Epílogo.

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-Creí que me había enamorado de él - me dijo mi mamá sobre Aleksei -. Me casé con él y dejé la misión a medias porque quería una familia, y él podía dármela. Pero entonces conocí a Colm, y supe que no me había enamorado de Aleksei. 

-¿Y de Colm?

-Sí, con locura - era extraño escucharla hablar así, pero recordé que ella era una mercenaria a los 16 años -. Ambos estábamos felices con nuestras hijas - sonrió -. Pero duró poco. Asesiné a Aleksei con tal de que no dijera la verdad de su sangre. Jamás preví que se lo dijera a su madre. 

-Una mujer encantadora - dije. 

-Supe que vendría por nosotras cuando me enteré de la muerte de Colm - suspiró -. No le digas a tu hermana. 

-Claro que no - me acerqué a ella y me quedé acostada en su regazo, con sus manos acariciando mi cabello. 


Han pasado nueve meses desde que el poder de los titanes desapareció de la faz de la tierra, y con él, la maldición que me condenaba a trece años de vida. Ahora trabajo en el orfanato de Kirya como maestra de literatura y de idiomas, a los niños siempre les da risa cuando les enseño malas palabras en dierano solo para que se las griten a Atlas, y entonces yo me río al ver su cara de sorpresa y confusión. 

Mi hermana vuelve hoy de Paradis, siempre va cada mes o cada dos meses a visitar la tumba de Eren. Yo haría lo mismo en Gala, iría a visitar a Zenya o a Odessa pero es muy probable que Roman me cace si se entera que estoy ahí. 

Dos semanas después de convertirme en portadora y perder el poder esa misma noche, llegó una carta por parte de Armin, diciendo que la muerte de Eren había desaparecido el poder de los titanes. Como ya estaba más que sana y consciente, tuvieron que calmarme para no ir a la isla y destruir la maldita lápida de ese idiota. 

Reiner se sacrificó para nada. Pieck y Reiner pudieron haberme contenido en el hangar, atarme al suelo y cubrirme para que no me diera el sol y esperar a la noche a que Eren se fuera de este mundo. Entonces tendría a Reiner conmigo, vivo, a mi lado. 

Sé que estoy siendo cruel, sobre todo con mi hermana. Eren murió en sus brazos, pero no puedo evitar sentir rencor hacia él.

La puerta corrediza del jardín se abre y miro sobre mi hombro, sonrío al ver a Nadzeya y cierro el cuento galino que le regalé a Reiner. Se sienta en la silla a una lado de la mí, toma una de mis nueces peladas y se la lleva a la boca.

-Algún día destruiré esa lápida.

-Tienes que dejarlo ir, Y/N - chisto la lengua.

-Sabes que estoy bromeando - suspiro -. ¿Cómo te fue?

-No lloré - eso es un avance, durmió conmigo por un mes porque tenía pesadillas con Eren muriéndose en sus brazos una y otra vez  -. Se va haciendo más fácil.

-No solo tenemos malos gustos en los hombres, si no que también somos unas desgraciadas en en amor cuando encontramos a uno decente - se ríe con amargura.

-Quedamos en olvidar a Klaus y Kerley.

-Tú mataste al primero - sonrío -. Y sigues trabajando para el segundo.

-¿Estás enojada porque no me salí contigo?

-Para nada - tomo su mano -. El trabajo en Gala era el último. Que Klaus quisiera gobernar el mundo solo hizo la tarea más pesada.

Mi hermana baja la mirada y juega con mis dedos. Cierra los ojos y sacude la cabeza, la observo de reojo. Reconozco ese rubor. 

-Llegó una carta - digo-. De un tal Ares Flegethon - suspira y deja caer la cabeza -. ¿Dónde lo conociste?

Despair (ReinerBraunxLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora