Ojos de asesino

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Måneskin_I Wanna Be Your Slave.

_Soy un maldito monstruo, quien busca la redención_

~Narra Miley~

—Han pasado casi dos semanas del cumple de Jesse y todo ha ido de bien a perfecto. El problema de la asistencia mi suegro lo había arreglado todo con sus manos mágicas, ya saben a lo que me refiero.

Bueno, no todo seguía igual, habíamos hecho nuestra relación oficial, y no les voy a mentir que me sentía la puta diosa como él mismo me dice caminando de la mano con él mientras todas las hipócritas del colegio nos miran. Es jodidamente maravilloso restregárselo en sus caras, tanto que se burlaban y ahora me veía perrísima su lado.

Nos sentábamos juntos e hacíamos las tareas y trabajos en mi casa, por fin mi padre lo aceptó, aunque no me dejaba ir aún a su casa, solamente para las cenas familiares cuando íbamos todos.

Jesse no era malo con relación a la escuela, pero se desconcentra muy rápido del estudio por lo que siempre me jode a mí, seduciendome, haciéndome cosquillas, incluso me pintaba las uñas y peinaba o me planchada el cabello, siempre haciéndome sus favoritas trenzas y yo como tinta caía en sus juegos, no lo podía evitar.

Me compraba mucha ropa, todas con mi estilo aunque sí, un poco pervertidas, se que le encantaba que me la pusiera, ya saben, las clásicas faldas de colores, abrigos y tops.

Pero lo más importante fue que conocí su cuarto rojo, la noche de su cumpleaños cuando me sacó a rastro de la habitación de Grace. Al principio no entendía un carajo, todo me daba vueltas, un lugar inimaginable para mi mente que solo ha tenido tres polvos si acaso. Era demasiado para mí, al principio lo rechacé, hasta que me explicó que ese era él, que a pesar de todo nunca me haría daño, que ese no era su secreto, era su vida y tendría que adaptarme a ella. No fue una amenaza como tal, simplemente me repetía que sino quería hacerlo estaba en todo mi derecho y que por eso no me dejaría de querer. Finalmente acepté y ese día lo hicimos, entré por primera vez a ese mundo oscuro y de placer al mismo tiempo, a donde solo él me podría llevar, tenía gran poder de pasar de lo romántico y cariñoso a hot y sádico.

Pero dejando el tema y volviendo a la realidad, hoy es jueves y lo estaba esperando en el pasillo central para almorzar. De seguro estaba en algo de deporte con los chicos y por eso demoraba bastante en aparecer. Yo tenía mucha hambre, aunque no podía evitar esa parte de mí, la de que siempre tengo hambre, pero ese día más porque no había desayunado.

Sostuve una bandeja y busqué lugar para sentarme, pero casi todos los estaban ocupados, hasta que me fijé en una de las últimas al final del comedor que estaba vacía, fui rápido y me senté.

Entretenida en devorar mi comida, sentí como alguien se sentó a mi lado, pero hice caso omiso y seguí en lo mío.

-Hola pequeña-Sentí esa voz conocida, ese tono garrasposo particular. Cuando giré mi rostro para verlo me percaté de que era Lucas, al que Jesse le había dado una paliza.

—Hi—Le dije ignorándolo.

—Que lindas estás mami—Soltó el clásico comentario asqueroso que todo hombre piensa que nos gusta.

Okey, pido momento para vomitar por favor.

¡Dios mío, no me lo puedo creer, este baboso escogió el peor momento del día para molestarme, no sabes que la comida es sagrada pedazo de imbecil!

—Gracias—Le dije indiferente tomando un sorbo de refresco.

Observé que se sentaron dos chicos más en la mesa, uno al lado mío y el otro al frente, cuando me di cuenta los tres tenían sus vistas sobre mí.

Miley AshleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora