24.

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Unos días más tarde, Mar se incorporó de sus vacaciones.

Echaba algo de menos el olor de la oficina, la sonrisa de los empleados, trabajar al lado de Jimin, charlar con el señor Kim.

— ¿El primer día y ya tengo todo ese papeleo? — gruñó Mar sentada en su silla.

Las vacaciones le habían sentado de maravilla, pero no esperaba tener tanto que hacer.

"Bueno, soy la directora, es normal" pensó  antes de respirar profundamente.

— No te quejes tanto, yo te ayudo. — Jimin le sonrió. — Me tienes esclavizado. — murmuró y cogió un par de papeles.

— Te recuerdo que tú eres el que se ofrece a ayudarme. — Mar le dedicó una mirada fulminante y empezó a trabajar.

No paraba de pensar en cómo le habría ido a su secretario en este tiempo. Siempre que lo llamaba no cogía el teléfono o le decía que estaba ocupado.

Ni siquiera lo había visto en la empresa y eso la tenía más preocupada aún, solía ir a saludarla todas las mañanas al llegar.

"¿Y si ha ido algo mal con Natalie?" pensó Mar agobiada.

El señor Kim era como un padre para ella y no quería que nada malo le sucediese por su culpa; entrometerse en la investigación del caso de Patrick era peligroso, sobre todo cuando se trataba de un asesino que por poco lograba matarla varias veces.

Si algo malo le llegaba a pasar al señor Kim, no se lo perdonaría nunca.

"Quizá Natalie lo ha descubierto"

— Mar. — la llamo Jimin por cuarta vez y le puso la mano en el hombro.

Esta reaccionó y lo miró perpleja.

— ¿Qué te pasa? Llevo llamándote cuatro veces.

Mar negó y se levantó para ir a coger su botella de agua de su bolso.

Bebió un poco y se quedó mirando a la nada, preocupada por el secretario.

Jimin estaba preocupado, sabía que algo iba mal.

Imitó sus movimientos y se dirigió a su amada, mirándola triste, no le gustaba verla preocupada, suspirando sin saber el motivo; si podía ayudar lo iba a hacer.

Cuando estuvo a su lado, agarró su mano suavemente y se dio cuenta de que esta sudaba.

El corazón de Mar empezó a latir muy rápido y casi escupió el agua que tenía en la boca, pero pudo contenerse. Le incomodaba que le diera la mano si estaba sudada.

— Tengo las manos-

— Me da igual, ¿qué te pasa? Llevas varios minutos suspirando, no me trago que estés bien.

Mar lo miró algo sonrojada y decidió contárselo, después de todo lo sabría tarde o temprano.

— El señor Kim no me coge el teléfono, no ha venido hoy a saludar y lo digo porque siempre suele venir a ver si todo va bien, y tampoco lo he visto por toda la empresa. Tengo miedo de que Natalie le haya hecho algo.

Jimin empezó a dudar también, nadie sabía cómo había ido la charla de Natalie y Kim Won-hae, tampoco sabían de lo que era capaz la mujer.

Este suspiró profundamente y abrazo a Mar sin decir nada.

— Esto también me empieza a preocupar a mí, pero busquemos soluciones. — la estrechó entre sus brazos con algo más de fuerza. — Preguntemos a algunos empleados si lo han visto. Todo irá bien, bonita.

Mi ángel guardián Donde viven las historias. Descúbrelo ahora