fourty one; are you okay

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Una sonrisa se mantenía en mi rostro en todo momento y yo no podía evitarlo, por mas que quería no podía hacerlo

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Una sonrisa se mantenía en mi rostro en todo momento y yo no podía evitarlo, por mas que quería no podía hacerlo. Estaba feliz, no solo por haber pasado los últimos días con Aine, si no, porque ya no tenia que temer por que ella se fuera otra vez.

Como en la ultima hora intento de buscar una posición agradable para conceder el sueño, terminando con mi mirada fija en el techo, el sillón no era demasiado cómodo pero de alguna manera prefería esto, era esto o dormir con los fantasmas de la Sway.

Conforme pasaba el tiempo cada vez el cansancio era mas y el sueño comenzaba, logrando hacer que yo bostezara y cuando creí que por fin podría conceder de mi sueño todo dio un giro drástico.

—¡No! —escucho como gritan e inmediatamente, al percatarme de quien se trataba paso reincorporarme sobre el sillón, desprendiendo la manta de mi cuerpo y salir corriendo hacia la habitación de Aine.

Corro lo mas rápido que me permiten mis piernas y al abrir la puerta y verla a ella abrazarse así misma mientras lloraba solo logro que mi respiración se cortara. —¡No, no! —ella continua gritando mientras que dirigía su mirada hacia todos lados en un acto de susto.

—Aine. —hablo y ella dirige su mirada hacia mi, mostrándome lo asustada que se encontraba en aquel momento.

—Blake. —articulo en llanto y eso me basto para caminar hacia ella y envolverla en mis brazos, sintiendo como aun sollozaba en mi pecho y se aferraba lo mas que podía en mi.

Con cada sollozo que escapa de sus labios, con mas fuerza la abrazaba. Intentaba demostrarle mi apoyo, intentaba calmarla, intentaba hacer que su llanto se detuviera y mostrarle que no debía porque temer, que todo estaba bien ahora, que ella estaba bien.

—Estoy aquí. —digo y sus diminutos brazos se aferraron en mi al igual que sus piernas lo intentaban hacer, como si de un bebe se tratara. —Estas bien. —intento tranquilizarla a la vez que acariciaba su cabello delicadamente. —Estas bien, Aine. —susurro a lo bajo y logro sentir como ella niega seguido del ruido de como sorbe su nariz.

Quería hacer algo, me sentía impotente en estos momentos. Quería mostrarle lo bueno, que no debía de temer, quería hacer algo mas que abrazarla y decirle palabras confortantes, quería hacer que su dolor pasara a desaparecer, incluso quería hacer que ella dejara de sentirlo y a cambio yo lo sintiera por ella.

—¡Que ocurrió? —pregunto y ella negó y atemorizada una vez mas acude a aferrarse a mi cuerpo.

—Puedes hablar conmigo, no te juzgare.

—No ahora. —articulo con dificultad debido al llanto.

(...)

Las siguientes horas fueron igual; Aine aferrándose a mi mientras soltaba pequeños murmullos en llanto, su pequeño cuerpo cargado de temor aferrándose con fuerza. Fue cuando logre hacer que ella se calmara y así yo poderme apartar unos minutos.

—Aquí tienes. —digo entrando de vuelta a la habitación con dos tazas de café en mano entregándole una Aine y ella con sus manos algo temblosas la toma con dificultad.

—Gracias. —articulo débilmente, viéndose tan débil con sus ojos rojos al igual que la punta de su nariz debido a tanto llanto.

Una vez más tomo asiento frente a ella y en silencio nos disponemos a beber de la caliente taza de café, dirigiendo mi mirada una que otra vez hacia ella para asesorarme que se encontrara bien.

—¿Me dirás que ocurrió? —inquiero y al ver que el temblor en sus manos aumentaban paso a retirar la taza de sus manos y colocarla en la mesa de noche junto con la mía.

Aine no hablo y solo suspiro antes de volver a tomar aire y dirigir su atención de sus manos en su regazo a posarla en mi, obligándome a tragar en seco tras la conexión de sus ojos con los míos.

—Yo no estoy lista para hablarlo. —murmuro débilmente, posando una vez su atención en sus manos, jugando con ellas nerviosamente.

Con la mirada sigo de sus acciones, observando como ella movía nerviosamente de sus manos, jugando con sus dedos, y tras unos segundos me percato de aquello, quedando estático sin saber que decir o como reaccionar.

Y al lograr por fin reaccionar y encontrar las palabras indicadas paso a tomar un gran bocado de aire, y delicadamente articulo las palabras con el temor de como ella reaccionaria.

—Esas cicatrices son.. —Aine no me dejo terminar porque inmediatamente pasó a esconder su mano entre la manga de su sudadera. —No las escondas, no conmigo. —hable calmado  intentando demostrarle que aquello que decía era cierto. —No lo hagas. —repetí y estirando mi mano hacia ella tomé de su mano, logrando que descubriera sus cicatrices y acariciará de ellas.

Fue en ese momento que acaricie sus cicatrices cuando Aine dejo escapar un sollozo más y en forma de apoyo solo me dispuse a proporcionar de una apretón en su mano.

—Perdóname. —artículo con dificultad debido al llanto y lo que dijo sólo hizo que me sintiera confundió, ¿perdonarla, de que?

—¿Que? —hable sorprendió y confundió a la vez por lo dicho.

—Perdóname por haber sido una cobarde y haberme marchado sin antes haber dejado que me hubieras ayudado. —se sincero y alzando su rostro hacia mi me permitió observar lo irritados que se encontraban sus ojos debido a tanto llanto.

—No, no. —repetí varias veces y el rostro de Aine solo mostró confusión. —Tu a mi no me debes de pedir una disculpa, soy yo el que te la debe. —le aclare. —Yo te debo una disculpa por no haberme percatado antes de lo que te estaba ocurriendo y a pesar de saber de todos esos comentarios jamás hice algo para pararlos, así que no digas lo siento cuando el que debe de hacerlo soy yo. Yo no te ayude cuando aún podía hacerlo y créeme que me arrepiento demasiado. —Aine me impidió seguir hablando por qué su diminuto cuerpo una vez más se aferró hacia mi cuerpo, permaneciendo su rostro escondido entre mi pecho y al reaccionar inmediatamente mis manos envolvieron su cuerpo.

Esa noche ninguno de los dos dormimos, esa noche ninguno de los dos logro concebir el sueño, esa noche solo me asesore de ayudarla y protegerla como antes no lo había hecho.

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(✓) 𝐂𝐋𝐎𝐒𝐄 𝐅𝐑𝐈𝐄𝐍𝐃𝐒 •˖* Blake GrayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora