Capítulo 29
A la mañana siguiente, intentaron evitar el hecho de que casi se besaron la noche anterior.
Mar pasó la noche en casa de Jimin ya que se quedaron hablando hasta las tantas y si Jimin la acompañaba a casa y volvía solo, podría ser peligroso.
Además, ambos disfrutaban de la compañía, por no decir que Mar le había cogido bastante cariño al sofá de Jimin.
Este fue quien se despertó primero y fue al salón para ver si su amiga seguía durmiendo. Estaba tumbada en el sofá de lado, con una manta blanca tapándola hasta la cintura y con un brazo colgando del sofá.
Jimin no pudo evitar sonreír, parecía algo cansada, así que no quería despertarla aún.
Aún estaba nervioso por lo que había pasado esa noche; casi se besaban.
La tenía tan cerca, sus ojos brillaban tanto después de haber llorado, sus mejillas con ese sonrojo característico.
Ladeó la cabeza y bufó pensando en las ganas que tenía de besarla en aquel momento.
De todas maneras, no quería forzarla a nada mientras no estuviera lista, no podía obligarla a besarle o sentir algo por él. Así que evitaría el tema por el momento.
Decidió ir a la cocina para preparar algo de desayunar y dejó a Mar durmiendo.
Sabía que le gustaban mucho las tortitas y las tostadas con mermelada, así que hizo ambas cosas con cuidado de no quemar la cocina. Le gustaba cocinar, a pesar de no saber manejarse muy bien con los electrodomésticos y ser algo torpe.
Empezó a hacer la mezcla de las tortitas mientras tenía el pan en la tostadora.
Mientras tanto, Mar se despertó sin saber dónde estaba. Se quitó la manta de encima y se frotó los ojos adormilada. Había soñado con sus padres, estaban en su antigua casa contando historias, comiendo juntos, riendo...Esperaba poder salvar a su padre, de veras.
Quizá no podría crear más recuerdos con su madre, pero sí con Patrick, aún no era tarde, podían salvarle. Tendría que entrenar un poco si quería ir a por él, ya que luchar contra un demonio no iba a ser tarea fácil.
"¿Y cómo se supone que voy a entrenar si nadie que conozco sabe artes marciales? Estoy perdida" Pensaba agobiándose.
Dejando estos pensamientos de lado, Mar se levantó con cuidado y olisqueó un poco, olía a tortitas y mermelada. Se dirigió al sitio del que procedía este aroma y descubrió a un Jimin despeinado haciendo de desayunar.
Sonrío y se acercó sin hacer ruido a él, abrazándolo por la espalda y viendo todos los instrumentos e ingredientes que tenía Jimin en la encimera.
El chico se sorprendió al sentir unos brazos rodeándole y giró la cabeza hacia ella.
Su corazón latió con fuerza al verla allí con él, tan cerca.
— Buenos días rubito. — le saludó Mar mientras miraba ahora, la masa de las tortitas que Jimin tenía en el bol. — ¿Qué haces?
— El desayuno, sé que te gustan las tortitas y las tost...¡Ostia! ¡Las tostadas! — Jimin se puso las manos en la cabeza, asustado, y corrió hacia la tostadora. Efectivamente, las tostadas estaban quemadas. El chico suspiró, abatido y Mar empezó a reírse a carcajadas.
Después de desayunar, ambos les pusieron un mensaje a sus amigos y al señor Kim para que se reunieran en casa de Jimin por la mañana. Avisaron a Sasha para que les dijera a sus amigos policías que también vinieran.
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Mi ángel guardián
RomanceMar es la directora de la empresa de videojuegos más grande de su ciudad. Vive con su padre en una humilde casa donde ambos intentan conservar la poca felicidad que les queda después de que su madre se marchase de casa. Todo cambiaría cuando las a...