(✓) 𝐂𝐋𝐎𝐒𝐄 𝐅𝐑𝐈𝐄𝐍𝐃𝐒 •˖* Blake Gray

fifty; promises

—¡Kippy! —exclamé felizmente al tener a mi perri-hijo frente a mi después de un largo día.

Blake junto con Bryce, Noah y Megan habían salido de día de campo, decidiendo por llevarse al pequeño Kip con ellos ya que lamentablemente yo no pude haber ido por tener que asistir a las molestas clases virtuales.

—¿Que tal el día? —preguntó Blake y al tenerme frente a el aprovecho la ocasión y así besar fugazmente mis labios.

—Agotador, ¿y el de ustedes? —inqueri.

—Oh créeme que estuvo fantástico, Kip es mejor que tu. —dijo Bryce pasando a un lado de nosotros.

—¿Disculpa? —inquiero sorprendida tras lo que mi amigo había dicho.

—Megan fue quien dijo eso. —respondió con cierta inocuencia a la vez que apuntaba a mi amiga que estaba de pie a un lado suyo, posando mi mirada de Bryce a Megan.

—¡A mi no me mires así! ¡Fue este idiota quien dijo eso! —ella rápidamente sale a defenderse y por su parte Bryce se dispuso a mirarme con cierto temor cuando ahora lo estaba asesinando con la mirada.

—Corre. —fue lo que dije y el obedeció, saliendo yo corriendo detrás de él, no sin antes haberle entregado a Kip a Blake. Y justo cuando Bryce estaba logrando gran ventaja hice lo primero que se me vino a la mente, y deshaciéndome de uno de mis zapatos logro lanzarlo y dar el tiro perfecto, logrando golpear a Bryce en la cabeza.

—Auch. —se quejó el tirandose dramáticamente al suelo.

—Buen tiro. —me alago Megan y yo sonreí victoriosa.

—Ahora, ¿que tal su día? —volví a preguntar.

—En realidad fue fantástico, a excepción que aquel idiota casi nos tira por un acantilado. —bramó Megan refiriéndose a Bryce, quien ya había logrado ponerse de pie.

—¡Hey! —se quejó el.

—¡No vuelves a conducir idiota, casi nos asesinas! —exclamó mi amiga ya perdiendo su paciencia, a lo cual Blake y yo reímos, siendo Blake el que soltara al pequeño Kip y este fuera de tras de Bryce, corriendo el a toda prisa en un intento de escapar del cachorro y Megan yendo tras ellos.

—¿Que huele tan rico? —preguntó Blake con sus manos sobre mi cintura. —Déjame adivinar, ¿horneaste galletas? —inquirio sabiendo perfectamente la respuesta.

—Así es.

—Joder, tengo hambre. —dijo, corriendo con dirección a la cocina y tomar una galleta de la bandeja, dando el primer mordisco y saboreando el sabor a vainilla.

—Déjame adivinar, ¿Bryce olvidó empacar la comida?

—Es un idiota, en venganza lo atamos a un árbol por dos horas, juro que fueron las mejores dos horas de mi vida. —habló divertidamente.

Riendo a lo bajo, me acerco hacia el cuando me lo indica, atrayéndome Blake con sus brazos, mientras que yo reposaba mi mejilla en su pecho.

—Te extrañe.

—Solo fue un día.

—Pero fue eterno. —murmure y los dedos de Blake se posaron sobre mi barbilla, alzando mi rostro para así mirarlo a los ojos, besándome una vez más.

—¡Su hijo es un peligro! —Bryce entro gritando a la cocina con el pequeño Kip en brazos, interrumpiéndonos a mi y a Blake. —Aquí tienes. —hizo entrega de Kip en mis brazos y antes de salir de la cocina se dispuso a volver a hablar. —Y nada de sexo en la cocina.

—Idiota. —murmuró Blake tomando la bandeja de galletas en manos, siguiéndolo hacia la habitación.

Kip inmediatamente durmió cuando lo deje en las sábanas de la cama y mientras tanto Blake comía de las galletas en el balcón de su habitación, al aire libre.

—¿Que tanto piensas? —pregunte con una sonrisa en el rostro al descubrirlo sentado en el suelo, con su mirada perdida en el cielo y en sus piernas la bandeja ya vacía de galletas.

—En nada. —dijo y sin hacer otra pregunta voy y tomó asiento a un lado suyo, acomodándome en sus brazos en un abrazo.

—Blake, ¿por que te quedaste? —mi pregunta salió débilmente y seguido de eso una vez más silencio.

—¿De que hablas?

—¿Por que decidiste quedarte y esperarme? —aclare ya mi pregunta.

—Porque te quiero.

—Si, pero ¿con que fin? No sabias si volvería o no te aceptaría.

—Aine, eso quedó en el olvido. —dijo. —Además, tu volviste y estás aquí, conmigo.

—¿Y si te fallo?. —murmure apenada o más bien aterrorizada por su reacción.

—¿Que? —preguntó más que centrado en mi.

—Tengo miedo en fallarte, una vez más. —me sinceré y sus caricias que dejaba en mi hombro se detuvieron, fijando mi atención en sus ojos que de alguna forma intentaban descifrarme más a fondo.

—¿Fallarme?

—De no ser suficiente, o huir.

—Aine, ¿te estás escuchando ahora? Aine estoy más que enamorado de ti, es decir, un simple toque tuyo y me tienes completamente drogado. —dijo, lo cual logró que una pequeña risa escapara de mis labios. —Juro que podría decirte tantas cosas pero ahora solo estoy centrado en ti, tanto que no pienso con claridad, porque estoy fuera de mi mismo, estoy enamorado de ti. Y no se como lo haces, pase lo que pase, haga lo que haga, solo estoy centrado en ti. Enamorado de ti. —habló de la forma más sincera, permaneciendo ahora sus ambas manos en mis mejillas, permitiéndome ver sus ojos cristalizados por el llanto que contenía, que por mi parte no logré contenerlo y ahora pequeñas lágrimas caían por mis mejillas.

—Blake. —murmure sonriendo.

—Aine, no estoy acostumbrado a esto, pero lo haré de todas formas. —susurro y tras un segundo de silencio continuo. —No me gusta hacer promesas, pero si te puedo prometer esto. Jamás te dejare, no importa si el día de mañana esto se acaba, lo cual espero que no, siempre estaré allí contigo, tomándote de la mano y mostrándote la distinta formas en la que te quiero.

—Y yo te prometo no marcharme.

—Jamás debemos de marcharnos. —aclaró, mostrando su dedo meñique, el dedo de la promesa y entrelazando mi dedo con el suyo, la promesa ya está hecha.

Nosotros jamás nos marcharíamos.