Capítulo 14. "Te has encargado de forjarte enemigos"

63 4 0
                                    

Jayleen Miller

No.

No, mierda, NO.

— ¿Piensas sentarte o estás bien de pie? — inquiere Dylan, con tanta arrogancia como trataría un amo a su esclavo.

Mis pulmones vuelven a llenarse de aire y la voz regresa a mi garganta.

— ¿Qué haces con eso? — pregunto señalando la carpeta que tiene en la mano. carpeta.

Que contiene cosas....ejem, un poco muy incriminatorias.

— ¿Esto? — dice despreocupadamente trazando pequeños círculos sobre la tapa — Es solo algo que encontré por ahí.

— Estaba en mí habitación.

— Ajá.

— ¡¿Y se puede saber quién carajos te dió permiso de entrar a mi habitación y hurgar entre mis cosas?! — exclamo con molestia, para ocultar la leve punzada de pánico que aún no se va de mi cabeza.

Dylan eboza una media sonrisa. Luego apoya los codos en la mesa y me mira fijamente.

— ¿En serio?

— ¿En serio qué? — espeto.

— ¿En serio te molesta el hecho de que yo haya entrado a tu habitación cuando tú eres el diablo en persona?

— ¿En serio crees que vas a salir ileso si te metes con el diablo en persona? — le digo con voz mordaz y una falsa sonrisa inocente.

— Tus amenazas son tiernas — dice con diversión — Teniendo en cuenta tu clara desventaja.

Puff, tierna. Nadie en sus cinco sentidos me calificaría de tierna.

— ¿Y cuál es mi desventaja según tú? ¿Un cuaderno viejo? — digo refiriéndome a la carpeta. Pensándolo bien, no puede hacer mucho con ella. Quizás solo este cabreado, pero no puede ir más allá de enfadarse.

Sin embargo, Dylan no luce afectado, su cara se mantiene serena, como si todo el tiempo del mundo estuviera a su disposición.

— Encontré cosas muy interesantes en ese cuaderno viejo — dice, y no logra ocultar la manera en la que escupe las últimas palabras.

Oouu.

Alguien sí está molesto después de todo. Y le voy a sacar provecho a eso.

— Es increíble ¿verdad? — comento mientras jalo una silla para sentarme en ella — Soy tan creativa — digo tratando de picarlo.

— Lo eres.

¿Khé?! Digo..si lo soy.

— E inteligente — añado estrechando los ojos.

— También — dice Dylan con calma. ¿Y ahora qué diablos le pasa? La comisura de sus labios se tensa en una sonrisa ladina —Pero no más que yo.

Ah, ahí está.

Chasqueo la lengua.

— Es de mala educación autoalabarse — le informo.

Él alza una ceja

— Tú debes saber mucho de eso — dice — Y está bien. Así tendrás algo que contar en prisión.

Ladeo la cabeza y hago un puchero.

—¿Me enviarías a prisión? — pregunto.

— ¿Por qué no lo haría? — responde él cortante.

Nadie puede con Jayleen MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora