Miley Ashley

De tal palo tal astilla

Måneskin_Le parole lontane.
Siento que la ansiedad aumenta, bebo las lágrimas amargas.

~Narra Miley~

—¡Tío Tee!—Grité desde las afueras de la casa—. ¡Tío Tee!—Volví a llamar rodeando esta vez la cabeza, buscándolo por algún sitio.

—¡Miley!—Sentí su voz llamándome a distancia.

Me giré varias veces en el mismo lugar buscándolo con la mirada, hasta que finalmente lo encontré encima del muelle haciéndome señas con ambas manos.
Gritaba Tee desde el puente haciéndole señas para que fuera a donde estaba él.

—¿Qué haces por aquí nena?—Me preguntó sin quitar la vista de su pequeño bote, acercándolo a la orilla—. ¿Viniste buscando a Jesse?—Insistió con la duda.

—No—Contesté y dejé caer la cabeza sin ganas de nada.

Él suspiro profundo al ver mi rostro decaído y simplemente entendió.

—Ya tranquila, no me lo tienes que decir. Vienes aquí porque es el único lugar donde puedes desahogarte sin que nadie te cuestione.

Esta familia sin duda tiene poderes psíquicos. Todos saben lo que piensas a toda hora. Serán unos genios o simplemente soy muy obvia.

—Ven, siéntate—Me dijo golpeando la madera sentándome al final del muelle a su lado—. ¿Quieres?—Preguntó sacando una mini botella de uno de sus bolsillos laterales.

Llevaba ese día un short de mezclilla verde estilo campaña, con varios bolsillos a su lado. Llevaba una camiseta blanca, pero se la quitó antes de sentarnos.

—No, gracias, estoy bien así.

Ni de loca voy a probar esa mierda que haces señor.

—Tranquila, no es Führer, es solo ron—Sonrió pasándome la botella.

a.

—Vale—Dije arrebatándosela de las manos.

Seriamente necesitaba de algo fuerte, un vinito no resolvería mi problema. Esto tampoco, pero bueno, es un avance.

—¡Uju¡ ¡Uju!—Tosí dos veces llevándome la mano desocupada a la boca, como una completa imbecil.

—Suave que está fuerte—Sonrió de lado, negando con la cabeza, como si conmigo no hubiera remedio.

¡No te burles! ¡Casi muero joder!

—Entonces—Rompió el hielo—. ¿Qué carajos te hizo ahora el cabrón de mi sobrino?—Creó la incógnita mientras se daba un largo trago, haciendo una mueca al sentir el sabor.

Espera, ¿Qué?

—¿Cómo sabes qué fue él?—Cuestioné frunciendo el seño.

—Porque lo conozco, simplemente eso—Levantó sus hombros—Y se que a éstas alturas, ya debió haber hecho alguna locura. Aunque en serio, pensé que contigo sería diferente, vi otra mirada en su rostro y esos ojitos brillosos solo los había visto una vez.

—Cuando conoció a Lucía—Intenté adivinar y me miró sorprendido.

—Entonces lo sabes, veo que te ha contado mucho, no le cuenta su vida a cualquiera—Se quedó varios segundos en silencio—. Entonces, ¿Cuál es el problema?

—Con ella ninguno, es Grace.

Giró los ojos, rascó su cabeza y suspiró algo molesto.

—Ya, me imagino, te contó que se tiraba a su hermana y te lo tomaste a mal, no te culpo.