Jayleen Miller
Les seré sincera. Odio viajar en auto.
Pero amo el paisaje que se va formando al dejar la ciudad atrás.
Me gusta el bosque, el lago, incluso el aire frío.
Y me gusta este suéter. Es muy muy calientito. Y sí, huele a colonia.
— ¿Ya me vas a decir por qué tienes esto? — le pregunto a Dylan mientras tiro de la manga de la prenda hasta cubrir mi mano por completo.
No tengo idea de si me va a responder o no. Va muy callado, y yo diría que aún algo ofendido porque finalmente sí que le tomé unas fotos a Nick, y también a Amber. ¿Qué puedo decir? Entre más variedad, mejor.
— Fué un regalo de mi abuela — contesta — Tomó clases de tejido e intentó hacerle un suéter a mi hermana. Pero no supo calcular las medidas y terminó haciéndolo el doble de grande. Yo era el único al que le quedaba en ese entonces, y.... bueno, no tuve corazón para decirle que jamás me lo pondría.
Joder, que gran historia.
— Tu abuela tiene una imaginación muy curiosa — comento pasando un dedo por los dientes del pingüino como si los estuviera cepillando — Así que, ¿tienes una hermana? — pregunto. Él asiente.
— Dos en realidad, Kayla, la mayor, que está casada y en Europa. Y Malory, creo que tiene más o menos tu edad.
— ¿Y también vendrá a estudiar a Boston el último año?
— No si logra convencer a mi madre de lo contrario. A ella le gusta Springfield.
Sí, lo comprendo, Springfield es una ciudad realmente hermosa. Pero yo me estaba ahogando en ese sitio.
— ¿Y quién de los dos es el encantador de la familia?
— Yo. Obviamente — responde con media sonrisa — Al menos lo era hasta los quince. Después me volví lo que mi padre llama "algo bruto", y Malory usurpó mi puesto.
— O sea que prácticamente eres agua pasada.
El frunce el ceño con indignación.
— Sigo siendo el favorito de mis abuelos — asegura — Nunca lo han admitido, pero sé que es así. Y ese suéter lo prueba. — dice señalandome.
Alzo una ceja.
— Creí que era para tu hermana.
— Pero al final lo tengo yo.
— De hecho, lo tengo yo — alardeo señalando lo evidente — Me sienta mejor que a tí, pero aún así espero un día verte con él, tomar una foto y publicarla en línea.
Sería una auténtica monada.
Dylan solo hace un gesto de exasperación, pero me atrevo a decir que no es algo que lo cabreé en realidad.
— Por supuesto, saldré sonriendo a la cámara — comenta.
Espero por favor que mi ceño esté relajado y no afectado por la extrañeza que siento. Me he dado cuenta de que me está costando más trabajo hacer molestar a Dylan. No es como que lo esté intentando, pero siempre me sale ese impulso involuntariamente.
Quizás estoy madurando.Sí, ya quisieras.
O quizás finalmente nos estamos adaptando uno a la mierda del otro.
* * * * * *
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Nadie puede con Jayleen Miller
RandomJayleen Miller es una joven universitaria de veinte años. Y en el mundo solo existe una palabra que ella adora. "Libertad". ¿Cuántos chicos no desearían decir que no dependen de sus padres? Bueno, Jayleen es lo que se podría describir como independi...