Capitulo 11

21 4 10
                                    

~Amalia~

—por favor, solo está vez— suplico

—No, no lo vamos a hacer—

—Solo esta ves porfis— suplico

— Amalia, tú sabes que no podremos—

— Querer es poder mami— respondo a mi señora madre que se encuentra lastimosamente al otro lado del teléfono.

— Mira, me lo pensaría. Pero tu padre no puede manejar por las noches porque no ve bien. Y yo no soy tan buena al volante como para conducir en un diluvio como este. —

— Bueno si, lo entiendo. Pero mientras tú duermes en una habitación de hotel, calentita y cómoda. Yo estaré en el umbral de la puerta rezando para que ningún loco se me aparezca.

— No seas exagerada. No estarás sola...

— No clara que no— interrumpo a mi mamá. — el vagabundo que vive dos calles más abajo, estará encantado de dormir con alguien.

— Hay Amalia, ¿y si mejor te quedas en casa de Gabriel?

— No.

— Seguro que el se compadece y te sede un lugarcito de su hogar para que puedas dormir.— Dice ignorando por completo mi negativa.

— Pero mamá...

— Tú eliges Amalia, o le pides a Gabriel dormir bajo si techo. O sino vas y duermes con el vagabundo. Tú decides.— dice mi madre ya harta de escucharme.

— Está bien— cedo.

¡Gabgab! — digo tapando el micrófono del celular. — ¿Puedo quedarme aquí?— le pregunto cuando aparece por el umbral de la cocina.

— Si claro.

— Ya está— le digo a mi madre volviendo a poner el aparato en mi oreja.

—Geni.

— Amalia— le interrumpe mi padre. — ¿Está Gabriel por allí?

—Si

Ni siquiera espera que termine de afirmárselo cuando habla de nuevo— Genial, pon el teléfono en alta voz.

— Ya. — respondió mientras le hago a Gabgab una señal para que se acerque.

— Perfecto. Hola Gabriel, a ver. Primero que nada pondré unas ciertas normas. Porque si mocoso, me e visto algunas películas de las que están de moda entre adolescentes y se como son ahora.

A ver. Primero que quede claro, usted señorito va a dormir como Dios manda. Nada de que solo en ropa interior. Se me pone un pantalón decente y una camiseta.

Y tampoco mi hija dormirá solo con una camiseta. Nada de eso. Supongo que tendrá más pantalones en su armario para que le preste uno a mi hija. Y si no, pues mi hija duerme on su ropa puesta.

Y... ¿que mas me falta?— pregunta mi padre a nadie en concreto.

— No tengo idea papá, pero creo que nos quedo muy claro. — respondo para colgar la llamada cuanto antes.

— No oigo que Gabriel al haya entendido.

— Si, si lo hice Don Carlos— responde Gabgab apresuradamente.

— Genial, entonces buenas noches. Te quiero cariño. Tú madre también te desea una buena noche. Adiós.— dice cambiando si tono de voz a uno más alegre.

— Yo también, adiós.— respondo antes de colgar la llamada.

*****

Después de ponerme una camiseta, y un pantalón, que me quedaban extremadamente largos. Regrese al salón donde Gabriel todavía se encontraba viendo la tele.

—Listo. ¿En donde dormiré? —

— Bueno, aquí en el sofá. O compartes cama conmigo .— Que caballeroso el muchacho, yo pensaba que sería considerado y el dormiría en el sofá.

— Bueno, veo que no eres muy generoso.

— Oye, no es eso. Pero vamos, este sillón es incómodo y yo pagué por mi cama, así que es mía. Pero no soy tan malo, te puedo hacer un hueco en mi cama.

— No, prefiero el sofá.

— Bueno tú te lo pierdes— dice antes de levantarse, apagar la televisión y dirigirse a su habitación.

*******

Gab tenía razón, el mueble en el que me encontraba acostada era de lo más incómodo. Principalmente porque era sumamente estrecho y chiquito.

Cambie de posición dejando que el brazo y la pierna derecha colgaran del sofá. No, definitivamente no existía posición alguna en el mundo para que este mueble fuera cómodo para dormir.

Cuando llego la 1 de la madrugada decidí que dormiría con Gabriel. No pasaría nada por eso.¿No?

En puntitas sin hacer mucho ruido y casi en completa oscuridad si no fuera por la linterna de mi teléfono llegue hasta la habitación.
La puerta estaba abierta, así que entre sin tocar.

Una vez acostada en el diminuto espacio que Gabgab había dejado libre, me removí un poco para acomodarme mejor y darle la espalda.

— Te dije que el sillón era incómodo.

—¡Aah!— gritó mientras me levanto de la cama. Casi se me para el corazón, se suponía que Gabriel estaría dormido.

— Perdón... perdón si te asusté—dice mientras se ríe.

— Jajaja, casi muero de un paro cardíaco— le digo mientras me vuelvo a enrollar entre las sábanas que se encuentran calentitas.

El me imita y nos acomodamos viéndonos de frente.

— Así que...¿Que fue lo que te hizo cambiar de opinión para que vinieras a mi cama.— Tenía la boca abierta para contestar, pero el se me adelantó. — No, espera que lo adivino yo. Te sentiste muy sola allá así que viniste aquí porque mejor es estar acompañado que sola. No no espera. Querías un poco de acción antes de dormir y viniste aquí. O tal vez...

—O tal vez, el sillón era lo suficientemente incómodo como para tener que venir a dormir aquí. Pero en donde quedo la persona que me da las tutorías— pregunto a Gab ya que bueno medio bromista si era, pero tan lanzado no.

— Bueno Ojos Bonitos, a altas horas de la noche, mi otra cabeza es la que toma el control.

Me ruborice, seguramente lo hice. Pero no porque no hubiera escuchado comentarios de ese estilo. Si no, porque no me esperara que fuera tan...directo.

— Bueno, creo que tus dos cabezas necesitan dormir. Buenas noches.

— No, espera. Tú ganas , no haré comentarios de ese estilo.— dudo que hubiera ganado algo, pero yo tenía razón.
Era tiempo de dormir.

******
Hola gente.

A ver... se que en este capítulo no paso nada interesante y a sido un poco más corto que los demás. Perooo... el próximo capítulo será más interesante y descubriremos un poco más acerca de Amalia.

De verdad espero que estén disfrutando la historia.
A que no se esperaban que Amalia llamaría a sus padres como segunda opción. ¿Verdad?

Bueno eso es todo, lo más probable es que el siguiente capítulo lo suba el miércoles. Nos leemos, besos.

La pareja perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora