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Gook-Doo no había aparecido en unos días, había estado algo ocupado y por desgracia no pudo estar con Jimin. Este se encontraba sentado en el suelo mirando a su alrededor, lo único que había era unas nubes, el sol y el cielo, no había mucho que observar.

Lo que había sucedido unos días atrás lo había dejado algo perdido, no sabía si volverían a golpearle, si irían en busca de Gook-Doo para ponerlo en su contra o si volverían a burlarse de él en cuanto estuviera solo. Entre eso y pensar en varias formas de bajar a la tierra mantuvo su mente ocupada, así que aunque echaba de menos a Gook-Doo no dedicó demasiado tiempo para pensar en él.

Este aún no sabía nada de lo que había sucedido días atrás y era mejor no contárselo porque podría hacer alguna locura.

— ¿Aburrido? — dijo Gook-Doo sentándose a su lado y mirando al mismo lugar donde miraba Jimin. Este asintió y suspiró de repente, por más vueltas que le daba no sabía cómo bajar a la tierra sin ser descubierto.

Una risa interrumpió sus pensamientos y miró a su amigo para descubrir que era tan divertido.

— No te lo he contado, perdón — dejo de reír un momento y lo miró — El grupito de amigos de Kousei consiguió que uno de ellos saliera con Hinata. Al parecer hicieron una apuesta que consistía en conquistar a Hinata y quien lo hiciera primero ganaba, pero les ha salido algo mal porque Hinata se ha enterado de la apuesta y ahora no quiere nada con ellos. Hay que ser tonto, eh. — empezó a reírse de nuevo.

Aquel grupo fue el que golpeó a Jimin y lo dejó tan mal, por eso no mostró ningún interés en aquella anécdota. Siguió mirando a la nada ignorando lo que Gook-Doo acababa de decir, no podía contarle lo que habían hecho si no quería montar un escándalo.

— ¿Te pasa algo? — él se adelantó y preguntó primero.

— Hablemos de otra cosa.

— Te veo algo perdido y en cuanto he hablado de ellos apenas me mirabas, ¿han hecho algo?

Jimin decidió no contestar y mirar a otro lado, quizá así sospecharía más, pero no le importaba, no quería admitir que le habían golpeado, pero acabaría contándoselo de todas formas ya que Gook-Doo insistiría tanto que no le quedaría de otra.

— Contéstame. — le agarró del brazo e hizo que lo mirase.

— Estaba caminando y me golpearon por todas partes, por suerte pude escaparme, ya está.

Gook-Doo le soltó y se levantó enfadado de sopetón, no iba a permitir que aquellos se fueran de rositas sin pedirle disculpas. Él fue el primero que empezó a burlarse de él pero de arrepentía y quería enmendar su error ayudándolo a estar con ella, pero golpearlo ya era pasarse, no permitiría algo así.

Sin decir una palabra más extendió sus alas y comenzó a volar buscando aquel grupo de gilipollas.

Jimin fue detrás de él para tratar de detenerlo, pero en el fondo sabía que Gook-Doo no iba a ceder. Quizá lo mejor era que dejase a su amigo hacer lo que tenía en mente, no podía ser peor que lo que le habían hecho.

En cuanto los localizó bajó a donde estaban y caminó hacia ellos con Jimin a su lado.

— ¿Que te trae por aquí amigo? — dijo un delgaducho en cuanto se dio cuenta de su presencia.

— ¿Ahora os burláis de los demás por estar enamorados? — dijo Gook-Doo cortante y mirándolo despectivamente. El resto se quedaron algo sorprendidos, no sabían muy bien a qué se refería, pero todo tuvo sentido al ver a Jimin a su lado.

— F-fue un malentendido, solo queríamos gastarle una broma. — dijo con miedo en su voz. Sabían perfectamente que si no cuidaban lo que decían les podía caer una buena.

Mi ángel guardián Donde viven las historias. Descúbrelo ahora