Extra II

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Alek esperaba a las afueras de la casa de Vladimir, estaba dentro de su auto esperando algún movimiento o algo por el estilo. Las luces de arriba estaban encendidas y pronto la puerta de abajo se abrió. Alek se inclinó sobre el asiento y miro atentamente a la rubia tintada que salía de la casa.

Estaba discutiendo con Vladimir y logro escuchar el nombre de lilith de entre los labios de ella.

Termino por irse algo molesta hasta su auto y logro identificarla como Ángela García. Lo que también le confirmo otra identidad al ver la foto que tenía en su mano.

Aquella mujer no era más que una impostora que hizo todo lo imposible por meterse con el futuro ministro y así garantizar su protección.

Le tomo unas cuantas fotos antes de que se fuera y se abrió camino por la calle a unos metros de ella.

Llegaron hasta un hotel a las afueras de ciudad y Alek se alejó de allí.

Tomo su móvil y marco al hombre que lo había mandado a hacer esto.

-Es  ella.- hablo con voz tensa.

-¿Estás seguro?- hablaron a través de la línea.

-Sí.

No la reconoció en el comando ninguno de las veces que la había visto. Se había pintado el cabello, usaba lentes de contactos y se había operado hasta las pestañas. Se supo ocultar, pero solo basto un paso en falso para que la descubrieran.

Al día siguiente estaban  Alek, Joss y todos sus hombres en una vieja fábrica olvidada.

Alek había trabajado todo este tiempo con Joss, incluso desde antes de entrar al comando. No le guardaba lealtad a Vladimir, pero si a Lilith.

Ángela se encontraba inconsciente en medio de la fábrica mientras todos se encontraban entre las sombras. La rubia empezó a moverse sobre el suelo. Llevaba las manos esposadas y un quejido broto de su garganta seca. La cabeza le pesaba como nunca y sentía que tenía una lija en la garganta. Una luz la alumbraba solo a ella.

Era el foco de la noche.

Joss empezó a aplaudir a penas Ángela abrió los ojos.

-De verdad que estoy orgulloso.- le hablo con voz fría, mintiéndole.

Ángela estaba aterrorizada. Sentía como su garganta se cerró y sus entrañas se apretaron. Miro hacia todos lados en busca de una salida y estuvo a punto de llorar al no ver ni una sola ventana o puerta en ningún lado, solo podía ver oscuridad.

No podía verlo, pero sabía que era él, era su voz.

Joss se acercó hasta que la luz dio con él y Ángela se mantuvo tiesa. No quería moverse.

-Te operaste, te tintaste el cabello e incluso llevas puestos lentes de contacto. – se agacho hasta quedar a su altura y la vio con un gesto que derrochaba puro asco.

-Eres una puta mentirosa, Ángela García. – dijo su nombre con algo de burla. -. O, mejor te llamamos por tu verdadero nombre, Jürdi Carstn.  Mama estaría decepcionada si se entera de esto, ni hablar de papá.

-Joss.- susurró por lo bajo.

-hermanita, ¿cómo pudiste liarte con el enemigo? ¿Cómo pudiste mentirnos? Hacerte pasar por muerta- escupió una vez más.

Joss estaba muy molesto. Sufrió la muerte de su hermana y estuvo años cazándole el culo a Vladimir solo para acabar con él. Quiso acabar con él porque había matado a Jürdi, pero ella estaba aquí. Con ojos aterrados y de rodillas.

No tendría piedad con ella. Se había acabado la clemencia, era hora de que pagara.

Saco su arma de la cinturilla de su pantalón, Ángela, o mejor dicho, Jürdi abrió los ojos hasta más no poder.

-Escúchame, Joss. – pidió.

Iba a responderle, pero se calló cuando su cuerpo fue impulsado hacia atrás.  Una pared fue tumbada y los escombros estaban por todas partes. Jürdi se fue de boca y como pudo se cubrió la cabeza. Los seguidores de Joss se levantaron alertas y subieron las armas al ver al rubio vestido con traje de militar, detrás de él no había más que cinco hombres.

Muy tonto de su parte. Joss tenía treinta hombres detrás de él que estarían dispuesto a perder su vida por la suya.

Alek salió de ente las sombras y le hizo frente a Vladimir, posicionándose detrás de Joss mientras apuntaba a la rubia.

-Puras ratas.- hablo Vladimir.

-Contándote, por supuesto. – le respondió Joss.

Vladimir le lanzo una mirada asqueada a Ángela.

Vladimir no había subido sus armas y sus hombres tampoco. No estaban aquí para eso.

-¿Dónde está ella?- preguntó.

Angela se descompuso al escucharlo, no veían por ella.

Joss le dio una sonrisa torcida, sabia a quien se refería.

-Bruno no sabe cerrar la boca, ¿eh?- le contesto Joss mientras caminaba alrededor de Ángela.

-Te voy a decir algo, Vladimir Kozlov. Lilith Kumari es la mujer más fuerte y hermosa que he podido conocer. No se rinde, no se aplaca, no se vence. – dice-. La hiciste llegar hasta lo más bajo y ahora está subiendo hasta llegar a la cima.

Alek se puso feliz al escucharlo. Joss no la había nombrado y tenía miedo de que no la pudiera haber ido a rescatar.

-Ahora tu estas en lo más bajo. Espere mucho tiempo para esro, pensé que me habías arrebatado a mi hermana, pero esta muy viva.- apunto a Jurdi.

Los ojos de Vlad se abrieron a mas no poder y la rabia los inundo.

-Tu mujer esta conmigo. Bueno, ya no es tu mujer, es mia, mi reina, la reina de mi infierno.

De un momento a otro todo se sale de control gracias a un ataque de ira por parte del rubio. Los disparos no cesaban, Alek se lanzó sobre el cuerpo de Joss y entre ambos se cubrieron las espalda a la hora de disparar. La furia del ruso se sentía por todas partes, era entendible, perdió a su mujer por una impostora.

Mientras todos seguían intercambiándose disparos Ángela escapaba. De alguna manera se logró levantar y huir por el hueco que había hecho Vladimir. Joss se dio cuenta de su huida y no se lo pensó dos veces antes de lanzarle el primer disparo que impactó en su pierna. Su hermana cayó al suelo, pero logró levantarse y seguir. Joss sin inmutarse la dejo, estaba herida, con eso sería suficiente, por ahora. Dio varios tiros y terminó de salir de allí. Tomo un viaje hasta Alemania y al entrar en su impotente mansión lo primero que hace es dirigirse al segundo piso.

Entra en la última habitación y logra divisar a Lilith viendo por la ventana con gesto perdido.

Todos pagarían por su sufrimiento.

La reina se alzaría y los hará pagar a todos, pero mientras, su único objetivo tenía nombre y apellido: Vladimir Kozlov.

Lilith, reina del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora