Vlad y Ness estuvieron en total desacuerdo y no quería que Vlad pensara que no tenía voto.

Llegamos al hotel y al bajar del auto un par de flashes me dejan aturdida.

¿Qué mierda?

¿Qué hacen ellos aquí? ¿Por qué buscan fotografiarme?

Mis dudas se aclaran cuando veo a Jenica caminando hacia mí.

Sonríe con suficiencia y, agradezco mentalmente el estar decente y no como una astrosa.

-Lilith- abre sus brazos y me pasa uno por los hombros. Me pide que regale unas fotos con ella. Nos siguen fotografiando cuando entramos al hotel y la seguridad los detiene al cruzar las puertas giratorias.

Lilith, reina del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora