Conducimos alrededor de las instalaciones de la escuela buscando el supuesto automóvil clásico. Aunque las indicaciones de Ryujin indicaba que normalmente se posicionaba en la esquina noroeste, en esta ocasión no se encontraba ahí.
Veíamos en todas direcciones como si de búhos se tratara, inspeccionado con la vista cada uno de los autos que cruzaban y los que estaban estacionados.—Puede que hoy no haya venido —sugirió Yugyeom azomándose entre los asientos de nosotros.
—Se me ocurre lo contrario a eso —respondió Jinyoung.
Éste giró el volante dirigiendo el auto en dirección contraria. Volteé a verlo desconcertado. Pensé en reclamarle, pero su sonrisa me tranquilizó un poco. «Él sabe lo que hace».
Después de cruzar el alto de la esquina noroeste que colinda con la escuela, estaba la parada de autobús donde Ryujin se encontraba.
Ella estaba rodedada de otros alumnos y personas que esperaban por el transporte, cierto individuo estaba frente a ella aparentando estar hablando y aunque a leguas se notaba lo incómoda que ella estaba, las personas no se inmutaban. Sin embargo, ella solo sonreía y no decía palabra alguna.
Jinyoung estacionó el auto en la calle en paralelo, Mark detrás de este.
Jackson bajó de su auto y se asomó por mi ventanilla.—¿Será ese el tipejo? —preguntó cuando bajé el vidrio.
—Es probable —respondí—. De cualquier forma quiero matarlo.
—Tranquilo, hyung, todo a su tiempo.
Mi teléfono comenzó a vibrar. Rogué por dentro que no fuera mi ex nuevamente, pero esta vez no reconocía el número de donde procedía la llamada.
Jinyoung asintió en forma de aprobación.
Respondí.—Habla Im Jaebeom.
—Buenas tardes, Jaebeom. Soy el Comandante Lee Hoseok.
Abrí los ojos a su máximo, miré a los chicos y tenían la misma expresión que la mía. Se suponía que estabamos actuando a escondidas de él y era muy probable que si se enteraba, estaríamos en graves problemas.
—Ah, buenas tardes, Comandante, ¿sucede algo? —procuré que mi voz sonara lo más apagada posible, se supone debía estar en casa ahogado en depresión, y aunque sí estaba ahogado en depresión, no estaba en mi casa.
—Es mi deber informarte que hemos iniciado oficialmente el operativo de búsqueda y estamos en dirección de la zona que marcaba la ubicación cuando se rastreó el dispositivo móvil de Youngjae.
—¿En serio?, ¡ya era hora, Comandante! —mi voz era una extrana combinación entre alegría y molestia.
Mientras yo armaba un teatro al hablar con el Comandante Hoseok, Jinyoung estaba atento a los movimientos del aquel sujeto. Perdído en la conversación que mantenía, me percaté a duras penas que Jackson volvía a su auto y Jinyoung arrancaba el nuestro. Entre palabras noté que seguíamos un autómovil que no tenía nada que ver con lo que dijo Ryujin.
—Cualquier cosa que suceda al llegar al asentado, te lo haremos saber, Jaebeom...
Seguíamos el vehículo hasta una zona algo alejada del centro del pueblo. El camino que recorríamos dejó de ser pavimentado y comenzó un tramo de solo terracería. Íbamos a una velocidad considerable, sin embargo, la escasez de vehículos no nos generaba contratiempos, aún así Jinyoung mantenía una distancia considerable entre los autos.
—Por otro lado, Jaebeom, en cuestión de la chica que está en tu casa. Tengo cierta incertidumbre.
—Usted dirá.
—Quisímos otorgarle ayuda psicológica debido a los eventos ocurridos en la Fundación. Tenemos entendido que ella fue la tercera persona en ver lo sucedido cuando escuchó el grito de una de sus compañeras. Sin embargo se negó a recibir ayuda. Dijo que mejor te esperaba.
—No le haga mucho caso, Comandante, está algo loca. Salí a beber con unos amigos y no he querido volver a casa, verla a ella y no a Youngjae me hace sentir peor.
—Jaebeom, ¿no quieres tú la ayuda psicológica?
Me quedé en silecio. El Comandante había presenciado aquel evento desafortunado en el que tuve un quiebre emocional y exploté contra mi ex. Gracias a eso, tenía indicios de lo que viví años atrás y sumándole lo que estaba pasando por el secuestro de Youngjae. Estaba prácticamente en una postura de víctima.
—Quizá después, cuando tenga a Youngjae conmigo de nuevo —dije finalmente después de un largo suspiro.
Yugyeom pasó su mano por mi hombro para reconfortarme.
—Debemos ir con cuidado a partir de ahora —susurró Jinyoung—. Estamos entrando en "tierra de nadie", lejos de la Ley del pueblo.
—¿Cómo sabe eso, hyung? —susurró Yugyeom de vuelta.
—Normalmente, hay sitios lejanos en pueblos de este tipo donde se realizan prácticas ilícitas y debido a corrupción o partidas desiguales, las autoridades de la localidad no entran —respondió Jinyoung—. Esas ocasiones en que los criminales superan en número o armas a la policía. O en caso de corrupción, la alcaldía mira hacia otro lado mientras se siguen realizando dichas malas prácticas.
—Pero esto es literalmente una colonia más de la ciudad. No otro pueblo como tal.
—En este caso, la alcaldía de la ciudad es centralizada y se enfoca en la parte urbana. El palacio de gobierno se encuentra en la ciudad, por lo que los lugares demasiado lejanos muchas veces no son tomadas en cuenta. Por lo que avisa a los chicos lo que te acabo de decir, Gyeom, por favor.
—Avísame si cambias de opinión respecto a la terapia, Jaebeom —dijo el Comandante. Había olvidado por un segúndo que estaba hablando con él al dirigir mi atención a la conversación entre Jinyoung y Yugyeom—. Nos mandendremos en contacto.
Un estruendo nos hizo paralizarnos por un momento. Disparos comenzaron a sonar por todos lados. Jinyoung comenzó a mover el auto de forma irregular. El pánico comenzó a aumentar.
—¡YUGYEOM, JAEBEOM. AGÁCHENSE! —gritó Jinyoung.
—¡Jaebeom!, ¿¡Qué está pasando!? —exclamó el Comandante—. ¿¡Qué está pasando ahí!?, ¿¡dónde estás!?
—¡Bambam! —Yugyeom hablaba a través de su teléfono—. ¡Agáchense y sigan los movimientos de Jinyoung hyung!, ¡ustedes bajen lo más que puedan al suelo del auto!, ¡dile a Mark hyung que procure bajar la cabeza lo más que pueda!...
Mi corazón parecía que en cualquier momento iba a explotar. No solo la vida de Youngjae corría peligro, ahora todos mis amigos podían morir.
No sabía exactamente de donde venían los disparos. Tampoco sabía si alguno había impactado a alguno de los coches o si alguno de los chicos que venían detrás de nostros estaban heridos.Los fuertes deseos de que todo terminara y que nadie muriera retumbaban en mi pecho.
La velocidad a la que íbamos, los disparos, los gritos de Yugyeom y del Comandante se juntaban en una agónica sinfonía que poco a poco íba en aumento dentro de mi cabeza.
Y de repente. Como si de un corte de sonido se tratara, todo fue silencio.
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REBORN [2Jae]
FanfictionIm Jaebeom es un joven de 27 años, quién después de una dura ruptura decide enfocarse en su vida profesional de forma total. Un aburrido empleo de Gerente de Recursos Humanos en una Agencia publicitaria de renombre en la ciudad. Teniendo una rutina...