Capítulo 10. "No temas romper mi corazón, Miller"

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Jayleen Miller

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué no me fijé antes de contestar esa maldita llamada.

Porque estabas muy ocupada cuidando que tú baba no se cayera mientras contemplabas al bombón que tenías enfrente.

Ah, sí, me había olvidado de eso. ¿Se habrá dado cuenta de que lo espié un par de segunditos mientras se lavaba la cara? Por mi honor espero que no.

¡Pero cómo se le ocurre a él sacarse la camiseta de ese modo!, así sin más, sin una advertencia que diga precaución, persona demasiado sexy, puede causar bloqueos mentales.

Mierda. Inmediatamente reprendo a mi cabeza por tener esos pensamientos. Doy gracias de que mi cara de shock haya quedado oculta tras la camiseta que Dylan me lanzó a la cara, de otro modo no creo que pudiera mirarlo a la cara otra vez en mi vida. Es injusto que un tipo tan imbécil tenga una cara y un cuerpo tan perfectos.

Pensé que reaccionaría peor a lo de la broma teniendo en cuenta la bofetada que le propinaron, porque está claro que no me creyó cuando le dije que no tuve nada que ver. Pero para mí sorpresa no se alteró tanto como esperaba. Ni siquiera sé bien por qué lo ayudé con la estúpida lavadora.

Porque querías verlo sin camisa un ratito más.

¡No es verdad!

Me digo a mi misma que lo hice porque soy una muy buena persona que está dispuesta a ayudar a los demás. Ajá, sí, debe ser por eso.

Contemplo a las personas desde la ventanilla del taxi,las imágenes pasan tan rápido que me marea un poco. Aparto la mirada y examino como voy vestida, espero que no se note que no me esforcé en absoluto por estar presentable. Únicamente llevo unos jeans ajustados con una sudadera blanca y el cabello en una coleta de lado medio despeinada. El atuendo perfecto para ir al supermercado. No a una cita.

Suspiro. Aún recuerdo la voz de Iker hace unos minutos.

Solo es una cena en un restaurante, ni siquiera tienes que vestirte formal.

Gracias de verdad, pero tengo muchas cosas que hacer...— me excusé con la esperanza de que dejara el tema de una vez.

Regresaremos temprano — me cortó — Lo prometo, hace una semana también me dijiste que no Jay ¿Tanto te desagrado?

No. No me desagradaba Iker en absoluto, me gustaba su compañía cuando estábamos todos juntos, pero había una razón por la que nunca contestaba sus llamadas.

Erick me había advertido que su amigo podía ser muy, MUY, insistente, y no se equivocaba.

Es un chico estupendo, pero no tengo el más mínimo interés en salir con él. Aunque acabo de descubrir que también tiene su lado chantajista, porque esa voz apesadumbrada que puso al final me sonó a demasiado ensayo frente al espejo, juro que hasta podía ver su expresión abatida a través del teléfono.

Está bien —  terminé por ceder — Pero no pases por mí, yo llegaré en unos minutos.

— ¿De verdad? — sonó un poco muy emocionado — Gracias, la pasaremos bien, ya verás, te espero.

Gruño al recordarlo. Tengo que ponerle alto a esto hoy mismo.

Mi celular vibra al recibir un mensaje.

Giss: Hey, acabo de pasar por tu casa y Dylan me dijo que no estabas ¿Dónde rayos te metiste? Y lo que es más importante ¿Por qué yo no estoy enterada?

Nadie puede con Jayleen MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora