—¿Tan temprano a la escuela?
Dylan está sentado en el sofá. Con una mano sostiene una taza de lo que parece ser café y en la otra un libro del cuál no alcanzo a ver la portada. Y un detallito más: acaba de arruinar mis planes.
Pensé que estaría, no sé, dormido o al menos en su habitación. ¿Ahora que hago con las cosas que traigo en la mochila? Tenía que cambiar la comida de su refri por algunas cosas que se echaron a perder en mi nevera.
Peeeroo si lo hago ahora podría resultar un poquito sospechoso. Aunque de por si ya es bastante sospechoso que yo me levante temprano, pero eso él no lo sabe.
Recuerdo que me ha hecho una pregunta.—Si-—respondo— Tengo que pasar a casa de una amiga.
En cuanto las palabras salen de mi boca me reprendo mentalmente por estarle dando explicaciones, eso no le importa.
Dejo de prestarle atención y salgo por la puerta.
¿Y ahora a dónde carajos voy?
Después de pensarlo unos minutos decido tomar un taxi a la universidad, pero no entro a clases, pues estas no empiezan hasta dentro de un rato. En su lugar me dirijo a la habitación de Giselle. Ella comparte apartamento con otra chica de la cual no recuerdo su nombre.
Mi amiga abre la puerta con cara de zombie. Su cabello rubio es un desastre y aún no se ha puesto su maquillaje habitual. Sus ojos están rodeados por unas ojeras oscuras.
Se ve realmente.....
Mal.
—¿Qué haces aquí Jay?-—es lo primero que pregunta con voz ronca.
—Wow, que linda bienvenida— replico irónica— Y yo que estaba tan impactante por verte después del coma etílico en el debiste de haber caído ayer.
Giselle gime sobándose un costado de la cabeza.
—No vuelvo a beber en mi vida— murmura desplazando su cuerpo un poco para dejarme pasar.
—Eso dices siempre— le recuerdo mientras me adentro en su habitación. Noto de inmediato que está vacía. Su compañera debe haber pasado la noche en otro lugar.
Como estoy en total confianza enseguida me abalanzo sobre la cama. Un suspiro escapando de mis labios a la vez que cierro los ojos. Tumbarse sobre un colchón y estirar la espalda es de los mayores placeres de la vida.
—Todavía no me dices qué haces aquí tan temprano— me recuerda Giselle— Y no es que me queje, pero es una rareza que tú te levantes más temprano de lo necesario.
Tiene razón.
—Es que si era necesario— le digo— Tenía algo importante que hacer, pero no contaba con que Dylan se despertaría tan temprano. Así que... aquí me tienes hasta que surja otra oportunidad de hacerlo llorar.
Giss frunce el entrecejo mientras pasa un peine sobre su cabello.
—¿Tan rápido lo haz odiado?— inquiere— Llegó a tu casa ayer ¿no?
—Si—coincido—No es que lo odie precisamente. Es solo que....tiene..... algo. Que al parecer me desagrada mucho.
Giss pone los ojos en blanco.
— Todas las personas que nos cruzamos en el camino tienen algo que te desagrada, pero que no sabes lo que es.
—Esta vez es diferente— me defiendo.
—Ah, ¿sí?— alza una ceja— . ¿Y qué es ese algo que te desagrada tanto?
No tengo la menor idea.
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Nadie puede con Jayleen Miller
De TodoJayleen Miller es una joven universitaria de veinte años. Y en el mundo solo existe una palabra que ella adora. "Libertad". ¿Cuántos chicos no desearían decir que no dependen de sus padres? Bueno, Jayleen es lo que se podría describir como independi...