Despertó en el hospital a la mañana siguiente, allí al menos estaría segura y no tratarían de matarla con algún ladrillo.Había vuelto a soñar con aquel chico vestido de blanco, pelo rubio y ojos azules. Estar con él en sueños la reconfortaba y volver de nuevo a la realidad era como una ducha de agua fría.
No era la primera vez que soñaba con él, pero nunca le prestó mucha atención ya que tenía otras cosas en mente como trabajar, su padre, entre otras.
Patrick seguía sin llamar o contestar las llamadas, no sabía que si hija estaba en el hospital ni que había sufrido un accidente y Mar dudaba que se enterase si no cogía el teléfono.
Estaba asustada, podrían haberle secuestrado o amenazarlo para que no contestase a las llamadas, el único que estaba con ella era Kim Won-hae ya que no podía contar con Ezra.
Cerró los ojos y suspiró brevemente, no entendía nada de lo que estaba pasando, pero unos golpes en la puerta la hicieron abrir los ojos de nuevo.
— Adelante. — dijo antes de abrir los ojos como platos al verle. No se esperaba aquella visita, fue tan repentino que quería que la tierra la tragase por las pintas que tenía.
— Buenos días, linda. ¿Cómo te encuentras? Cuando supe que estabas herida no pude evitar venir a verte, Natalie me lo contó.
— Me alegra que vengas — dijo tímidamente con una sonrisa. Había olvidado la discusión de hacía unos días. — Me encuentro algo mejor, pero aún me duelen los cortes.
— Es normal, debes estar asustada también. ¿Se sabe quién ha sido? — preguntó mientras se sentaba en la silla donde dormía el señor Kim el día anterior.
— Llevo recibiendo amenazas y ataques durante un tiempo, pero no tengo ni idea de quién podría ser. Por ahora quiero volver al trabajo, tengo mucho que hacer.
— ¿Estás loca? No puedes trabajar con esas heridas.
— No pienso quedarme en casa sin hacer nada, además puedo escribir.
— Eres una cabezota. — Ezra la despeino y sonrío. — Toma, me acorde de ti en cuanto la vi. — Ezra traía consigo una pequeña margarita que le dio a Mar sonriendo. Lo que no sabía era que a Mar le daban alergia las margaritas, así que está comenzó a estornudar en cuanto la tuvo en las manos.
— ¿Qué pasa?
— Soy alérgica a las margaritas.
— ¿Eres alérgica o no te gusta mi flor? — aquello que dijo no tenía sentido, era obvio que era alérgica, no paraba de estornudar. Ella se quedó mirándolo sin saber que responder, ¿cómo no iba a gustarle? Simplemente les tenía alergia.
— Buen- ¿eso es una Margarita? La señorita Mar es alérgica a las margaritas. — exclamó el señor Kim que acababa de llegar. Le quitó la flor a Mar y se la dio a Ezra alejándole de ahí para que ella se calmase. Unos minutos más tarde había dejado de estornudar y suspiró por aquel ataque de estornudos tan repentinos, sabía que Ezra lo había hecho para animarla así que no estaba enfadada.
— Gracias por la flor, no te preocupes por mi alergia, ya estoy bien. — le dijo ella al verlo algo preocupado, o así fingía estar.
Al señor Kim nunca le dio buena espina Ezra, pero Mar cada día estaba más interesada en él.
Un rato después de que Ezra se fuera, Mar y Kim Won-hae salieron del hospital para recoger la ropa que se llevaría a casa de su secretario. Si iba a pasar la noche allí no iba a dormir con la misma ropa de hacía dos días.

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Mi ángel guardián
RomansaMar es la directora de la empresa de videojuegos más grande de su ciudad. Vive con su padre en una humilde casa donde ambos intentan conservar la poca felicidad que les queda después de que su madre se marchase de casa. Todo cambiaría cuando las a...