REBORN [2Jae]

Capítulo 42

Por lógica, alguien que no cuenta sus problemas, por más pequeños que sean, se irán acumulando con los problemas grandes y terminarán colapsando.
Como si de un globo se tratara, mi mente contenía mis conflictos internos siendo estos el aire y mi voluntad sería una mano que aprieta con firmeza la entrada del globo para que el aire no se escape.

Llegué al extremo de que no encontraba sentido alguno en ir a la escuela, por lo que me saltaba toda clase que podía e iba a ese kiosco con la esperanza de volver a ver a aquella chica insolente y darle su merecido por engañarme respecto al señor que no tenía la culpa de nada.

—¿A dónde vas, Jaebeom hyung? —preguntó la firme voz de Jinyoung—. Tu salón de clases no está en esa dirección.

Me atrapó saliendo por debajo de las vallas metálicas de la escuela.

—Eso no es asunto tuyo, Jinyoung —respondí una vez afuera.

Ese chiquillo de cejas gruesas y corte al ras de su cabeza me veía con extrañeza. 

Yo no quería darle explicaciones de nada, él sería quien menos me entendería. Jinyoung a diferencia mía, no le encontraba peros a ir a la escuela, él cumplía con su deber y eso le satisfacía. Cosa que no me pasaba.

—Estás por graduarte, Jaebeom hyung —dijo con un suspiro al verme caminar—. No decepciones a ajumma.

«Graduarse de la escuela secundaria no es la gran cosa, no es el bachillerato».

—Lo sé, Jinyoung.

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Pasaron los meses y hacer novillos ya era una costumbre. 

Mientras mis amigos iban al Arcade a jugar cuando se escapaban, yo vagaba por la ciudad buscando alguna distracción. 
Había empezado a frecuentar a algunos chicos de último año del bachillerato del este de la ciudad que se juntaban en una zona de patinaje. Yo era una especie de mandadero para ellos, iba y venía de las tiendas de conveniencia para comprarles lo que sea que ellos quisieran.
Particularmente no me trataban mal, yo era algo así como un hermano menor, hasta me compraban golosinas o refrescos y me llamaban "Jaebumbummie". Odiaba ese apodo. En serio.

En general, me sentía un poco incluido ya que chicos como ellos tenían problemas al pensar en sus futuros y esa presión de elegir la carrera que los llevará a la vida adulta.

—Mi viejo quiere que estudie una ingeniería, ¿no ve que estoy reprobando matemáticas? En serio no entiendo ese afán de querer decidir por mí.

—Dímelo a mí, bro, yo quiero estudiar gastronomía y mi madre dice que es para chicas.

—Yo quiero entrar tan siquiera a la universidad, ¡sea cual sea la carrera!, pero mis padres quieren que mejor trabaje.

—Yo quisiera tomar un año sabático y ya dan por hecho que quiero ser un mantenido. Realmente quiero el descanso para trabajar y ahorrar algo de dinero, la carrera que quiero no es barata.

Eran opiniones diferentes, yo no tenía respuesta para ninguna de ellas. Ellos nunca hablaban de algo como su futuro, solo decían cosas estúpidas o hablaban de chicas -como los chicos de mi curso-, pero ahora me habían sorprendido.

—¿Tú qué dices, Jaebumbummie?, ¿ya sabes qué estudiar?

Nunca nadie me lo había preguntado antes. Me sentía nervioso.

—Cinematografía —respondí con orgullo y timidez—. Pero ni siquiera me gusta la escuela.

—¡Qué va!, la escuela es temporal, lo peor viene después, o eso dice mi hermano mayor.