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Tras cerrar la puerta de la casa de Sasha, se quedó apoyada en esta mientras miraba fijamente a la nada.

Su respiración se agitaba y tragaba al mismo tiempo en el que su corazón tenía una fiesta con todas las emociones posibles.

Acababa de besar a Jimin y de ponerle la excusa más barata y poco creíble del mundo, pero en ese momento, no sabía qué otra cosa hacer aparte de huir.

Su amiga, que la miraba de arriba abajo preocupada desde que había llegado, no podía para de preguntarse qué le habría sucedido para aparecer así.

—  ¿Todo bien? —  Mar la miró algo sorprendida y asintió, rascándose la nuca con una sonrisa nerviosa.

—  Sí, sí. Todo está perfecto.

—  Bueno, si tú lo dices...—  su cara de preocupación cambió en cuanto una sonrisa se asomó por los labios de la pelirroja, con ganas de saber cómo habían ido las cosas. —  ¿Qué tal con Jimin? ¿Fuiste a verle?

Al escuchar su nombre, el corazón de Mar se aceleró y sus manos le empezaron a sudar, no sabía si sería un buen momento para contarle lo del beso.

—  La que tiene que hacer preguntas soy yo, ¿por qué me dijiste que se había despertado si no estabas allí? —  trató de cambiar de tema, invadida por los nervios.

—  Bueno, sí estaba allí. De hecho, estábamos Logan y yo cambiándole las vendas y entonces se despertó, no paraba de preguntar por ti. —  Explicó, dándole un codazo amistoso —  Me imaginé que queríais estar solos cuando os vierais de nuevo, así que Logan y yo nos fuimos para dejaros más privacidad.

— Ah, bueno, eso tiene más sentido.

—  Obvio, ahora dime. ¿Qué tal con Jimin? —  le preguntó con aquella sonrisa traviesa y se acercó a ella con ganas de saber todo.

Mar no sabía si decirle o no, apenas acababa de pasar, tenía mucho encima para procesar todo.

Su padre acababa de ser rescatado y dado de alta en el hospital, habían descubierto el pasado de su madre con Chung-hoo, la aparición injusta de Natalie en el trabajo, la casi muerte de Jimin y su despertar, y por último, el beso.

Era demasiada información que procesar en tan poco tiempo que estaba muy agobiada, pero por otra parte, pensaba que si le contaba todo a Sasha, quizás podría ayudarla.

Unos instantes después, suspiró hondo y dejó ir el aire que atormentaba sus pulmones, asintió y le hizo un gesto a su amiga para que se sentasen en el sofá.

—  Sasha, te lo pido por favor, no le digas esto a nadie.

—  Sí, espera que voy a contarle a mi cojín. —  cogió el cojín que tenía a su lado y lo abrazó —  Mar por favor, no seas ridícula. Eres mi mejor amiga, ¿a quién le voy a contar?

—  Bueno, escúchame. —  dijo antes de comenzar a contarle todo lo que sucedió desde que entró hasta que salió por la puerta del apartamento de Jimin.

En cuanto su amiga se enteró de que se habían besado, se levantó del sofá y empezó a saltar de la emoción.

—  ¿Por qué no saltas de emoción? Mar, os acabáis de besar. Estás loca por Jimin, no entiendo ¿por qu-

—  Sasha, mira...Yo tampoco me lo puedo creer. Ese fue mi primer beso, y que me lo haya dado él ha sido lo mejor del mundo. Fue mágico, de verdad. —  empezó a explicar Mar, a la cual su amiga observaba con amor y aquella sonrisa traviesa que aún no se había desvanecido de su cara.

—  ¿Entonces? ¿Y qué vas a hacer? Estás loca por él, no puedes esperar más para decirle lo que sientes.

—  Déjame terminar; mira, como te he dicho antes, todo lo que ha pasado ha sido mágico. Pero estoy muy saturada con todo, desde el día del rescate parece que vivo montada en una montaña rusa con todas mis emociones. Mi padre, el capullo ese, Natalie, y ahora lo que ha pasado con Jimin...—  miró a su amiga intentando buscar algo de comprensión —  Estoy muy emocionada y nerviosa, no sé qué va a pasar entre nosotros ahora. Por eso, necesito tiempo y espacio para pensar en todo.

Mi ángel guardián Donde viven las historias. Descúbrelo ahora