Capítulo 28: El Ataque Republicano

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Hace muchos años…

En la Plaza Mayor de la ciudad de Ebbsfield se celebraba un gran día nacional. Se trataba del aniversario número 130 del final de la trágica Primera Guerra Mundial. La familia real Gourrt estaba reunida en el centro de la plaza. Los Reyes Alder y Terra, y su hija, futura heredera del trono Gourrt, la princesa de trece años Clair Gourrt, quien veía felizmente a toda la gente que estaba en los alrededores conmemorando el Día de la Alianza. Protegiendo a la familia Gourrt, estaban varios caballeros con fuertes armaduras de acero. Esos caballeros no portaban yelmos, a excepción de uno, quien era de corta estatura, como de niño pequeño, quien llevaba la armadura completa a pesar del calor que hacía.

― ¿No creen usar las armaduras a esta hora del día es excesivo? —murmuró uno de los caballeros.

—Las armaduras son las que nos identifican como Caballeros Reales de Ebbsfield —respondió uno de los caballeros—. Además, son las 4:30, en un rato no notarán el calor.

—Pero Capitán Kuraki, nosotros nos estamos asando en estos trajes de hornos, e imagínese a Storm, quien tiene que llevar la armadura completa. Tenga un poco de consideración…

—Tú mismo lo has dicho. Miren, Storm tiene la armadura completa, y no ha dicho ni una sola palabra.

—Pero es que él es raro. Casi nunca habla, así que no creo que lo haga ahora.

—De acuerdo, está bien. Aguántense un poco más, hasta que termine la ceremonia del Día del Alianza, y luego de esto podrán correr 200 vueltas sin parar alrededor del Castillo —sentenció el Capitán manteniendo una sonrisa, que complementaba la ironía de su hablar al final.

Tras esa sonrisa, los demás caballeros se quedaron callados. Eso les hizo saber que el Capitán Nathan Kuraki no se iba a flojear sólo porque fuese un día conmemorativo. El Capitán Kuraki era un chico de 29 años de cabello bien peinado color castaño claro, ojos negros, y nariz perfilada. Un hombre conocido por sus hazañas dentro y fuera del país, y codiciado por muchas de las mujeres de familias acaudaladas del país.

El Rey Alder estaba frente al podio hablando con el micrófono estático allí a toda la gente reunida.

—De nuevo les doy las gracias por haber asistido a la celebración del Día de la Alianza y el 130 aniversario del fin de la era de Guerra Mundial —exclamaba el Rey, mientras la gente la ovacionaba—. La Gran Guerra fue una de las Desgracias más lamentables que han ocurrido en este lado del planeta, sino es que fue la más destructiva y sangrienta en la historia de la humanidad, dejando a su paso muchas vidas humanas que se perdieron, tanto enemigas como de las nuestras. Sin importar sus bandos, seguían siendo vidas irreemplazables de seres humanos que sólo luchaban por sus ideales egoístas.

Todos le prestaban atención al discurso elocuente del Rey. Storm veía cada lugar del ángulo que le tocaba vigilar. Entonces se quedó viendo a un hombre que miraba fijamente al podio con una mirada seria. Ese hombre serio se comportaba muy raro comparado con la gente que a su alrededor estaba exaltada.

—El mundo se ha intentado unir luego de esa guerra, persiguiendo los ideales que la paz mundial que anhelamos desde el inicio de la historia del planeta Tierra. Sin embargo, donde hay luz, siempre existirá la oscuridad. Muchos grupos se preocupan por desestabilizar los territorios de este continente. —Prosiguió el Rey Alder—. Debido a eso, los regentes de los distintos países del mundo, ya sean gobiernos monárquicos como constitucionales, siguen intentando unirse en una sola organización para evitar que se repita otro conflicto de igual magnitud.

Undersouls: Entre Los BosquesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora