Dylan Adams
Pensé que con lo de la lavadora ya habíamos alcanzado algúna especie de tregua. Pero no. Jayleen dejo de ser desmedidamente odiosa una semana para solo ser odiosa y después regresar a su modo de dinosaurio gruñón.
Y vaya que yo no quiero meterme con DinoJay, pero Dios, llevo aquí casi tres semanas y la chica no deja de hacer estupideces. Yo no soy bueno con las bromas ni nada por el estilo, en cambio ella.......bueno, es otra historia. No sé que mierda le puso a mi shampoo para el cabello pero ahora está todo pegajoso y con aroma a algo que parece ser mantequilla. ¡Mi cabello es sagrado, joder, nadie se mete con mi cabello!
Eso dejando de lado que le ha dado por levantarse y poner música a las tres de la mañana. Si, a las malditas tres de la madrugada. Aunque eso solo lo hizo un par de veces. Sospecho que tuvo algo que ver con qué la anciana que vive al lado viniera a reclamarle. Porsupuesto Jay se mostró toda sonrisas y puso una excusa que no alcancé a escuchar, pero dejó satisfecha a la vecina. Después cerro de un portazo y la escuché mascullar al subir las escaleras. Se supone que ya no debería oír con lo vieja que está.
Mentiría si dijera que no me causó cierta gracia. Pero ese humor de Jayleen estaba peor que cuando llegué. Vamos que hace unas semanas no nos tolerabamos y solo nos dirigíamos sonrisas fingidas, pero ahora hasta ese tipo de sonrisas parecían haberse esfumado, sobre todo por su parte. Jayleen estaba cabreadisima por algo, y yo tenía la mala suerte de estar en medio del camino. Genial. Que jodido desastre era vivir con una chica.
Se me escapó comentárselo a Erick antes de clase. Tenía mis reservas con él en cuanto a hablar de Jay, él había dejado claro que era su amiga,pero también sabía que tipo de persona podía llegar a ser. Cuando le conté mis desgracias solo ebozó una sonrisa resignada.
— A decir verdad — dijo — pensé que saldrías pitando de allí en la primera semana. Pero has aguantado como pocos.
— ¿Jayleen ha tenido muchos compañeros de casa? — inquirí para nada sorprendido. Erick asintió.
— Jay es.... — vaciló — ..especial —terminó por decir — Pero creo que sí este asunto te afecta tanto podrías buscar otro lugar donde alojarte ¿no? ¿Cuanto llevas allí? ¿Un mes?
— Casi — dije suspirando con cansancio. A decir verdad había pensado en lo que mencionaba Erick. Mucho.
— He estado buscando algunos lugares — admití — Pero hasta ahora no he encontrado ninguno de mi agrado, tenía una posibilidad pero ese sitio no se desocupa hasta dentro de un par de semanas más.
Yo sabía que si le hacía una llamada a mi padre o al tío Rick ellos solucionarían el problema en medio segundo. Pero no quería acudir a ellos corriendo como un crío de tres años que necesita ayuda con sus problemas.
Erick pareció captarlo aunque no se lo dije directamente porque frunció el ceño por un segundo antes de hablar.
— Si quieres puedes quedarte en nuestro apartamento en lo que se desocupa ese lugar, a Iker y a mí no nos molestaría, tenemos un cuarto libre.
Por un minuto me quedé en shock. ¿Alguien me estaba ofreciendo ayuda? ¿De verdad? Pocas personas con las que coincido se esforzaban alguna vez por ayudarme. A estas alturas ya sabía que Erick era diferente al tipo de gente que solía rodearme pero fue agradable comprobarlo.
— ¿En serio? — pregunté con una ceja enarcada — ¿Sabes a qué tipo de psicópata estarías dejando entrar a tu casa?
Él ebozó una sonrisa ladina.
— No puedes estar más loco que Giselle y Jay juntas, creeme.
Nos reimos un poco de eso.
Pensé en su oferta un momento. No sonaba mal, podía librarme de DinoJay, esperar a conseguir otro alojamiento y seguir con mi vida sin complicaciones.
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Nadie puede con Jayleen Miller
RandomJayleen Miller es una joven universitaria de veinte años. Y en el mundo solo existe una palabra que ella adora. "Libertad". ¿Cuántos chicos no desearían decir que no dependen de sus padres? Bueno, Jayleen es lo que se podría describir como independi...