Capítulo 44

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Una patrulla bloqueó la pequeña salida del callejón. Dicho callejón era de un solo sentido de circulación, por lo que los autos entraban por un solo extremo. La mencionada patrulla cubrió el extremo de salida.
Las personas dentro de los locales y algunos edificios comenzaron a asomarse por las ventanas.

Ella y su "mastodonte" se detuvieron a los segundos de notar su situación. Me bajé de la espalda de Jackson con sumo cuidado de no desmayarme apenas tocara el suelo y caminé unos pasos hacia enfrente siendo detenido por el brazo derecho extendido del Comandante Hoseok.  

—Recuerda que tienen un arma —me susurró. Tomó su pistola con ambas manos y apuntó hacia ellos—. ¡Esta es la policía, dejen ir al chico, pongan sus armas en el suelo y sus manos donde pueda verlas! 

Ella soltó una descarada carcajada. Agitando su coleta de caballo sonrió hacia mí e hizo un ademán con su mano izquierda hacia su compañero, este la miró extrañada pero la mirada de ella lo hizo obedecer la probable orden que le dió con aquel movimiento.
El tipo giró a Youngjae hacia arriba en su hombro y lo bajó en el concreto dejándolo caer de sentón al estar cerca del suelo. El pobre de Jae se quejó en silencio e hizo contacto visual conmigo casi al instante de caer.

Él no estaba cerca mío, pero en sus labios pude descifrar claramente que susurraba "Jaebeom hyung".

Mi pecho dolía aún más que cuando estaba angustiado al no poder verlo. Ahora que estaba frente a mí, mi corazón se rompía en mil pedazos. Su deteriorado aspecto y ojos suplicantes me hacían un hueco en el pecho. 
Lo que terminó por matarme fue una pequeña sonrisa de su parte que hizo después de susurrar nuevamente mi nombre.

—Youngjae... —murmuré sintiendo mi visión cristalizarse por las lágrimas que poco a poco se iban generando. Las limpié casi al instante.

—¡Bien, ahora pongan sus armas en el suelo y colóquense sobre sus rodillas! —ordenó el Comandante Hoseok.

El tipo enorme obedeció y lentamente colocó su revólver en el asfalto para enseguida irse inclinando para postrarse sobre sus rodillas.

El Comandante y los policías en los alrededores se fueron acercando lentamente, pero si me lo preguntan, para mí ese fue el error, pues antes que siquiera estuvieran cerca de ellos, ella tomó el arma y con rapidez disparó a la cabeza de su compañero.
El estruendo del disparo hizo a Youngjae asustarse en gran medida. Los demás no podíamos creerlo, acababa de traicionar a uno de los suyos, aunque a esas alturas no sé porqué estábamos sorprendidos.

El sujeto cayó de lado hacia la izquierda de su posición resonando en las calles el impacto de su cabeza contra el suelo al caer.

Ella tomó a Youngjae por el cuello con su brazo haciéndolo ponerse de pie de forma brusca y apuntó el arma hacia él directamente en su cabeza, acercando la punta del revólver en la sien derecha de mi amado, quien cerró los ojos con miedo.

—¿Qué pasa, Jaebummie?, ¿por qué esa cara? —preguntó ella en voz alta—. ¿Creías que todo acabaría así de rápido?

—¿Por qué no disparan los oficiales detrás de ella? —susurró Jackson refiriéndose a los policías de la patrulla que obstruía la salida del callejón.

—Si le disparan, ella puede en un acto reflejo disparar a Youngjae —respondí.

—¿Recuerdas este callejón, Jaebummie? —continuó ella mirándome a los ojos—. Yo creo que lo recuerdas bastante bien.

—¿De qué está hablando, Jaebeom hyung? —Jackson se acercó a mí tocando mi hombro.

"¿Qué quieres que te diga, Jaebeom?  Eres un niño aún. Estar contigo es asfixiante, yo necesito a un hombre de verdad. Vivir mi juventud, tú solo me estancas".

—Aquí fue donde me terminaste, Jaebummie —añadió con sorna sujetando con más fuerza a Youngjae—. ¡Y mírate ahora!, ahora yo terminaré contigo indirectamente, ¡llevándome al infierno a este mocoso! No sé si terminaré en prisión o muerta, pero al menos no permitiré que seas feliz, no mientras yo sea desdichada.

—¡No tienes porqué hablar de esa forma, perra! —exclamé—. ¡Fuiste tú quien arruinó mi vida!

—No la retes, Jaebeom —advirtió el Comandante.

—¡Yo nunca te obligué a nada!, eras tú quién me seguía como un perro hambriento por sentirte interesante, por creerte el incomprendido, ¡a la mierda contigo! Por lo que no me parecía justo el hecho de que fueras feliz y yo no. El tiempo que estuve lejos me di cuenta de muchas cosas, yo quería volver y arreglar las cosas Jaebummie, pero este imbécil estaba en mi camino y te rehusaste a dejarlo ir. ¡Inclusive ya tenía un boleto de avión! Él se apartaría de nosotros para largarse a algún burdel de Europa.

La furia se apoderó de mí y malamente le arrebaté el arma al Comandante para apuntarla directamente a ella. 

Na-ah —negó burlona mientras movía la muñeca donde traía el arma y la hundía en la sien de Youngjae—. ¡No tan rápido, Jaebummie! Hace años que no empuñas un arma, tu puntería está oxidada y puede que dispares directo en la frente a tu noviecito.

—No me pruebes —contesté con voz seca y apretando fuertemente el arma.

Al terminar de decir esa frase, la dichosa furgoneta de seguridad privada impactó contra el parachoques trasero de la patrulla frente a nosotros, empujándola considerablemente dejando ver únicamente el casi destruido vehículo que recién llegó.

Tres sujetos cubiertos con trapos llenos de sangre en su cabeza y malheridos bajaron de la furgoneta con armas en sus manos y apuntaron hacia nosotros. Los policías que se encontraban ahí les apuntaron de regreso.

Ella volteó hacia ellos y luego hacia mí con una sonrisa.

—Creo que el pequeño Youngjae no perderá su vuelo —dijo con total cinismo.

En automático, comencé a moverme a la par. Ella caminaba en reversa con dificultad al llevar casi a rastras a Youngjae quien por lógicas razones no podía defenderse.
La policía detrás de mí comenzaron a movilizarse. Logré escuchar que mandaron a algunos a rodear la manzana con más patrullas para no permitir el paso al vehículo cuando intenten escapar.

El sol estaba terminando de ocultarse, por lo que si ellos lograban escapar, buscarlos en la oscuridad de la noche sería un problema mayúsculo.

Pero entonces pasó algo que jamás imaginé que sucedería.

Todo fue muy rápido para procesarlo.

Ella se confió demasiado. Estaba muy cerca de la furgoneta, por lo que mis nervios entraron en acción y disparé directo a su pie. Actué tan rápido como pude y corrí hacia ellos. El Comandante iba detrás de mí a la par de Jackson listos para respaldarme. Ella se retorció ligeramente por el impacto pero velozmente colocó el arma donde estaba inicialmente dispuesta a disparar. Sin embargo, en cuestión de segundos, los tipos que venían en la furgoneta apuntaron directamente a ella y Jinyoung salió de la furgoneta con el mismo barrote con el que ella lo golpeó anteriormente en sus manos y en un abrir y cerrar de ojos lo impactó en la espalda de ella haciendo que cayera de cara al suelo.

Los tipos se quitaron los trapos de sus rostros dejando ver a un Bambam, un Yugyeom y a Mark hyung cansados y con sonrisas agotadas adornando sus sucios rostros. Quienes apuntaron a la recién desvanecida para cuidar que no intentara un movimiento mientras la arrestaban.

Corrí hacia Youngjae quién había caído sobre sus rodillas y las palmas de sus manos. Con torpeza, me dejé caer a su lado y lo abracé con fuerza, importándome poco el llorar frente a todos. Él me regresó el agarre y lloró en mi hombro con despecho. Sentí su cuerpo tembloroso y mucho más delgado de lo que estaba.

—¡Jae-Jaebeom hyung...! —exclamó entre sollozos desgarradores ahogados al estar su rostro recargado en mí.

—Shh, no digas nada, bebé. Ya estamos juntos —susurré con voz temblorosa mientras acariciaba su cabeza.

Jinyoung se inclinó junto a nosotros y nos abrazó llorando también. Nuestro abrazo se convirtió en un grupal, donde los siete nos amontonamos para por fin respirar con tranquilidad y llorar. Sobre todo llorar.

Youngjae estaba de vuelta, después de tanto, estaba de vuelta.



REBORN [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora