CAPITULO 4: EL RECUERDO

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-Creo que debemos hablar con los hermanos Zabini para entender esto. En cuanto a la moneda –Los gemelos lo miraron con cara de cachorros perdidos –Me temo que debo devolverlo a sus propietarios originales. Con eso se dirigió hacia la puerta seguido del profesor Snape, la profesora Sprout y la profesora Mc Gonagall. El primero y la segunda por ser el jefe de casa de los dos hermanos, y la tercera por ser sub-directora.
Una vez Blaise había sacado a su hermano del gran comedor lo soltó y le dijo
-

¿Qué crees que haces? Te dije que nadie puede hacer magia de esa manera, el director y los profesores sospecharán de ti.
-Pero no tengo nada que ocultar.
Hubo un silencio.
-Cierto, buen punto… ¡Pero ese no es el punto! Creí que madre te había hablado antes de salir para decirte que no usaras tu magia de esa manera.
-No… solo me dijo que cuide de los dos, como el mayor… Entonces, ¿Qué decimos?
-Mmm… No puedo creer que esté en esta situación…
-¡Ya sé! Qué tal si les decimos que es magia extranjera, ya sabes por mi padre, que metió esa magia antigua en mí por los tatuajes.
-Eso es rid-… Pensándolo bien eso podría funcionar… Wow, no sabía que podías pensar si te lo proponías.
-¡Hey! Claro que puedo hacerlo. Como crees que te gané en Quidditch el otro día. Además ahora podré cortarme el pelo.
-Trampa. Impulsaste la Quaffle con el aire, además… eso no requiere gran uso de tu cerebro. Y no. No te lo cortarás, no queremos llamar mucho la atención. ¿O deseas que todos te miren como un niño prodigio, una especie de elegido u otro "niño que vivió" por tu peculiar tatuaje celeste? –A Aang le aterraba la idea por alguna razón.
-He… no gracias no me gusta… parecer tan importante
-Exacto, si quieres parecer normal, actúa normal. Pero no deshonres el apellido Zab-
La puerta del gran comedor se abrió y salieron 3 profesores y el director.
-Buenas noches señores Zabini.
-B-buenas noches director Dumbledore.
-Lamento arreglar esta reunión tan tarde en la cena y en el primer día de clases, sin embargo tengo curiosidad de saber que pasó en el gran comedor.
-Pues… -Aang no sabía que decir.
-Se llama "Kekkai Genkai"*(1) señor. O al menos eso fue lo que su padre le dijo a nuestra madre. Al parecer es una especie de magia almacenada en los tatuajes que tiene mi hermano en el cuerpo. Su padre estaba en un grupo selecto y esta era su herencia, magia Japonesa señor. Sin embargo inofensiva, se lo aseguro.
-"¿Kekkai Genkai?" Curioso nombre, jamás había escuchado de él. Si yo con madame Ponfrey, por supuesto, pudiéramos, por la seguridad de los otros estudiantes, claro está, a-
-Si se refiere a estudiarlo señor eso ya fue hecho. Los mejores médicos de aquí y de Japón lo estudiaron para ver que no habría ningún tipo de riesgo.
-Veo que está muy bien informado señor Zabini. Pero si se estudió algo tan peculiar ¿cómo es que no salió ninguna noticia ni reportaje en El Profeta sobre esto? –era obvio que el director no le creía.
-Mi madre paga para que esto se mantenga en secreto, muy pocos niños japoneses tienen el honor de recibir el "Kekkai Genkai" Y sé todo esto porque es mi hermano. Claramente me preocupo por él.
-¿Cómo es que justamente su hermano tiene estos tatuajes y no otros?
-Se los recibe dependiendo de sus ancestros, su padre también tenía estos tatuajes, al igual que el padre de su padre, es parte de su noble y antiguo linaje. Usted ya debe saber que mi madre solo se casa con magos peculiares.
-Oh sí, lo sé. Si es así, no hay nada que hacer, sin embargo si ocurre algún problema lo tendremos que estudiar. Después de todo no podemos poner en riesgo innecesario a nuestros estudiantes. Pueden volver al gran comedor, estoy seguro que aún tienen hambre.
Mientras entraban Aang le preguntó.
-¿Por qué le pusiste el nombre de los poderes del libro que lees a lo que yo hago?
-No se me ocurría nada. Además funcionó ¿cierto? Casi ningún mago lee libros Muggles y pocos Muggles en Londres tienen el interés de leer Mangas tan magníficos como "Naruto"*(2).
-Pudiste llamarlo Aire control.
-¿Te gusta ese nombre?
-… La verdad no, solo que se siente… correcto.
-Y poco original si me lo preguntas. –Diciendo eso se separó y fue a su mesa, pero mantuvo lo que acababa de decir su hermano para pensarlo más tarde. "Genial, más cosas para pensar. Si no muero de migraña por su culpa será un milagro" Pensó antes de sentarse.
El resto de la noche había pasado tranquilo. La profesora Sprout se detuvo donde Aang estaba un momento para devolverle el Galeon, pero aparte de eso todo fue normal.
Siendo Slytherrin no pasaría mucho tiempo con él, después de todo las clases eran normalmente con los Gryffindor por alguna extraña razón. Así que pudo relajarse el resto de la semana o por lo menos hasta que llegó el viernes.
La semana de Aang empezó tal como el incidente del gran comedor, con gran conmoción, sorpresa y luego un interrogatorio. Su primera clase era con el profesor Flitwick que dio un gemido de sorpresa antes de caer de su silla en la que estaba parado al ver que la varita de Aang crecía cuatro veces su tamaño. Todos lo miraban como si acabara de hacerse crecer otra cabeza.
-¡Señor Zabini! –Exclamó Flitwick con su voz chillona -¿Me puede explicar porque su varita acaba de crecer?
-Amm… Siempre fue así, al momento de hacer magia crece ¡¿No le parece genial?! Aunque se supone que con el tiempo podré controlar esto. –Dijo con falso entusiasmo tratando de distraer un poco la atención hacia la varita.
-¡Fascinante, la verdad! ¡Tráigala un momento por favor! –Flitwick estaba curioso por estudiarla.
De esa manera todo el inicio de la clase se perdió mientras el profesor miraba con gran entusiasmo la varita y Aang estaba a su lado alabándola igualmente, ahora de manera sincera.
Y en las otras clases… bueno digamos que todos los profesores (menos Bing ya que no usan varitas) se llevaron una gran sorpresa al ver la varita con diferentes tipos de reacciones. Snape le había informado a Dumbledore pero por ahora habían acordado no hacer nada si no era un peligro, ya verían que más era el niño capaz de hacer y si era un riesgo.
Aang se había aburrido toda la semana, aparte de la reacción que causaba su varita nada de interesante sucedió. Realmente odiaba las clases donde no había ningún tipo de emoción. No pasaba ni 2 minutos en historia de la magia antes de caer dormido y siempre se sentaba atrás de manera a que el profesor no lo viera. En pociones había resultado obvio para el profesor Snape que él era peor que Longbotton. Si el Gryffindor fallaba era por incompetente y porque se la pasaba la clase temblando de miedo a su profesor. Pero el Hufflepuff echaba todo lo que podía a su caldero con tal de experimentar, ni siquiera miraba bien antes de botar algo al caldero. Era una total amenaza y por más que el niño se mostrara asustado cuando lo reprimía y quitaba puntos parecía que rápidamente se olvidaba de esto volviendo a causar un desastre. Snape se había jurado encontrar la manera de detenerlo definitivamente. En las otras clases practicaba lo que le decían pero si se aburría empezaba otra cosa. La poca responsabilidad que le daba el colegio lo intimidaba y no sabía por qué. Así que hacia todo por escapar de esta aun si se sentía mal por hacerlo.
Finalmente llego el viernes y sería su primera clase de Quidditch y seria junto con Ravenclaw. La esperaba con ansias, quería volar para perderse en el aire, para sentir esa libertad que le daba estar en el cielo aunque la escoba le molestaba un poco, montar una escoba era diferente a montar un… Aang no encontró a qué quería comparar la escoba pero sabía que había algo más, algo que extrañaba.
Madame Hooch los hizo parar al lado de su escoba, la de Aang fue inmediatamente a su mano. Cuando al fin los dejó volar solo fueron unos pocos metros, al parecer un alumno en Gryffindor se había accidentado. Además de eso Draco había querido burlarse robando algo del herido pero Blaise lo detuvo diciendo que no había porque ponerse al nivel de los "sangres sucias", y los "traidores de la sangre". Pudo convencerlo y este tiró la esfera al suelo rompiéndola para gran horror de los Gryffindor. Harry había tratado de retarlo pero la profesora volvía en ese momento y no pudo hacer nada.
Aang cansado empezó a volar más al irse disimuladamente al otro lado del muro. Estaba volando plácidamente, riendo, olvidando totalmente la advertencia de la profesora. Cuando escuchó que alguien le gritaba al ver abajo vio a Madame Hooch que le hizo algo a su escoba esta dejó de obedecerlo para dirigirse a la profesora. El pánico de perder el control de su escoba hizo que saltara sin pensar, en el aire saco su varita pensando desesperado por hacer algo. Esta creció y de repente como si esta lo escuchara la parte superior se partió en tres haciendo que los dos pedazos exteriores se abrieran formando una flecha y al segundo siguiente se formaron unas alas de tela de los dos pedazos hasta el centro y una madera fue apareciendo uniendo los dos pedazos de los lados formando algo parecido a un cometa que los niños Muggles usaban. Su instinto le dijo que se agarrara de la madera que unía los lados. Y para más asombro de todos y de Aang, este no cayó al suelo, al contrario empezó a planear y luego volar, al principio de manera torpe pero luego rápidamente se elevó y voló con todo el control.
Fue lo mejor que Aang había sentido desde que perdió la memoria. En ese momento se sintió tan feliz, encantado, nostálgico, triste, arrepentido y angustiado, pero se sentía… bien, libre. Voló, sintió el aire como debía ser, esa conexión única que tenía con el aire se sentía tan familiar, era hermoso. Vio el paisaje a su alrededor ignorando los gritos de abajo, desde arriba todo se sentía perfecto, era su territorio, era su hogar. ¿Cuánto tiempo no había volado de esta manera? Le parecía que era más de 1000 años. El sonido del viento en sus oídos; el olor del aire puro en lo más alto; el poder ver todo pasar rápidamente y al mismo tiempo lentamente lo más lejano; el éxtasis que sentía al abrir la boca y sentir el delicioso viento invadir su boca al reír eufóricamente o gritar de felicidad; ese sentimiento que hacía parecer que el frio viento tocaba y rozaba su cuerpo; Aang quería gemir, gritar la felicidad que sentía.
De repente algo dentro de él pareció romperse un poco y vio imágenes dentro de su cabeza, como si fueran memorias.
Flashback:
-¡No! ¡No dejaré que se lleven a Katara! Como el último soldado de la tribu del agua del sur luchare a morir por defenderla.
-¡Soka no!
-¡Ataquen y capturen a la maestra agua!
-¡NOOOOOOOOO!
La imagen se empezó a agitar antes de cambiar de panorama.
-¡Ella es la campeona! ¡La única que podría hacer algo contra los maestros fuego, hay que defender la ciudad, es la mejor "maestro tierra" de aquí!
-¡Ya dije que no! Yo soy su padre y ya dije que no irá, es más –Se giró a ver a su hija que estaba con la cabeza gacha –Rómpanle los brazos de manera que no sanen, así no podrá volver a hacer tierra control.
-¡A-ahora m-mismo señor!
-Deshonraste a la familia Tod es el mínimo castigo que mereces.
-¡Padre no, espera por favor! ¡Deténganse! ¡AHHHHHH!
Una vez más a imagen se agito antes de cambiar nuevamente a otro lugar.
-¡Basta ya Zuko! ¡Tu veneno ha durado mucho y estas infectando a tus hijos! ¿Cuántos años o ciclos más planeas aferrarte a la esperanza de que el Avatar aparezca?
-¡Los que sean necesarios tío! El Avatar es mi única esperanza de reformar mi vida. Y la existencia de esos niños me importa muy poco, no fue más que un error que tú ocasionaste. Jamás debí tratar de dejar de buscarlo por una mujer.
-¡¿Qué dices Zuko?! Son tus HIJOS.
-¿Ah sí? Qué pueden ganar esos niños de ser los hijos de alguien que perdió su honor. ¡YO LO PERDI TODO TÍO!
-…Tienes razón Zuko, lo perdiste todo. Tu madre, tu padre, tu hermana, su amiga que estaba enamorada de ti, tu esposa, tus hijos y ahora… a mí también. No pienso estar más con alguien que no piensa ayudarse. Esperaba grandes cosas de ti pero veo que me equivoqué,… tu padre tenía razón. Adiós.
Un hombre muy viejo se alejó de un hombre de al parecer 30 años. El último lo miraba sorprendido, luego furioso, desesperado y finalmente empezó a llorar agarrándose la cabeza y cayendo al suelo.
Fin del Flashback.
Aang despertó gritando en una cama en la enfermería. Toda la alegría anterior había desaparecido solo quedaba el peor sentimiento que había sentido antes en su pecho, el de la culpabilidad, el sentimiento de haber podido hacer algo y no haberlo hecho. El de haber traicionado a alguien, el de haber fallado a muchas personas.
Madame Pomfrey llegó y al verlo en tal estado lo obligó a tragar una poción para que durmiera sin soñar.
Aang empezó a llorar, estaba desesperado. Sabía que acababa de tragar algo pero su inconsciente lo llamó para defenderse de ese dolor y sus tatuajes empezaron a brillar. La enfermera miró con asombro como el niño empezaba a levitar mientras tatuajes brillaban con una luz celeste cegadora y de repente la poción empezó a funcionar. Aang cayó poco a poco a la cama antes de estar totalmente dormido. El niño durmió sin soñar nada, olvidando todo nuevamente para defenderse de ese dolor y aún con la poción lloró toda la noche.

El origen olvidado de la magia{finalizado}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora