La mini mansión

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TEMPORADA II

Eladio Carrión ft Rels B-Me gustas natural.

_Te arreglas bien, no te voy a mentir, pero me encanta cuando te vas a dormir_

~Narra Miley~

El taxi aparcó frente a la mini mansión. Aunque para mí sea una nueva casa, para Jesse y su familia es vieja, me imagino cada sentimientos, cada recuerdo que tienen de este lugar, algunos buenos y otros muy malos.

Jesse se bajó y esperó a que el chófer abriera el maletero, giró su cabeza y noté que quedó en un vacío de pensamientos cuando miró el panorama. Noté como su cuerpo tembló un poco, sus manos sudaban y su voz sonaba cortada cuando hablaba con el chófer.

—Aquí estamos amor, no hay vuelta atrás—Sujeté su mano mostrándole seguridad ante todo.

Asintió y besó mi frente abrazándome por al lado, quedando recostada a su pecho.

En ese instante llegó la ambulancia encargada de traer a Jane.

Al abrir las puertas salió un enfermero y el doctor, se dispusieron a bajar a mi mamá, por lo que Jesse dejó las maletas en el suelo y corrió a ayudarlos.

Al mismo tiempo llegaba Eduard en otro taxi porque le dijeron que no era necesario que subiera a la ambulancia para acompañar a mi madre.

—Pues volvamos a empezar—Dijo Eduard.

—Me estoy cansando un poco de esto, parecemos clima cambiando tanto de estación—Sonrió mi chico.

Entramos a la casa, que, sin duda, era otro nivel, nada comparado con la que tenían en los Estados Unidos. A pesar de que esta fuera reconstruida después de todo lo que pasó, Jesse me dijo que hicieron muy pocos cambios en el estilo de la casa, dos pisos disponibles con todas las habitaciones necesarias, cocinas, baños, salones y dormitorios. Las escaleras eran estilo La Bella y la Bestia, esos escalones largos que abarcaban casi toda el salón del castillo.

Me mostró hasta el último piso y encima tenían una azotea, pero no cualquier azotea, sino una gigantesca con piscina, mini bar, bueno, un puto hotel en las nubes.

Su habitación también era algo parecida a la anterior, una cama Cali King en la habitación, decorada con sabanas blancas, al igual que las fundas de las almohadas, a diferencia de que esta, el hierro estaba pintado de blanco y en el techo había un gran espejo que cubría todas las vistas de la cama.

Necesitaba verme en ese espejo con Jesse encima.

Ok, relájate mi ciela.

En la pared del frente se encontraba la puerta del baño y al lado otra puerta que estaba cerrada.

—Cierra los ojos, te tengo una sorpresa—Dibujó su bellísima sonrisa.

—Vale, pero no me enseñes tu cuarto rojo ahora, estamos recién llegados—Le dije con los ojos tapados por sus manos mientras se colocaba tras mi espalda.

—¿Sería una bienvenida por todo lo alto no crees?—Me susurró al oído, sintiendo como mis hormonas aparecían otra vez.

Hola querida, nosotras por aquí de nuevo.

No vi su rostro pero de seguro puso su clásica sonrisa provocadora.

Sentí como abrió la puerta y la volvió a cerrar.

—Ya puedes abrirlos—Volvió a susurrarme quitando sus manos de mis ojos.

Con la vista un poco nublada por la impresión tomé varios segundos en adaptarme al nuevo panorama.

Miley AshleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora