Despair (ReinerBraunxLectora)

21

Sariel me lleva por toda la ciudad, me lleva por calles grises iluminadas por lámparas, hay algunas decoraciones de las Fiestas que aún no han desmantelado. Me enseña plazas, me enseña parques, me enseña iglesias, me enseña antiguas residencias de la familia real.

Me enseña los mejores restaurantes, sus tiendas de ropa favoritas, la taberna donde venden su pastel de moras favorito y el lugar dónde probó el melovvy por primera vez en su vida.

Nos detenemos frente a una tienda que sigue abierta, porque ambos nos estamos muriendo de hambre y porque quiere comprar algo que nos haga entrar en calor. Creo que nos ha paseado por la ciudad durante una media hora. Su objetivo era distraerme y lo había logrado.

No pensé en Reiner ni en la misión. Solo éramos los dos en el auto perdidos en las calles y avenidas de la capital de Gala del Norte.

Recargo la cabeza en el sillón y suspiro.

-Gracias - digo en voz baja -. La última vez que había estado así de relajada fue... - abro los ojos -. Cuando mi mamá se casó con Steven.

-¿Quién es Steven? - dice mientras cuenta los billetes en su cartera.

Hago una nota mental de pagarle la gasolina y la cena.

-Mi padrastro - digo -. Vivimos en la pobreza por casi una década, entonces mi mamá conoció a Steven, ella no quería volver a estar involucrada con la alta sociedad después de... - me corto de golpe.

-Viera - lo miro, me muerdo el labio -. No tienes que decirme.

Pero quiero hacerlo, llevo toda mi vida reteniéndolo y estaba empezando a dejar factura. Y confío en él, de alguna manera extraña, confío en Sariel. Sus ojos negros se encuentran con los míos, y de repente no me parece tan extraño que me sienta segura con él.

Cómplices en crimen. Así nos había denominado él. Y es la verdad.

-Tienes que prometerme que no le dirás a nadie.

Se queda en silencio un rato.

-Lo prometo.

Volteo a verlo, un mechón de cabello ondulado le cae por un lado de la cara. Observo sus afiladas facciones, decidiendo que partes decirle y que partes no.

-Había una mujer que se casó con un noble del Sur, pero tuvo un amorío con un eldiano, de ese amorío nacieron dos hijas - bajo la mirada -. El esposo murió en la guerra y la mujer dio a luz a otra hija, el problema era que las cuentas no coincidían. La familia del esposo descubrió al eldiano y lo entregaron, la mujer supo que iban por ella y sus hijas así que las tomó y huyó del país. Vivieron ocho años en la calle, pobres, pasando hambre y frío. Hasta que la mujer se casó con otro noble de Marley, jamás lo habría hecho pero ya no estaba sola en ese mundo, ahora tenía dos hijas por cuidar.

Miro por la ventana y dibujo en el vapor del cristal.

-Las hijas supieron la verdad de su sangre con el tiempo al igual que el noble marleyano. Las hijas se unieron al ejercito, nadie dudaba de su exótica ascendencia galina. La mayor fue reclutada a un escuadrón secreto de asesinos y la menor simplemente se especializó en todo, y después de una misión en Garden fueron transferidas a una base mixta. Ahí, los jefes de la mayor le dieron una misión que conseguiría la alianza con un país, pero ella ya estaba cansada de matar, quería salirse de esta vida. Un hombre malo y cruel cortó el costado de la menor para comprobar la pureza de su sangre y descubrió que eran eldianas, le dijo a la mayor que si no aceptaba el trabajo lo haría saber a todo mundo.

-¿Pero qué no ser eldiano ya no es un crimen en Marley?

-A la alta sociedad de Marley no le gusta la libertad que se les dio... que merecen - me corrijo -. Si descubren a uno de los nobles en un amorío con un eldiano, hacen justicia por sus propias manos, con más crueldad que la del Gobierno anterior.