Y allí seguía viéndola desde el cielo embobado, no le había quitado ojo de encima desde su discusión con Gook-Doo.
No le gustaba discutir con él y eso le hacía estar algo apagado. Desde que ambos tienen memoria han estado juntos, protegiéndose mutuamente. En el fondo los dos esperaban que las cosas se solucionasen.
Jimin no perdía de vista ningún movimiento que hacía Mar.
Le parecía la cosa más bonita del mundo cuando estaba dormida, podía visitarla a través de sus sueños y sonreírle, hacerle ver que todo estaría bien.
Sin duda era un apasionado.
Los pasos que se acercaban cuidadosamente por detrás interrumpieron sus pensamientos y miró de reojo a la persona que se encontraba en ese instante mirándolo con burla.
— No te cansas eh, cuidado no vayas a comértela con la mirada. — Gook-Doo parecía burlarse de los sentimientos de su amigo. — Sigo pensando que deberías dejar de observarla todo el día, limítate a cuidar de ella si algo malo le pasa y deja de mirarla tanto, que pareces un acosador, si bajas a la tierra se asustaría y lo único que querría tener entre vosotros dos sería una pared. — empezó a reírse mientras se tocaba la barriga. A Jimin no le hacían ni pizca de gracia esos comentarios por lo que se levantó algo molesto y cuando iba a pasar al lado de su amigo para marcharse este le agarró del brazo y lo giró, estando los dos cara a cara. — ¿No sabes hacer otra cosa que marcharte sin decir nada? Eres patético Park, un cobarde. Pero siempre has sido así, el colmo de tu estupidez ha sido enamorarte de una humana torpe y despistada. — además de ser arrogante y algo borde, Gook-Doo era algo malhumorado y hacía bromas de mal gusto. Esos comentarios no le gustaron a Jimin un pelo, así que cuando escucho como se burlaba de él y de Mar reaccionó de inmediato dándole un puñetazo en la mejilla a su mejor amigo, tumbándolo en el suelo. Jimin no era alguien débil, mucho menos patético y cobarde, era de los ángeles más fuertes y honestos que existían, pero su amigo comenzó a pasarse con él desde que sus sentimientos hacia su humana crecieron y ya no aguantaba más.
Por supuesto que no quería pelearse con su mejor amigo ni crear jaleo, pero no soportaría ni una sola burla más de él y de Mar.
Gook-Doo lo miro sorprendido, no se esperaba esa respuesta por parte de Jimin. Este se tocó la mejilla con su mano derecha algo dolido por el golpe, Jimin era fuerte y sabía cómo dar los golpes, por suerte para su amigo, no quiso darle con toda su fuerza, solo dejarle claro que él también podía ponerse a su nivel, que no era un niño pequeño que solo suspiraba por una humana, no era tan inocente como se veía y mucho menos un tonto, no iba a permitir que se metieran con él.
— De tonto no tengo un pelo y mucho menos de cobarde, si quieres te doy otro golpe y lo compruebas por si te has quedado con dudas — alzó la voz y lo miró enfadado — El único patético eres tú, que no sabes respetar los sentimientos de tu mejor amigo; en vez de burlarte de mí y decirme que no tengo posibilidades ya podrías apoyarme y respetar mis sentimientos. Como si yo eligiese lo que sentir o no, como si tuviera un botón para apagar lo que siento, ¿tú te crees que yo no pienso que no tengo posibilidades? Gilipollas no soy, pero tú eres uno de los grandes. — lo miró con desprecio y se alejó.
Iba volando enfadado con sus alas blancas llenas de plumas entre las nubes y el cielo azulado hasta que llegó al sitio donde solía ir de pequeño al enfadarse con Gook-Doo.
No se peleaban mucho, pero las veces que lo hacían Jimin tenía un sitio alejado de los demás ángeles para que no le molestasen.
Se sentó a tocar un poco el arpa como solía hacer cuando se enfadaba, pero no aguantaba ningún sonido así que acabó tirándola al suelo.
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Mi ángel guardián
RomanceMar es la directora de la empresa de videojuegos más grande de su ciudad. Vive con su padre en una humilde casa donde ambos intentan conservar la poca felicidad que les queda después de que su madre se marchase de casa. Todo cambiaría cuando las a...