Sin marcas

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(16) Sin marcas.

Mis ojos se abren al sentir a Verónica a mi lado. Zarandea mi brazo de un lado a otro y hala varios mechones de mi cabello.

-Lilith, vamos a la playa, levántate ya.- vuelve a hablar.

-Verónica, déjame dormir.- golpeo su brazo.

-No me dejas más opción, pero no te dejare a sufrir sobre esta cama. – la escucho suspirar.

De un momento a otro intento estirar mis brazos, buscando de donde tomarme, pero ya es tarde.

Mi cabeza cae sobre una almohada y abro los ojos al estar en el suelo.

-Tome precauciones.- entrecierra los ojos en mi dirección-. Mande a Alek a tu casa por algún bañador.

Me levanto del suelo y veo sobre la mesa de noche un bañador negro, tiene varias tiras que bajan desde la parte inferior a la superior.

-¿Y si mejor nos quedamos aquí a ver alguna serie?- pregunto-. La idea de ir a alguna isla ya se me...- me callo abruptamente al sentir una almohada golpeando mi rostro.

-No, no me voy a quedar aquí viendo como te deprimes por lo ocurrido. Vamos a salir, te vas a broncear y alzaras muchas erecciones con ese bikini.

Sale de la habitación dando un portazo y ruedo los ojos. Camino hacia el baño y me pongo el bañador. El sujetador tiene dos finas tiras que sujetan mis pechos y se pierden por mi espalda, pasando por delante de mi cintura, rodeándola de manera delicada. La parte inferior cubre lo necesario y dos pequeñas tiras pasan por mis caderas, sujetándola.

No sé de donde Alek saco esto, pero...

Me detengo al recordar que lo compre con las chicas cuando salimos antes de mi boda.

Pongo los ojos en blanco mientras salgo del baño y dejo caer mi cabello sobre mi espalda. Tomo una malla y la paso por mi cabeza, dejándola como un vestido sobre mí.

Salgo de la habitación y veo a Verónica con un bañador blanco y una malla negra sobre este. Me entrega unas sandalias y unas gafas de sol.

-Te ves de puta madre.- espeta.

-Tu igual. – contesto mientras me calzo las sandalias.

Entro a la habitación nuevamente y me cepillo los dientes antes de salir. Rocco mueve su cola de un lado a otro y no me lo pienso un segundo.

-Nos lo llevamos.- no pregunto.

-Tienes que estar loca.- me mira ceñuda-. ¿No estas bromeando?- cuestiona.

Niego varias veces y me mira con los ojos abiertos de par en par.

-Sera con bozal y correa. No quiero escuchar a madres escandalizadas. – va por las cosas del perro y me hinco a su lado, rasco su cabeza y en respuesta me lame una mejilla.

Mierda.

No puedo ir a la playa con este moretón. Me regreso al piso de arriba y entro en la habitación de Verónica, aplicándome algunas bases y polvos.

Tendré cuidado de no estropearlo.

Bajo nuevamente y veo a Rocco con pechera y una correa que sostiene la dueña.

-Solo ruego que no se descontrole.- murmura.

-No lo creo.

Salimos de la residencia y me fijo en el jeep negro que esta frente a nosotras.

-¿Cuánto te pagan por ser capitana?- cuestiono, aunque ya sé que la FASG no es su único trabajo.

-Lo suficiente, pero no tanto como para vivir así.- señala a su alrededor-. Sabes que todo esto lo dejo mi madre.

Lilith, reina del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora